El Hijo del Camionero
“Como el presupuesto de egresos de la federación, no fomenta la creación de empleo”
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Presidente de la Junta de Enlace Ciudadano, para el
Análisis de Temas Económicos y Sociales de
México y Nezahualcóyotl
@MRODOLFO_CID
A nivel mundial la tasa de crecimiento del empleo, ha sido paralela a la de la población económicamente activa, por lo que el desempleo ha rondado en promedio con una tasa del 5% según la Organización Internacional del Trabajo, pero existe una eventualidad, la incapacidad de la economía global, de absorber el excedente de mano de obra acumulado durante décadas, que en México promedia el medio millón de personas anuales en los últimos 40 años, lo que propicia la creación de empleo que no califica como decente, incluso es ilegal, lo que resulta una tendencia no solo de este país, sino de varios países del mundo.
El mercado laboral mundial, tiene fuertes deficiencias, que se combina con omisiones de distintos gobiernos; el trabajo no calificado tiende a desaparecer, lo que afecta a la población más joven sin estudios, los que van quedando sin oportunidades y que en vez de implementar una nueva política educativa, ofreciendo mejores opciones profesionales, se suple con subsidios temporales como “Jóvenes construyendo el futuro”, donde los muchachos son entrenados para desempeñar actividades que van a desaparecer y por tanto al concluir su entrenamiento, se les ofrece el desempleo o un trabaja mal remunerado y temporal y contra lo que parezca, también termina siendo excluido el capital humano con mayor preparación, en un efecto de no pagar mejores salarios.
Una vez que las economías recuperaron los niveles previos a la pandemia, la generación de empleo decente se vio estancada y dicho estancamiento, se asocia con los desequilibrios estructurales del comercio internacional, por lo que distintos gobiernos han dictado medidas proteccionistas en un afán de proteger el empleo de sus ciudadanos, pero sin lograr reducir la incertidumbre económica y social, ya que no existe la estabilidad que genere plenitud en la estancia en el empleo. Las condiciones geopolíticas, el cambio climático y el impacto de las deudas nacionales, sobre todo, este último factor en México, comprometen la creación de empleo decente, que permita dar acceso al trabajador a un nivel de clases medias.
La Organización Internacional del Trabajo, afirma que “Aunque la economía mundial sigue expandiéndose a un ritmo moderado, se prevé una gradual desaceleración que impedirá una recuperación más fuerte y duradera del mercado de trabajo”; es decir, el futuro inmediato, no se aprecia halagüeño.
En el caso de los países de América del Norte, es especial, ya que son los únicos que reflejan un incremento en su producción, pero esto no se refleja ni en el crecimiento del PIB, ni mucho menos en la creación de empleos dignos, de gran envergadura.
A nivel internacional, se optó por una política restrictiva para controlar la inflación, es decir, se forzó la reducción de la demanda, por debajo del nivel de la oferta, de manera que a mayor oferta y menor demanda, bajasen los precios, lo que virtualmente resultó, no sin antes mencionar, que la reducción de la demanda, implica la reducción del poder adquisitivo de la clase trabajadora, mediante la destrucción de puestos de trabajo, los que se han repuesto con otros de menor calidad y bajos salarios.
A pesar de todo, los precios siguen siendo elevados y la inflación, aun no se estabiliza, siendo el caso concreto de México, ahora bien no basta que la inflación converja en la tasa objetivo, ya que eso solo significa que los precios dejaron de subir o bien ya no subirán tanto, lo que se necesita, es que estos se reduzcan, lo que resulta obvio que no ocurrirá.
En México, por resultar políticamente rentable, en vez de adoptar una política masiva en favor del trabajo decente, se optó por una política de subsidios para mantener el poder adquisitivo, dicha política, presiona a la política fiscal general en un marco de poco crecimiento, lo que significa a su vez una perdida en el poder adquisitivo de la clase trabajadora, debido que para mantener los subsidios, el gobierno no eroga lo necesario en salud, educación y seguridad, distrayendo el gasto de las familias en compras distintas a los bienes de consumo duradero.
