“Un año 2025, con fundamentos débiles”
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Presidente de la Junta de Enlace Ciudadano, para el
Análisis de Temas Económicos y Sociales de
México y Nezahualcóyotl
@MRODOLFO_CID
En esta columna del día de hoy la número 110, se busca describir el desempeño actual de la economía mexicana, ante las perspectivas para el año 2026, mismas que fueron expuestas la semana pasada. Resulta muy interesante el tema, ya que ante la tendencia de crecimiento cero, los problemas de PEMEX y el incremento de la deuda, parece que hacen inexplicable la situación de estancamiento con estabilidad, la que tal vez se explique por la fortaleza del consumo privado, pero tarde o temprano los recursos se agotaran por financiero ese consumo, por lo que luego entonces, se procede a revisar la situación:
En los últimos años, la política económica de ha basado en financiar el ingreso de los hogares y de la población en situación de vulnerabilidad, mediante subsidios presupuestales denominados “programas sociales”, lo que resulta peligrosos al no existir crecimiento, así como a través del impulso de una política salarial no restrictiva, lo que sin lugar a duda, si constituyó un acierto, ya que uno de los agentes económicos, las empresas, si contaban con margen para elevar la proporción de capital variable en los factores de la producción. Un tercer factor es la inversión pública, la que también promueve el consumo ante la ejecución de grandes obras, las que debe valorarse si realmente se necesitaban y su impacto, ya que mientras están en periodo de ejecución, genera sinergias importantes en el desempeño del ciclo, pero una vez concluidas, presionan el endeudamiento público al alza, lo que a su vez, para garantizar un comportamiento adecuado de las finanzas públicas, ha llevado a recortar el gasto en áreas sensibles, como la educación y la salud.
En los padrones de beneficiarios de los programas sociales, aparecen registradas más de 32 millones de familias, donde se reconoce, que son estos ingresos y no los derivados del desempeño de un trabajo decente, los que elevan su calidad de vida y reducen sus condición de pobreza.
Es la remuneración adecuada por el desempeño de un trabajo decente, la única forma sostenible de proporcionar ingresos reales a las familias, de lo contrario, se generan “burbujas de bienestar”, es decir crean una falsa percepción de progresos, tal es el caso del despliegue sin precedentes de los Programas del Bienestar, más de 13.4 millones de personas superaron su condición de pobreza entre 2018 y 2024, logrando que, por primera vez en la historia, la tasa nacional de este indicador sea menor al 30.0%, es decir, se logró con financiamiento público y no con trabajo, lo que significa que ese supuesto bienestar, lo pagan los contribuyentes del ISR, por lo que resulta irreal.
La economía se sostiene con el estímulo de la demanda interna y del consumo privado apoyado con el incremento sostenido de la masa salarial, así como con la expansión del crédito al consumo y el impulso a proyectos de alto desarrollo tecnológico como el Mini vehículo eléctrico Olinia, el proyecto Kutzari y el taller de diseño de semiconductores, así como con los flujos de inversión extranjera directa.
Durante el primer semestre de 2025, la economía global disminuyó su ritmo de crecimiento, dada la incertidumbre geopolítica y los conflictos comerciales, no obstante en Estados Unidos, el crecimiento anual del PIB se desaceleró a 2.0%, desde el 2.6% observado en la segunda mitad de 2024, como resultado de una menor demanda interna, lo que deriva de la precaución con las que las familias y las empresas, planean su gasto ante las externalidades; mientras que en la Unión Europea, la actividad económica es frágil, lo que se evidencia con una baja demanda interna y China presenta un crecimiento moderado, apoyado en un repunte de las exportaciones netas, así como una política fiscal expansiva y monetaria planificada.
Con respecto a la política monetaria, la mayoría de los bancos centrales de economías avanzadas y emergentes continuó con su relajamiento monetario, aunque con posturas diferenciadas. En economías emergentes predominaron los recortes a la tasa de política monetaria, excepto en Brasil, donde el banco central elevó la tasa a 15.0% ante el repunte inflacionario y el menor margen económico.
