“El Hijo del Camionero”
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Coordinador del Grupo de Estudio y Análisis
Político Económico de Nezahualcóyotl
@MRODOLFO_CID
Nuevamente es un gusto enorme dirigirme a ustedes, en esta ocasión ofreciendo una sincera disculpa, no me fue posible acabar la investigación de la situación actual de Argentina, para presentárselas hoy, debido a que, durante mi traslado al trabajo, literalmente “me pasó un tráiler encima”, no obstante, en cuanto me recupere, cumpliré el compromiso, poniendo un trabajo decente a su consideración, respecto a ese tema.
Para suplir, pongo esta disertación para su análisis y reflexión, con el animo de construir y aportar a la libertad del pensamiento de todos, asi mismo la dedico a mi padre y madre, personas que realmente comprometieron la propia vida, por luchar por esa libertad de pensar:
La mayor de las mentiras de nuestra sociedad es la afirmación de que esta basada en la libertad individual de la conciencia y del pensamiento, lo que se nos ofreció como el valor máximo de la democracia de nuestro tiempo; esa fue la carta de presentación ante las naciones avanzadas de occidente, la solución a todos los problemas.
En los tiempos del cambio democrático, situación eternizada, en la que la democracia plena es esperada, pero nunca llega, se buscó atraer a la gente con la frase de la escritora inglesa Ewelyn Holl, que decía «yo no comparto sus ideas, pero estoy dispuesta a morir por su derecho a expresarlas», y para que dicha frase tuviera más efecto, se enmarcó en una mentira, adjudicándosela a Voltaire, en medio del sistema imperante entre 1932-1982 y que hoy esta más vigente que nunca, sometidos a la excesiva censura estatal, se ofreció la opción de la idea impresa.
Con el tiempo es claro que hay que leer entre líneas, pero todavía una cantidad enorme de electores no cuenta con elementos para entender la lógica de la idea impresa, ante la falta de información fidedigna y verificable, donde la opinión de unos, se nos impone como la realidad de todos, por lo que no es creíble la existencia plena de la “libertad del pensamiento”, se nos moldea para que pensemos en consonancia a los intereses de los grupos de poder; unos mienten para convencer al publico y otros responden a ese embate, también mintiendo, en una estructura, manejada por los mejores expertos, que ofrecen “infinidad de matices, pero del mismo color”, esta de sobra decir que el color, es el neoliberalismo o dicho de otra forma, “la opción de distintos caminos, que al final, llegan al mismo destino”, todo se definen siempre por el mismo poder, del poder que combatimos no sólo por años, sino por generaciones, donde los de mayor conciencia, se han dado cuenta, que ese poder se debilita, tiene la capacidad de cambiar y volver a potencializarse.
“Las libertades que nos canjearon por nuestros sueños, resultaron ser más que nuevas formas de mantenernos sometidos al mismo régimen, que no cambia de color, sólo lo hace de matiz”
Hoy por todos los medios legales y de comunicación, se nos dice que existe la libertad de expresión, no obstante cuando esas ideas se expresan públicamente y además son discordantes con la verdad oficial (entiéndase la “verdad” de gobiernos, dirigencias de partidos políticos o directivas de organizaciones diversas), de inmediato comienza a funcionar un dispositivo violento tendiente a desvirtuar, contener o incluso destruir esa idea, pero buscando a su vez tener un segundo efecto, garantizar el terror suficiente para que nadie más disienta y por el contrario, se imponga la verdad del poder sin mayor contratiempo.
Es curioso, la sociedad se interesó en el cuento de la libertad de las ideas, justamente en el tiempo en que el pensamiento todavía representaba un valor y cuando en el mundo entero no existían espacios más críticos y analíticos que las cocinas de nuestras casas, o la zona de comedor en las oficinas, y que eran espacios muy bastos de discusión y cultura, sobre todo cuando convergían personas con voluntad, alta preparación y experiencia, las que nos aportaban mucho, constituyéndose en las plataformas donde comenzaban los grandes movimientos, las luchas importantes.
La discusión entre amigos y gente valiosa siempre procuró la existencia de ideas, sobre lo moral y políticamente humano; las ideas como base del quehacer político, situación que hoy no existe.
En la parte institucional de nuestras vidas enfrentamos la censura política, al ser inquiridos por verdaderos delincuentes que, con argumento de estudiante reprobado de secundaria, buscan quebrar con las ideas que rompen con el guion cupular, que si bien es cierto dichas ideas pueden resultar no ser las más apropiadas o lo ideal, surgen de la libertad de conciencia, del rigor profesional y sobre todo de la recta conciencia ciudadana, elementos que irritan a los dictadores democráticos de nuestro tiempo.
