¿Cómo entenderlo en un justo contexto y no incurrir en endeudamiento?
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Presidente de la Junta de Enlace Ciudadano, para el
Análisis de Temas Económicos y Sociales de
México y Nezahualcóyotl
@MRODOLFO_CID
En México el gasto social no es un rubro, sino que es la suma de diversos rubros del presupuesto de egresos que impactan directamente en el bienestar de los segmentos de la sociedad, propiamente de los más pobres. En la presentación administrativa del presupuesto, es donde mejor se puede apreciar la distribución del gasto, mismo que se puede dividir en programas de asistencia social, donde actualmente se aplica el mayor componente y obra pública específica en donde se ha reducido sustantivamente, en su conjunto tiene por objeto garantizar una mejor distribución del ingreso, ser solidarios y subsidiarios con los grupos más vulnerables económicamente y palear los estragos de la pobreza, sin que se genere compromiso político, bueno, así debería de ser.
En caso de la Federación Mexicana, la secretaria del Bienestar es la encargada de administrar e implementar las políticas del ramo, ya sea de propia autoridad o en coordinación con otras, como es la de Salud, Educación Pública u Ordenamiento Urbano, a su vez tiene su réplica a nivel estatal o como Dirección a nivel municipal.
A pesar de que existe toda una estructura, incluso entramada en la constitución, aunque rompe con los principios de la teoría de Kelsen en la que esta se basa; la situación de la pobreza en México y el Desarrollo Social, enfrenta un problema estructural, ya que la política en la materia, se ve ajena a la política económica, cuando el Desarrollo Social es parte integrante de la política económica, aún más,es el propósito y el objeto de la política económica; derivado de ello, puede entenderse el fracaso de la política de gasto social, ya que no es vista como parte integrante del Desarrollo Económico, por lo que único que logra es financiar a perpetuidad la pobreza, o hasta que el nivel de endeudamiento público lo permita.
La Comisión Económica para América Latina, establece que el gasto social engloba las áreas de educación, cultura, previsión y protección social, vivienda, desarrollo urbano, trabajo, salud y saneamiento; aunque es claro que, en el caso de México, de manera sustantiva solo se financian transferencias, sin ningún propósito ya que son incondicionales, mientras que de manera notoria, las demás áreas de acción se degradan de manera rápida, poniendo en riesgo toda la estructura de la seguridad social.
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el gasto social es la provisión de beneficios y contribuciones financieras de las instituciones públicas, a comunidades e individuos con el fin de brindar apoyo ante la adversidad que afecte su bienestar; de hecho, en México el gasto identificado como social en el presupuesto, promedia el 60% del mismo, con un énfasis totalmente puesto sobre las transferencias.
Un comparativo respecto a la media de la OCDE en materia de Gasto Publico, deja claro que México está por debajo de la media del organismo.
El Gasto Social financia áreas tales como: Adultos mayores, Empleo temporal, Becas para Estudiantes de Diversos Niveles educativos, Migrantes, mujeres y Adicionalmente IMSS Bienestar, junto con proyectos productivos de distintos tipos y beneficiarios.
En materia presupuestal, es esencial reconocer el sentido común que el privilegio de unos siempre es la pérdida de otros; el debate fiscal debe comenzar con un examen sobre el gasto público, es decir la manera en que el gobierno debe enfrentar el problema de la pobreza y la justicia económica; si se exige más gasto de carácter no económicos, es decir, aquel que no propicie el desarrollo de las personas y de la sociedad, se constituirá en una carga cada vez más pesada conforme no haya capacidad de generar nuevo valor, porque tendrán que aportarse más impuestos especiales, más impuestos sobre consumo y más impuestos sobre ingresos, tal como se observaran para el ejercicio fiscal del año 2026 y rebasando toda probidad tal cual ya se observa, un aumento sustantivo y peligroso del endeudamiento público, que otras generaciones tendrán que pagar, pero que indudablemente significará cancelar subsidios y transferencias.
