Ciudad de México, 18 de septiembre de 2025. Con motivo del aniversario de los sismos de 1985 y 2017, el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) destaca que la prevención y rehabilitación de edificaciones son fundamentales para reducir riesgos futuros y fortalecer la resiliencia urbana, es primordial la evaluación de la salud estructural para proceder con las medidas de reforzamiento estructural conducentes a fin de proteger vidas y evitar pérdidas económicas en ciudades y regiones de México que están altamente expuestas a la actividad sísmica.
Cabe destacar que México cuenta desde 2023 con la Norma Técnica Complementaria para Evaluación y Rehabilitación de Edificios Existentes, que establece criterios modernos de diseño, evaluación y reforzamiento. Además, cada seis años se actualizan los códigos de construcción; normas más estrictas clasifican más edificios como estructuralmente insuficientes, especialmente hospitales y unidades habitacionales.
Por lo anterior, en el seno del Comité de Seguridad Estructural del CICM se hace énfasis con el cumplimiento cabal del Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal (Ciudad de México)y sus Normas Técnicas Complementarias, dado que se han tenido avances importantes en materia de ingeniería sísmica, que se han vertido en estos cuerpos normativos. No obstante, todavía se tienen áreas de oportunidad orientadas a reducir las incertidumbres en el proyecto de las construcciones ante un fenómeno que no se puede predecir como es el sismo.
Estas disposiciones, sumadas al uso de tecnologías como sensores, drones y sistemas satelitales, permiten monitorear riesgos, prevenir accidentes y optimizar la gestión de desastres. Hospitales, escuelas, vecindades y unidades habitacionales se mantienen como prioridades de intervención, al concentrar poblaciones numerosas y vulnerables.
Frente a estos antecedentes, el CICM destacó que la prevención es más eficiente que la reconstrucción. Reforzar un edificio reduce riesgos de colapso, protege vidas y evita pérdidas económicas mayores. Para lograrlo, la responsabilidad debe ser compartida entre propietarios, autoridades y el sector inmobiliario, quienes pueden apoyarse de incentivos fiscales, fondos de garantía y seguros que promuevan la seguridad estructural.
Ahora bien, se debe tener presente que los sismos de 1985 y 2017 dejaron varios edificios con diferentes niveles de daño, por lo que varios de ellos ofrecen cierta vulnerabilidad, la cual tienen que ser atendida con trabajos efectivos de rehabilitación. Aunado a lo anterior, las edificaciones de la Ciudad de México también suelen sufrir hundimientos diferenciales y deterioro en sus materiales constructivos, lo cual contribuye a reducir su vida útil e incrementar su vulnerabilidad ante sismos futuros.
En 2024 ocurrieron en México 33 mil 396 sismos en todo el país, un promedio de 91 al día, según investigadores de la UNAM. Datos oficiales reflejan la magnitud de los terremotos; el devastador evento del 19 de septiembre de 2017 afectó a más de 25,000 viviendas, 1,132 escuelas, un hospital y 13 inmuebles catalogados, con una inversión de 15,755 millones de pesos en reconstrucción. A nivel nacional, las pérdidas económicas directas ascendieron a 88,439 millones de pesos, concentrando casi la mitad en la Ciudad de México.
De lo anterior, la importancia de contar con protocolos de actuación en casos de emergencia. ElProtocolo de Actuación Post-Sísmica del CICM organiza brigadas de ingenieros civiles voluntarios para la inspección de viviendas y oficinas tras un sismo, a través de un esquema estructurado en cinco fases: ocurrencia del sismo, activación del protocolo, integración de brigadas, inspección de daños, dictaminación estructural y rehabilitación. Durante el sismo de 2017, este mecanismo permitió desplegar 35 brigadas con más de 700 voluntarios que revisaron 2,500 estructuras en la capital.
Por lo tanto, ante un fenómeno devastador como un terremoto, es fundamental la seguridad sísmica de las construcciones, la cual debe asumirse como una responsabilidad compartida, desde el propietario, proyectista y las autoridades que regulan las construcciones. Además de refrendar que la inversión en la prevención y reforzamiento de edificios, contribuye a proteger vidas, reducir costos y garantiza la continuidad de la vida urbana.