Duelo: cómo impacta en el cerebro, las emociones y el cuerpo

Con información de la UNAM

El duelo, entendido como el proceso emocional tras la pérdida de un ser querido, no solo afecta lo psicológico: también transforma el cerebro, las emociones y el cuerpo. Este fenómeno complejo involucra sistemas neuronales, hormonales, conductuales y sociales que explican por qué su impacto puede sentirse de manera integral.

Cambios en el cerebro durante el duelo

Cuando una persona enfrenta una pérdida significativa, especialmente si existía un fuerte vínculo afectivo con el fallecido, se activan en el cerebro circuitos relacionados con la tristeza, la introspección y el recuerdo, comentó Hugo Sánchez Castillo, maestro de la Facultad de Psicología de la UNAM. Se ha observado que áreas como el sistema límbico, encargado de regular las emociones, y la corteza prefrontal, que participa en la toma de decisiones y el control de impulsos, sufren alteraciones temporales.

El duelo impacta al cerebro, las emociones y el cuerpo, de acuerdo con especialistas de la UNAM.

“El duelo activa circuitos cerebrales vinculados con la tristeza y la memoria, lo que explica la intensidad del proceso emocional”, señaló Sánchez Castillo.

Uno de los fenómenos más comunes durante el duelo es la rumiación mental, es decir, la repetición constante de pensamientos sobre la pérdida, los últimos momentos compartidos, los «hubiera» y las memorias del ser querido. Esta actividad mental está estrechamente vinculada con patrones similares a los observados en episodios depresivos.

“No es casual que muchas culturas han desarrollado rituales —como los rezos durante nueve días o los periodos de luto— que permiten a las personas vivir este proceso de introspección y recuerdo de manera contenida y socialmente compartida”, explicó el académico de la UNAM.

El papel de los neurotransmisores en el duelo

Desde el punto de vista neuroquímico, el duelo no puede explicarse a partir de un solo neurotransmisor. En realidad, es el resultado de un “cóctel neuroquímico” en el que participan sustancias como la serotonina, la dopamina, el GABA y la oxitocina. Estos compuestos están relacionados con la regulación del estado de ánimo, la percepción del placer, la ansiedad y la vinculación afectiva.

“Durante el duelo puede producirse un desequilibrio neuroquímico que genera vacío, ansiedad o pérdida de interés por la vida cotidiana”, explicó Sánchez Castillo.

Cuando este desequilibrio no se resuelve de manera natural con el tiempo, puede derivar en cuadros clínicos como depresión mayor, ansiedad o incluso estrés postraumático.

Consecuencias físicas del duelo

El impacto del duelo no se limita al plano psicológico o cerebral. También existen manifestaciones físicas importantes, siendo una de las más conocidas el síndrome del corazón roto. Este fenómeno, médicamente denominado miocardiopatía por estrés, ocurre cuando una emoción intensa provoca una disfunción temporal en el corazón.

“El duelo puede debilitar el sistema inmunológico, alterar el ritmo del sueño y el apetito, generando vulnerabilidad física frente a otras enfermedades”, advirtió el especialista de la UNAM.

Aunque suele ser reversible, en casos extremos puede llevar a la muerte, sobre todo en personas mayores con sistemas fisiológicos más deteriorados.

El duelo en diferentes etapas de la vida

La manera en que se vive el duelo varía considerablemente según la edad, el nivel de madurez emocional, la red de apoyo y la historia personal.

  • Niños: el cerebro es más plástico y tiene mayor capacidad de adaptación, pero también es más vulnerable al trauma. La falta de comprensión de la muerte, sumada a una red social limitada, puede hacer que los efectos del duelo sean más duraderos si no se atienden adecuadamente.
  • Adultos mayores: el desgaste natural de los sistemas fisiológicos puede intensificar el impacto, sobre todo ante la pérdida de una pareja de muchos años. En este grupo, el duelo se vive con mayor intensidad física y emocional.

Psicoterapia: una herramienta para atravesar el duelo

Las emociones no son ajenas al cuerpo, sino que se producen en el cerebro y tienen una base física tangible. Por ello, las intervenciones psicoterapéuticas no solo tienen un efecto en la conducta o en los pensamientos, sino también en el sistema nervioso central.

“La psicoterapia basada en evidencia ofrece herramientas para reestructurar el pensamiento, regular emociones y encontrar un nuevo sentido tras la pérdida. Por eso es importante no minimizar la necesidad de atención profesional, especialmente cuando el duelo se prolonga o se manifiesta de manera disfuncional”, mencionó el maestro de la UNAM.

Un terapeuta bien capacitado puede ayudar a restablecer el equilibrio emocional, reducir la rumiación mental y prevenir complicaciones como la depresión o la ansiedad crónica.

¿Cuándo buscar ayuda psicológica?

El duelo es un proceso natural, y en la mayoría de los casos se supera de forma gradual. Sin embargo, si después de tres a seis meses la persona no logra reincorporarse a su vida cotidiana y persisten síntomas como tristeza extrema, pérdida de interés, desesperanza o pensamientos autodestructivos, es momento de buscar ayuda profesional.

También deben mantenerse bajo observación aquellas personas con antecedentes de trastornos emocionales, pues son más propensas a que el duelo se complique.

Síntesis

El duelo es un proceso que afecta de manera integral al cerebro, las emociones y el cuerpo. Reconocerlo, acompañarlo y atenderlo con ayuda profesional cuando es necesario permite transitar la pérdida con mayor resiliencia. La UNAM subraya que buscar atención psicológica no es debilidad, sino un paso fundamental hacia la recuperación.

Créditos a la UNAM.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí