Con información de la UNAM
En un departamento del edificio Chihuahua en Tlatelolco, en medio del denso humo del cigarro y decenas de expedientes legales, una mujer ha planeado una y otra vez su venganza. Armada con una fotografía, busca desde la noche del 2 de octubre de 1968 al militar que asesinó a su hermano, una de las tantas víctimas de ese día. Una nueva pista en el caso abre la puerta para que, por fin, después de tanto tiempo sus planes puedan concretarse.
No nos moverán (2024), dirigida por Pierre Saint-Martin –egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, ahora Escuela Nacional de Artes Cinematográficas– y protagonizada por Luisa Huertas –egresada y docente del Centro Universitario de Teatro–, recibió recientemente cuatro premios Ariel –reconocimiento que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC)–, de las 15 nominaciones que tuvo.
El Mejor Guion Original para Iker Compeán Leroux y Saint-Martin; Mejor Ópera Prima, Saint-Martin; Mejor Actuación Femenina, Huertas, y Revelación actoral para José Alberto Patiño, a su vez egresado de la Facultad de Filosofía y Letras.
Fue la tercera cinta más premiada en los Arieles –tan sólo después de Pedro Páramo (2024), que se llevó siete galardones, y La cocina (2024), con cinco–, que culminó con la coronación de Sujo (2024), coproducida por la Universidad Nacional, como Mejor Película.
Y las buenas noticias para el largometraje no terminaron ahí, unos días después de la premiación y con la conmemoración del 2 de octubre a la vuelta del calendario, la AMACC anunció que el proyecto fue seleccionado como el representante de México en los Premios Oscar y en los Premios Goya 2026.
Para Pierre Saint-Martin lo generado por la cinta hasta el momento –además de los reconocimientos, ha recaudado en taquilla más de un millón y medio de pesos y 23 mil espectadores– es una muestra del talento del equipo y la pasión que éste inyectó al filme, además espera mantener la inercia positiva para competir internacionalmente el próximo año.
“Los reconocimientos nos ayudan a empujar la película en esta etapa que todavía tenemos de promoción. Ganar Mejor Ópera Prima para el equipo de No nos moverán es un reconocimiento a todo el proyecto. Era importante obtener ese reconocimiento en una competencia tan fuerte y, finalmente, en una fiesta del cine. Es una suerte y estamos muy agradecidos de haber contado con él”, subrayó el cineasta.
En el caso de Luisa Huertas (nunca olvidar la s en su apellido porque ella “no está emparentada con traidores”), como una de las veteranas de la actuación, la experiencia del Ariel no fue novedosa. Ha sido nominada en otras cuatro ocasiones y lo ganó en 1989 por su desempeño como Mejor Actriz de Cuadro en Mentiras piadosas, de Arturo Ripstein. No obstante, las expectativas de su posible triunfo a lo largo del evento se mantuvieron altas.
“La primera vez (que gané) estaba dando función, así que no pude asistir a la ceremonia. Y fueron mi hermana, mi hija, que era muy pequeña, y mis sobrinas a recibirlo. Cuando estaba terminando la función, como no había celulares, llegaron a avisarme que me lo había ganado y Héctor Bonilla paró el aplauso y anunció mi Ariel”, recordó la maestra.
“En esta ocasión, estaba muy emocionada, pero también tenía mucho temor. Para nosotros las 15 nominaciones al Ariel han sido un regalo. Tenía muy claro que los que nos llegaran iban a ser buenos. Fueran para quienes fueran. Pero escuchar mi nombre, realmente fue muy emocionante. Me dio mucho gusto y me lo entregaron, además, dos personas que quiero mucho: Roberto Sosa, a quien conozco desde que estaba en la panza de su mamá, y Karina Gidi. Ya sabía lo que quería decir, incluso había escrito un papelito, pero con los nervios nada más lo hice bolas y se me olvidó justamente mencionar a la licenciada Silvia Castellanos (madre de Pierre), que es la inspiradora de todo esto”.

No se olvida
Tanto Saint-Martin como Huertas señalaron que uno los aspectos más interesantes generados alrededor de la película después de su estreno, es la manera en que los jóvenes interactúan con ella y el legado de lo sucedido en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, ya que muchos de ellos –como lo han expresado en redes sociales o de manera personal con los involucrados– no tenían pleno conocimiento del acontecimiento.
“El guion de Pierre e Iker es muy bueno, con una mirada muy interesante desde la actualidad sobre lo que pasó el 2 de octubre y las secuelas que ha dejado en la población, en quienes lo vivimos de diferentes maneras”, comentó la intérprete.
“Yo lo viví como estudiante de la Escuela de Teatro del INBA –agregó–, pero las personas que perdieron a gente ahí, que supieron que habían sido asesinadas y, peor aún, las que no supieron qué había pasado con su gente, eso es lo más doloroso. Al leer el guion, todo esto estaba presente con inteligencia, con sensibilidad. Me involucré de inmediato”.
Sobre el proceso del libreto y el acercamiento que han tenido los jóvenes cinéfilos a éste, Saint-Martin subrayó: “Que haya más jóvenes acercándose a la película, y especialmente con energía hacia la trama principal del hermano de la protagonista, me hace pensar que son estudiantes, pero también me lleva a reflexionar en la visión artística e histórica que tiene Luisa Huertas. Es muy impresionante, porque ella fue la que apuntó desde el guion que quería una explicación un poco más explícita al respecto de lo ocurrido el 2 de octubre del 68. Yo creía que era una cosa obvia y que todo el mundo sabía y que no hacía falta, sobre todo, para los jóvenes. ‘Déjame pensarlo’, le dije”.
Y continuó: “Ella me propuso una escritura, yo le di una manita pero en realidad fue una cosa que Luisa, casi de su puño y letra, colocó en la película. Y puede parecer una nimiedad, pero ella es una militante, una persona que es una luchadora social, una educadora en el más amplio sentido de la palabra, y una artista. Una triangulación muy impresionante con la que ella pudo ver la necesidad de eso”.
Al respecto, Huertas mencionó que lo acontecido en 1968 “es una herida que nos ha acompañado por 57 años, y lo peor es que se han abierto muchas otras. Acabamos de pasar el 26 de septiembre y desde hace 11 años no sabemos qué pasó en Ayotzinapa, pero hay muchas otras cosas en medio: el halconazo del 10 de junio, la guerra sucia, Aguas Blancas, Acteal y todos los desplazados actuales, gente que sacan de sus comunidades los grupos delictivos o autoridades. Lo único que podemos decir es que la lucha sigue, porque no sólo hay heridas abiertas, sino que se están abriendo más. La película habla de la sed de justicia. Ese es el leitmotiv de Socorro: vengar la muerte de su hermano. Ya cómo se resuelve en la película es otra cosa”.
“Son cosas que los jóvenes deben tratar de averiguar, porque se enteran que siempre hay una marcha el 2 de octubre y que no se olvida. Pero, ¿por qué? Creo que nos toca a las otras generaciones, desde las aulas hablar de este movimiento estudiantil y su historia, porque no fue por papel higiénico. Tenía un pliego petitorio cuyo primer punto fue la libertad a presos políticos. Comenzaba por esa exigencia de libertad y democracia”, recalcó Huertas, ante lo que Saint- Martin remató: “2 de octubre no se olvida”.
Créditos a la UNAM