Si la historia de los mexicanos es extensa, resulta inconmensurable la historia de la humanidad, dicha historia muestra que el mundo y la política son espacios muy bastos, los que se recorren devorando los mejores libros de los grandes autores y viajamos en el tiempo, revisamos la historia del ser humano y por ende se entiende que la misión del humanista cristiano, es salir a conquistar en función de valores, los más altos estándares de bienestar para la gente, a través de un estado fuerte donde la sociedad sea altamente participativa, el gobierno realmente representativo y el espacio nacional, el lugar común de convivencia, altas metas que los fabricantes de opinión, buscan a toda costa no seas alcanzadas.
Hoy los fabricantes de opinión los que están carentes de rumbo y sin una base intelectual adecuada, ofrecen a México un océano de información originada en el YouTube, en el Facebook o en “X”, carente de cualquier rigor científico, practico o ético, tendiéndonos una trampa donde cualquier pensamiento perece en la oscuridad sin ver nunca la luz; pareciera que ya nadie está dispuesto a combatir las ideas con las ideas, las ideas se silencian, se anulan, se disuelven en medio de actos violentos, donde los violentos después de sus agresiones, ofrecen abrazos, disculpas y afirman “que solo preguntaron”, pasando por victimas ante sus cómplices, pero causando un daño enorme, otros, ya no expresarán públicamente sus ideas, por miedo a ser sujetos de esa agresión sin límites.
La democracia que nos ofrecen estos fabricantes de opinión es una dictadura de lugares comunes en el discurso y de conceder esos lugares en el espacio público, presentando esta conducta nefasta como algo limpio, aséptico y futurista, despojado de cultura, de memoria, de un pasado, del aprendizaje y de lo humano; la humanidad sobra en el espacio político que nos ofrecen.
Para asegurar el triunfo de la máquina transhumana, los fabricantes de opinión ofrecen las redes sociales como un espacio de libertad sin límite, del encuentro entre diversas culturas, donde curiosamente subsiste todo, menos la interacción personal y el flujo valido de ideas e información científica y éticamente correcta.
Todo ello me lleva a recordar las acciones de los gobiernos “democráticos”, cuando autoridades legalmente electas, reprimen brutalmente a los que disienten, hechos que quedan grabados en video digital, pero que no duran en YouTube más de 10 minutos antes de ser eliminadas; mientras tanto, a esos demócratas les persigue su preocupación por Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero no dudan un solo segundo en lastimar a sus correligionarios que no piensan o tienen ideas acordes a sus fabricaciones.
En el mundo civilizado de ahora, está prohibido pensar, es aceptado un solo punto de vista, es proyectado solo un tipo de imágenes, normalmente de situaciones falsas, que ya es lo de menos, y cualquiera que trate de cuestionar las verdades superiores dictadas por los “grandes demócratas”, en el mejor de los casos, solo perderán sus espacios de participación política.
“Los puntos de vista no acordes al punto de vista de la jerarquía son anulados de forma infame de los espacios públicos de discusión, ya que criticar a la jerarquía y a los jerarcas, equivale a poner en duda la existencia de Dios entre creyentes, las hogueras para los herejes están ardiendo en chats y en cualquier espacio común”.
En el mundo de hoy ejemplos sobran, la ley es la ley según conviene a cada grupo y se aplica o no aplica a conveniencia, acaso no es verdad que la ONU, condicionó legalmente la existencia del estado libre de Israel, a la existencia del estado libre de Palestina, luego entonces, porque no se considera este aspecto en el análisis del problema de medio oriente, o también que no fue cierto, que tras la disolución de la URSS, con determinaron como ilegales los movimientos territoriales entre republicas, que se hubieren materializado entre 1922 y 1970, entonces porque entonces, porque los propietarios de las democracias de occidente, le niegan a Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, el derecho de retornar a su patria.
No es necesario ir al otro lado del mundo para encontrar ejemplos, en México bajo criterios absurdos, se evita que la gente tenga los candidatos por los que realmente desean votar, cumpliendo aquella máxima que dice “la gente puede votar libremente ….. por quien yo diga”
Los poderosos medios de disuasión que esgrimen los fabricantes de opinión, basándose en el no reconocimiento y desacreditamiento del interlocutor, apoyados por las últimas tecnologías de la imagen se vuelven una verdadera arma de destrucción masiva de conciencias sin precedentes, por ello hay que tener cuidado con lo que ellos recomiendan ver o con sus propuestas de falsa capacitación, cuyo único objeto es des adoctrinarnos de los principios y valores de la sociedad.
Al final debe guiarnos un ideal superior, el deber resistir a los embates de los fabricantes de opinión, proponiendo más ideas, imponiendo más conciencia libre, hasta lograr la construcción de un criterio libre y propio, formado con base en verdades, que nos permitan construir proyectos y con ello una Nación, donde el votar es solo un medio y no el fin tal y como nos pretenden hacernos creer.
El fin, siempre será el establecimiento legitimo de la voluntad popular a través de autoridades para tal fin y no para que dichas autoridades impongan la voluntad de los menos a los más o menos para que sometan los intereses de los más a los menos.