A partir de un nivel de gasto público, empieza la desviación de recursos escasos que podrían destinarse a usos más productivos por agentes individuales. Los dos quintiles con menores recursos económicos de la población reciben, en términos per cápita tan solo 21% de los beneficios fiscales destinados al rubro de “gasto social”, mientras que los dos primeros quintiles de la población reciben 40% de estos beneficios. Esta regresividad es patente, pero es también el resultado natural de prácticas presupuestales clientelares,inercias en la asignación de recursos, y la ausencia de transparencia en la gestión del gasto público.
El reto no es re-distribuir la riqueza, bajo el mito servicial del gasto social, sino distribuir oportunidades de crecimiento. En el largo plazo, la política pública exitosa debe atacar problemas estructurales con soluciones estructurales, por tanto, no solo se trata de cambiar el marco jurídico para lograr crecimiento o competitividad o confianza, que como podemos observar en la actualidad, se ha logrado exactamente lo contrario, sin que se materialice la enorme riqueza potencial de nuestra nación, en riqueza que permita a los habitantes lograr un mayor nivel de vida, y vivir mejor, es decir riqueza real, que para este año 2025, una vez más no será posible, ante un crecimiento tendencialmente igual a cero.
“Si el gobierno le quisiera dar un salario mínimo por familia a la mitad de la población, esto costaría sólo 10% del presupuesto federal. En lugar de ello el gobierno gasta cinco veces esa cantidad en “gasto social” y los pobres siguen ahí; hacer transferencias monetarias directas “para que les alcance,” sin fomentar crecimiento y desarrollo económico no ayuda efectivamente a la población, no reduce el crimen, pero mejora la percepción de la justicia de la sociedad.
fenómenos como el crimen, y el paro no se ven reducidos, ya que no existen oportunidades reales de progresos y dan pie a un estado grave, que arrastrará tarde o temprano a toda la sociedad a un estado de regresión: El Endeudamiento.
La deuda es un mecanismo que provee a los gobiernos de recursos para “financiar al presente con cargo a ingresos futuros”, por lo que cuando se realiza en el marco de parámetros estrictos como es atender el entorno económico para vigilar el comportamiento de la tasa de interés, que el proyecto a financiar genere un impacto positivo en la economía real en el que la razón costo beneficio sea favorable y por último que ese proyecto genere tasas directas o indirectas de retorno que permitan amortizar el financiamiento del proyecto, aseguran pagar ese endeudamiento, tal es el caso de Japón, donde un endeudamiento público equivalente a un 200% del PIB no representa como tal un problema de presupuesto o bien de finanzas públicas, no obstante ese mismo caso enseña que anqué el endeudamiento sea responsable y eficiente, tiene un límite, lo que no ocurre en México, donde el endeudamiento se esta adquiriendo para financiar gasto improductivo o por lo menos “no detonante o que funcione como acelerador”
A pesar del éxito de Japón o bien algunos de los países del sureste asiático, concretamente Singapur, donde los recursos obtenidos a través de deuda han generado grandes proyectos de desarrollo capaces de pagar la deuda que los financio y su servicio, es necesario regresar a México, donde parece que se ha actuado en sentido inverso,simplemente los ingresos obtenidos por endeudamiento se han diluido prácticamente en la nada y posteriormente el servicio de ese endeudamiento genera colapsos económicos, al hacerse insoportable el servicio de esa deuda.
México enfrenta presiones de finanzas publicas por el manejo de su política de deuda como herramienta para el desarrollo de hecho, ha sido tal su impacto que, por diversos motivos y manejos, dicho instrumento empuja al país a una quinta década perdida (1982-1990; 1994-2002; 2004-2008; 2010-2017 y 2020-2030). En este marco se enfrentaron tresgraves acontecimientos, es decir, las crisis financieras de los años ochenta, estas, aunque difieren profundamente de las crisis de los noventa, se explican, esencialmente, por la magnitud del servicio de la deuda externa y la obligación del país de financiarlo a partir de recursos propios. En contraste, las segundas se originaron por la fuerte liberalización y desregulación financiera externa, que paradójicamente condujeron al estallamiento del endeudamiento externo que se adquirió para financiar esa apertura y ahora, se enfrenta una fuerte presión de gasto, ya que este se encuentra en una tendencia aritmética de aumento, ante ingresos que crecen a un menor ritmo, o simplemente no crecen.