En 2025, la economía mexicana continuó con un desempeño positivo, pese a la incertidumbre sobre la política comercial a nivel global. Durante el primer semestre, la actividad económica creció 0.3% respecto al semestre previo y acumuló un crecimiento de 0.9% en el primer semestre, con cifras ajustadas por estacionalidad, crecimiento que no da soporte a la generación de empleo de calidad, incremento sustantivo de las inversiones y reducción del endeudamiento público.
Hacia finales de año se anticipa una reactivación de la inversión nacional, favorecida por un entorno global con mayor certidumbre, lo que beneficiará a los sectores más expuestos a cambios en la política comercial internacional; las exportaciones contarán con el respaldo de la posición favorable de México frente a otros competidores comerciales y la mejora en las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos.
Los analistas del gobierno afirman que: “Al mes de junio, el consumo privado acumuló un crecimiento de 2.1% respecto al cierre de 2024 en términos desestacionalizados, con avances en bienes nacionales e importados, y en servicios. El consumo de bienes importados reflejó la trayectoria del tipo de cambio: la depreciación observada hacia finales de 2024 encareció transitoriamente los bienes externos, mientras que la apreciación reciente en 2025 permitió una recuperación del dinamismo” (SHCP).
El indicador que establece claramente cuál es el comportamiento de la inversión privada es “la inversión bruta fija”, la que acumuló una reducción del 3.0% respecto al cierre de 2024, afectada por maquinaria y equipo, rubro que disminuyó un 7.7%; no obstante la construcción creció 1.5%, impulsada por la obra residencial en un 9.8%, mientras que la construcción no residencial se mantuvo contenida por la espera de mayor claridad regulatoria, de infraestructura en energía y agua.
Afirma la Secretaria de Hacienda que en lo que va de 2025, el mercado laboral mostró fortaleza ya que los ingresos salariales crecieron por encima de su tendencia y el desempleo se mantuvo cerca de mínimos históricos. Con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la ocupación aumentó en promedio 306.4 mil personas en los primeros siete meses de 2025 respecto al mismo periodo de 2024, con mayor contribución de servicios, lo que en muchos casos, no significa empleo de calidad. La tasa de desocupación promedió fue del 2.6%; la subocupación 7.0% y la informalidad 54.8%, es decir uno de cada dos empleos, los ofrece la economía ilegal, por lo que cabe cuestionarse el comportamiento de la economía y sus resultados.
En julio, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó 23.6 millones de puestos, 1.3 millones más que un año antes, lo que resulta de la regularización de los patrones y plazas existentes, más que de la generación de nuevas plazas, tal fue el caso de la incorporación de trabajadores de plataformas digitales, principalmente en transporte y otros servicios.
En el primer semestre de 2025, la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un déficit de 11 mil millones de pesos, equivalente al 1.2% del PIB, lo que representó una reducción frente al déficit del mismo periodo de 2024. Este comportamiento obedeció a la conversión a un superávit en la balanza de bienes y servicios, a pesar del déficit de la balanza petrolera.
Por su parte, la cuenta financiera reportó una entrada neta de capitales por 5.6 mil millones de dólares, estimulada por un mayor dinamismo en los flujos de la inversión extranjera directa y en otras inversiones, a pesar de la salida neta de recursos en inversión de cartera. En particular, los flujos de inversión extranjera directa que ingresaron al país, alcanzaron 34.3 mil millones de dólares en el primer semestre; por sectores, sobresalió la industria manufacturera, y los servicios financieros y de seguros, lo que reflejó el atractivo del país como destino de inversión productiva en sectores estratégicos.
El peso mexicano se apreció 10.3% al cierre de julio, ubicándose en 18.88 pesos por dólar, por lo que resulta importante poner atención en que este comportamiento, se debió al debilitamiento del dólar, una mejor posición relativa de México frente a otros países en materia arancelaria y el diferencial de tasas de interés respecto entre México y Estados Unidos, la tasa es mayor en México, por lo que las familias e inversionistas estadounidenses importan sus recursos a México, cerrando el déficit de la balanza de pagos y ¿Qué pasará cuando la tasa se nivele?, mejor no contestar.