Así como para las personas y las familias, para para los gobiernos, es necesario el financiamiento por deuda con el fin de enfrentar inversiones en el presente con ingresos futuros, no son recursos adicionales sino sustitutivos, dichos recursos deberán ser factor de desarrollo de manera que generen los recursos para el pago de esas deudas, lo que es evidente que en México no ocurre.
El financiamiento por deuda no funciona por si mismo, opera con una combinación con recursos con otras fuentes, que en México se establecen en la ley de ingresos de la federación, que a su vez tiene su origen en la estructura del presupuesto de ingresos, el que se desglosa en cuadros generales por rubros de la siguiente manera: 1.- IMPUESTOS, siendo estos de 9 tipos; 2.- CUOTAS y APORTACIONES DE SEGURIDAD SOCIAL, divididas estas en cinco subrubros; 3.- CONTRIBUCION de MEJORAS que son dos; 4.- DERECHOS, que se constituyen por dos subrubros; 5.- PRODUCTOS, que son tres; 6.- APROBECHAMIENTOS, son tres; 7.- INGRESOS POR VENTA DE BIENES y SERVICIOS que son tres; 8.- APORTACIONES y PARTICIPACIONES, los que son tres tipos; 9.- TREANSFERENCIAS, ASIGNACIONES, SUBSIDIOS y OTRAS AYUDAS, que son seis y finalmente el rubro que nos ocupa, 00.- INGRESOS DERIVADOS POR FINANCIEMIENTO que se dividen en deuda interna y externa.
De acuerdo a la Ley de Contabilidad Gubernamental y a la Ley de Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria corresponde a cada rubro de egreso uno de ingreso, dicho de otra forma, cada peso de ingresos por financiamiento, debe tener por destino un rubro especifico de gasto, situación que no cumple el actual gobierno, tal es el caso de los ingresos que provendrán de los impuesto “saludables” que se cobraran en 2026, estos en ningún caso, financiaran gasto en salud.
El Banco de México define la deuda pública como la cantidad de dinero o bienes que una persona, empresa o país debe a otra y que constituyen obligaciones que se hay quesaldar en un plazo determinado. Por su origen la deuda puede clasificarse en interna y externa.
Lo anterior obliga a revisar un nuevo término:
Deuda pública: es la suma de las obligaciones insolutas del sector público, derivadas de la celebración de empréstitos, internos y externos, sobre el crédito de la Nación. Capítulo de gasto que agrupa las asignaciones destinadas a cubrir obligaciones del Gobierno Federal por concepto de su deuda pública interna y externa, derivada de la contratación de empréstitos concertados a plazos, autorizados o ratificados por el H. Congreso de la Unión; incluye los adeudos de ejercicios fiscales anteriores por conceptos distintos de servicios personales y por devolución de ingresos percibidos indebidamente, es decir el total de préstamos que recibe el Estado para satisfacer sus necesidades:
En México puede observarse de forma clara e innegable que en vez de que la deuda pública no es tomada para fondear el gasto de inversión, sino gasto corriente a través de deuda externa e interna, sin que se asuma como criterio su costo a razón del beneficio.
Hubo un momento en que los requerimientos financieros de la deuda, entre los años 2018 y 2026, se revirtió por completo la situación, cada vez se encarece más esa deuda, al grado que se ha tenido que recurrir al recorte de gasto esencial para poder pagar y aun así, ante este panorama, entre el 5 y el 10% de la población, la más acomodada percibe un aumento de sus rentas respecto al ingreso total; al siguiente 30% de la población lo caracteriza una diferenciación en sus entradas: aquí encontramos a aquellos cuyos emolumentos se acercan a los de la población de mayores ingresos y a los que sus percepciones, aunque por encima de la media, tienen una menor velocidad de crecimiento; el 60% restante de la población sufre un proceso de empobrecimiento relativo, lo que por si mismo, prueba el fracaso de la política social actual, injustificando el nivel de endeudamiento.
El costo financiero del endeudamiento, se estarían convirtiendo en renta privada, lo que el gobierno busca recuperar a través de una agresiva política impositiva, donde serán los usuarios del crédito los que paguen, alentando aún más el proceso económico.
Ahora bien, el servicio de la deuda, es decir el pago de intereses y de principal debe ser consonante con los beneficios generados por el proyecto; en este caso los contribuyentes, tendremos que preguntarnos, que beneficios contundentes ofrece subsidiar a ciertos sectores de la sociedad, más haya del acto solidarios de apoyarlos a enfrentar la pobreza.
Un proyecto financiado por deuda, cuyos beneficios no sean capaces de financiar suservicio, de antemano tendrá que descartarse tarde o temprano, porque el mantenerlos, obligará a adquirir más deuda. Los beneficios de la deuda deben transferirse al conjunto de la sociedad a través de mejores bienes y servicios públicos y privados y la generación de empleo de calidad: ¿El excesivo endeudamiento del gobierno mexicano, deriva en empleo de calidad?, la respuesta es no.
Debe evitarse que los recursos del país no sean suficientes para financiar la totalidad del servicio de la deuda, por eso debe haber un régimen de control estricto respecto al gasto corriente, cuyo límite es la existencia de una administración suficiente que permita el desempeño eficiente de la actividad estatal, lo que no ocurre en México, donde la administración es ineficiente dado que ha sido reducida muy por debajo de un nivel operativo eficiente.
Un vicio respecto a la contratación de deuda como elemento preponderante de los ingresos, es el financiamiento del déficit presupuestal, el que cada vez es mayor, implicando con ello que la velocidad de reacción de la economía real sea mucho más lenta que la de la economía financiera; un aumento de la tasa de inversión tiene un efecto positivo sobre el crecimiento por un cierto tiempo, la depreciación de la moneda nacional provoca un auge de las exportaciones y hace que sean de mayor magnitud cuando la economía es semiabierta y los productos exportados no son principalmente materias primas, sobre todo si se apuesta a obtener un saldo comercial positivo, pero sin embargo bien estimuladas deberán consolidarse; por lo que puede afirmarse que el endeudamiento responsable es herramienta que permite el desarrollo económico, lo que es evidente que en México no ocurre, alentando de forma crónica la economía, ya que la política social en vez de ser un “detonador”, es un “ancla”.
Si bien es cierto que el financiamiento por endeudamiento público razonable y responsable es motor de desarrollo, para México, dada su política, ha llevado al gobierno, a recurrir a los créditos involuntarios para cubrir el servicio de la deuda principal, y ese endeudamiento involuntario, ha generado inflación y una deuda interna considerable, y la reducción del poder de compra es a la vez la razón del estallamiento de la inflación, lo que obliga a un aumento de la productividad del trabajo para financiarla, lo que estructuralmente no se ha logrado.
No se puede pagar más el servicio de su deuda, mucho menos el principal, por lo que los mercados financieros internacionales reaccionan de manera dañina. En lo sucesivo, el país deberá financiar una parte sustancial del servicio de su deuda con recursos propios y negociar con el FMI la amortización del capital, por tanto, por un lado, buscan elevar sus exportaciones a fin de alcanzar un saldo neto positivo en su balanza comercial y, por otro, implementan una política de austeridad, que significa una reducción drástica de los gastos públicos generando un amplio nivel de pobreza, en vez de realmente abatirla, recordemos que en esta columna, ya hablamos de las mediciones “tramposas” con los que se evita contar a la gente pobre como pobre.
El precio por pagar por México, por su política de deuda tendencialmente en aumento, es de depresión durante diez años debido a la reducción del gasto público, el incentivo para invertir disminuye, hay inflación seguida de apreciaciones artificiales del tipo de cambio del peso, y aumentan la pobreza y las desigualdades.
En ese contexto, los pobres sufren más la inflación por ser pobres debido a que el servicio de la deuda externa se convierte en un gasto antes de ser presupuestado, es decir como ya se dijo, mientras los beneficios se constituyen como renta privada en favor de los que más tienen, el pago de esta, se salda contra el nivel de vida de los más pobres, es decir, los beneficiarios de los programas sociales, en ultima instancia, no son los más pobres.