El Banco de México continua con un proceso de reducción de la tasa de interés de referencia, la que actualmente se sitúa en 7.75%, cuidando el diferencial favorable con la estadounidense, por lo que en este contexto, en renta variable, el Índice de Precios y Cotizaciones alcanzó un máximo histórico en mayo y acumuló un crecimiento de 15.9% al cierre de julio, impulsado por la industria con 24%, el sector financiero con 22.30% y telecomunicaciones con 15.30%
La Secretaria de Hacienda y Crédito Publico, informa que la cartera vigente al sector privado no financiero creció 0.8% real al cierre de junio, ajustado por estacionalidad mientras que el crédito al consumo aumentó 3.3%, con un crecimiento de 3.2% en tarjetas de crédito y el crédito hipotecario subió 0.2%, mientras que el financiamiento a empresas creció en igual magnitud, impulsado por la construcción y las manufacturas.
Se detecta un contratiempo ya que el crédito al sector primario se redujo 9.3%, a su vez, el sector servicios mantendrá un crecimiento, impulsado por la ampliación de la red ferroviaria, la formalización de trabajadores de plataformas digitales y la creciente demanda por servicios profesionales asociados al desarrollo de la economía digital, sector al que hay que poner especial atención de cara a la instalación del Polo de Desarrollo para el Bienestar en Nezahualcóyotl, proyecto impulsado a través de la Junta de Análisis que me honro en presidir.
Los servicios orientados al mercado interno, como el comercio minorista y los de esparcimiento, se ven favorecidos por el consumo interno fortalecido, y la eliminación de las subcontrataciones, favoreció al sector de apoyo a negocios, con un crecimiento acumulado respecto al cierre de 2024 de 13.9% a junio, con cifras ajustadas por estacionalidad.
Las exportaciones favorecen el crecimiento en sectores intensivos en tecnología como el equipo de cómputo y la inversión extranjera directa, desarrolla sectores estratégicos, tras haber alcanzado niveles récord en el primer semestre. A su vez, el turismo mantiene su comportamiento como fuente de divisas y motor de actividad regional, impulsado por proyectos de comunicaciones, en algunos casos eficientes.
Se espera que el crecimiento de la economía nacional en 2025, se ubique en un rango de entre 0.5 y 1.5% real anual, favorecido por el mercado interno, una balanza favorable de comercio exterior respecto a Estados Unidos y el fortalecimiento de la inversión, sobre todo institucional y extranjera.
En materia de precios, se prevé que la inflación general mantendrá su tendencia descendente y cierre el año en 3.8% anual, lo que implica que cerrará 0.3 puntos porcentuales arriba de lo planeado para este año, así mismo, se anticipa que la tasa de interés de referencia del Banco de México cierre en 7.25%, es decir, quedará debajo de lo previsto.
Se estima que el tipo de cambio cierre el año en 19.9 pesos por dólar, mayor al estimado para este año, debido a la incertidumbre en materia comercial; no obstante, factores como un crecimiento más sólido de Estados Unidos, mayores rendimientos de los bonos del Tesoro o un aumento en la aversión global al riesgo podrían ejercer presiones adicionales.
En la balanza de pagos, se proyecta un déficit de cuenta corriente de 0.3% del PIB, inferior al previsto originalmente, explicado por una mejora en la balanza de servicios y un mayor superávit en la balanza no petrolera, lo cual compensará la ampliación del déficit petrolero y la moderación en el ingreso secundario. En cuanto al mercado petrolero, se estima un precio promedio para la mezcla mexicana se mantenga en 62 dólares por barril, en consonancia con los mercados de futuros y la evolución reciente de los precios internacionales. La expectativa es que el precio se mantenga estable ante la combinación de una mayor producción global y una demanda sujeta a riesgos geopolíticos y comerciales.
Se busca que la producción petrolera mexicana, alcance el objetivo de producción de 1.8 millones de barriles diarios, conforme lo establecido en el Plan Estratégico 2025–2035 de Pemex, supuesto fundamental para garantizar la reestructura organizacional de la empresa y su capacidad financiera, favoreciendo la reducción de la percepción de riesgo soberano al evitar un mayor endeudamiento público y marcar una transición hacia un modelo operativo más sostenible, con menor dependencia fiscal, lo que se soporta con el desarrollo de proyectos de coinversión con capital privado ¡no que no!
Respecto al entorno internacional, se estima que la economía de Estados Unidos, crezca 1.6% en 2025, cifra menor a lo previsto para 2025, lo que se apoya en menores aranceles efectivos, condiciones financieras más favorables y un ajuste ordenado del déficit comercial.
Entre enero y julio, las finanzas públicas mantuvieron una trayectoria ordenada; los ingresos no petroleros del Gobierno Federal registraron un crecimiento sostenido y se ubicaron por encima de lo programado, mientras que el gasto público se orientó a financiar programas sociales, proyectos de infraestructura y servicios esenciales para la población, pero en contraste, las revisiones al marco macroeconómico, asociadas a un entorno externo menos favorable, así como los ajustes en las proyecciones para el cierre del año de las Empresas Públicas del Estado y los institutos de seguridad social, permiten anticipar un déficit mayor que el originalmente estimado.
Entre enero y julio, los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal crecieron 9.3% real anual, acumulando cinco años de crecimiento consecutivo, basado en la recaudación tributaria que creció 7.2% real anual. En su interior, los ingresos por Impuesto sobre la Renta, aumentaron 7.1% real anual. Afirma la SHCP que la mayor recaudación fue resultado del aumento de los empleosformales y del alza del salario real promedio, así como de un mayor pago asociado a declaraciones anuales, registro de dividendos e intereses.
Los ingresos por concepto del Impuesto al Valor Agregado aumentaron 8.3% real anual, superior al crecimiento promedio de 2015 a 2024; este resultado obedeció principalmente al incremento del IVA de importaciones, impulsado por la depreciación del tipo de cambio en los primeros cinco meses del año; por otra parte, los ingresos por concepto del Impuesto General de Importación registraron su mayor crecimiento histórico, a lo que contribuyeron la modificación de aranceles para 544 fracciones arancelarias a países sin tratado comercial con México, la mayor vigilancia aduanera y los efectos de la variación cambiaria. En contraparte, los ingresos por concepto de IEPS registraron un menor dinamismo debido a la reducción en la recaudación vinculada al consumo de tabaco, bebidas alcohólicas, cervezas, refrescos y bebidas energizantes.
Los ingresos no tributarios del Gobierno Federal crecieron 20.4% real anual, a consecuencia de la incorporación de los recursos asociados al Remanente de Operación del Banco de México; sin este ingreso extraordinario, el crecimiento de los ingresos no tributarios habría sido cercano al 12.5% real anual al cierre de julio.
En cuanto a los recursos de organismos y empresas, los ingresos propios del IMSS aumentaron por quinto año consecutivo, ante el aumento del empleo y la masa salarial; mientras que los del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, si bien superaron lo previsto en el programa, fueron ligeramente inferiores respecto al periodo enero-julio de 2024, mientras que los ingresos de la Comisión Federal de Electricidad disminuyeron su ritmo de crecimientos.
La disminución de la inversión física en 2025, responde según el gobierno, respecto a 2024, principalmente, a una base alta de comparación derivada de la culminación de proyectos de infraestructura de la administración anterior. Por su parte, el gasto de operación distinto de servicios personales continuó reduciéndose en 6.1% real anual, sin que se explique realmente el origen de dicha disminución.
En este contexto, al cierre de julio, el déficit presupuestario mostró un mejor desempeño al previsto en el programa y al observado en 2024, sin incluir el costo financiero, se observó un superávit en el balance primario presupuestario, lo que se implicó la utilización total de los cupos autorizados para la deuda pública, aunque no se superaron los límites legales. El proceso de normalización del déficit presupuestario continuará en 2025, sustentado en acciones del Gobierno de México para fortalecer los ingresos y ejercer el gasto bajo los criterios programados.
Se estima que los ingresos presupuestarios ascenderán a 21.9% del PIB al cierre del año, lo que refleja la evolución favorable de la recaudación tributaria, que alcanzará por primera vez 14.8% del PIB sin que haya mediado una reforma fiscal. Además, los ingresos tributarios aumentarán 3.5% real anual, lo que implicará recursos adicionales por 41.3 mil millones de pesos respecto al programa y permitirá incrementar las participaciones a entidades federativas y municipios. Los ingresos no tributarios del Gobierno Federal ascenderán a 1.1% del PIB, lo que equivale a 16.8 mil millones de pesos adicionales a lo presupuestado, recursos que se asignarán de acuerdo con la norma presupuestaria, es decir, no se precisa donde serán aplicados, ni su impacto en el estímulo económico.
Los ingresos petroleros se ubicarán en 2.7% del PIB al cierre del año, lo que significa que se ubicaran 175.2 mil millones de pesos, por debajo de lo programado, debido a una menor producción de hidrocarburos que fue compensada parcialmente por un mayor precio del petróleo, mientras que los ingresos de CFE, IMSS e ISSSTE sumarán 1,229.2 mil millones de pesos, equivalentes a 3.4% del PIB, lo que implicará una disminución de 13.6 mil millones de pesos, frente a lo aprobado, como resultado de menores ingresos propios de la CFE y el IMSS, mientras que los del ISSSTE se mantendrán conforme a lo previsto, lo que es grave ante una demanda cada vez mayor de los servicios de estas entidades por parte de la población, sobre todo la de las clases trabajadoras, la que representa la “columna vertebral” del sistema económico.
El gasto público mantendrá una evolución ordenada, con un nivel equivalente a 25.5% del PIB, donde el gasto programable alcanzará 17.9% del PIB, ligeramente por arriba de lo previsto, lo cual permitirá financiar las partidas prioritarias aprobadas en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2025. En cuanto al costo financiero, se prevé una reducción de 12.4 mil millones de pesos respecto al nivel aprobado, asimismo, el pago de Adeudos de Ejercicios Fiscales Anteriores será menor en 10.0 mil millones de pesos, frente a lo programado, mientras que las participaciones a entidades federativas y municipios superarán lo previsto en 9.9 mil millones de pesos, por una recaudación federal participable favorecida por la tendencia.
Al cierre de 2025, se estima un déficit presupuestario de 3.6% del PIB, el que se situara por debajo del 4.9% registrado en 2024, por otra parte, se prevé un superávit primario de 0.2% del PIB, en contraste con el déficit observado el año anterior, por lo que los requerimientos financieros del sector público se ubicarán en 4.3% del PIB, finalmente el endeudamiento general, sin incluir el sector descentralizado, se ubicará en 52.3% del PIB, el que en magnitud y monto absoluto, es el más alto de la historia.
Se puede concluir que el desempeño económico, se sostiene a partir de la mejora de salarios, la que no causó ningún daño a la estructura de las empresas, ya que en los hechos generales, contaban con espacio para ofrecer mejores percepciones a sus trabajadores, ya que contaban con espacio para ello, también la mejora del consumo privado, derivado de las transferencias a través de programas sociales, lo que es grave, ya que es claro, que termina siendo financiado por deuda.
Participa también el flujo de inversión extranjera directa, el que financie al déficit de cuenta corriente, el comercio internacional que genera una balanza favorable, la mejora de la recaudación y lo más delicado, la utilización total de los cupos de deuda, lo que financia indirectamente todo el proceso.
Toda la exposición del panorama, no parece mala, alguien podría decir, que a pesar del endeudamiento es buena la situación, por lo que me pregunto, en un país cuya economía no ha crecido lo suficiente los últimos 40 años y que el promedio de los últimos 7 años es de 0.8% ¿Cuánto tiempo podrá sostenerse la situación? Y si la situación entra en crisis ¿Quién pagara las deudas derivadas de las transferencias?. Ante la dureza de estas preguntas. Usted ¿Qué opina?