A nivel internacional, incluido México, los salarios no han experimentado una recuperación sustantiva en el poder adquisitivo real, a pesar de que las tasas de inflación se han reducidos. La escalade de precios fue muy amplia, por lo que no solo basta con que se estabilicen, tienen que reducirse, lo que solo se lograría con una política fiscal expansiva, pero no repartiendo subsidios, sino generando trabajo decente y de calidad y no podría ser de otra forma ya que, en la mayoría de los países, los salarios reales no han recobrado las pérdidas sufridas durante la pandemia y el periodo inflacionario posterior.
La época de pensar por parte de los capitalistas en competir precarizando el salario. Ha quedado en el pasado, la lealtad a la empresa, solo se conseguirá pagando salarios adecuados, que estimulen al talento humano a generar una producción de calidad, la que en México debe pasar de ensamblar los productos de otros, a la generación de 100% del valor; no obstante, existe un problema, las políticas restrictivas que tanto autoridades monetarias como hacendarias proponen, imposibilitan la creación de empleo.
En México se vive un fenómeno que puede considerarse dramático, y tiene que ver con “la mayor participación femenina en el mercado laboral”, lo que es celebrado por políticas y colectivos feministas, pero realmente no ocurre tal cosa, lo que en los hechos se está generando es la expulsión de los hombres de dichos mercado laboral, dado el detrimento de las prestaciones y falta de apoyos para estos, por lo que el mercado ilegal de trabajo, se vuelve una alternativa, ya sea por flexibilidad o porque compensa las carencias de la formalidad, no obstante lo que ocurra, en suma, no se fomenta el trabajo decente.
Un dato importante que fue generado por la Organización Internacional del Trabajo, es que el nivel mundial, hace falta crear 402, 400 millones de puestos de trabajo, en México, dos de cada 10 personas que fallecen anualmente, murieron sin saber que es desempeñarse en un puesto de trabajo decente y bien remunerado en el sector formal; otro fenómeno sobre todo en lo que tiene que ver con los empleos de mediana calificación, resulta que faltan candidatos para ocuparlos, mientras que existe un excedente de mano de obra joven no calificada, por lo que existe una veta de oportunidad, ya que pueden ofrecerse la capacitación apropiada, acompañada de estímulos adecuados, lo que lograría el equilibrio; también debe avanzarse en formar un sistema real de cuidados, que permita a las personas, salir con confianza a buscar trabajo, sabiendo que aquellos que cuidan, realmente están resguardados en casa.
En México persiste la pobreza laboral, la informalidad sigue es elevada, la clase trabajadora carece de una adecuada cobertura de seguridad social, donde si se acude a una unidad de urgencias, es necesario estar consciente, que además del padecimiento, se tendrá que lidiar con la neumonía intrahospitalaria que se contraerá, elevándose las posibilidades de fallecer. También las clases trabajadoras y hoy más que nunca carecen de protección jurídica, curiosamente, contra el propio gobierno.
Otra situación importante, es la falta de productividad, dicha falta es responsabilidad única de los dueños del capital, que no están dispuestos a pagar un aumento de esta como corresponde, por lo que incluso ha caído, presionando a los precios al alza y a la disminución del poder adquisitivo. La productividad no se paga con “bonitos”, como se propuso en el gobierno de Calderón y tampoco se paga “con favorcitos patronales”, como se propuso en el gobierno de López, se paga con una disminución de jornada pagando el mismo salario o se paga con incremento proporcional en el salario, no hay más.
El sector manufacturero mexicano, no ha generado progresos sustantivos más allá de su auge a partir de 2008, donde ahora los servicios de alta calidad juegan un papel importante y la falta de transición a estos, ha llevado a la falta de productividad intersectorial, debilitando los servicios industriales y modernos, donde el precio de la electricidad y de los combustibles, se convierten en un lastre muy pesado.
Las nuevas tendencias del capital, es el desarrollo de servicios de alto valor, pero estos, no consiguen cerrar aquellos espacios que dejó de cubrir el sector industrial. En este marco, las nuevas formas de producción y de desarrollo tecnológico, dependen de una alta participación de los gobiernos, ya que dependen de una fuerza de calificada y de una eficiente infraestructura pública, ello es que la política educativa y de inversión pública, recaen en los gobiernos.
Un reto enorme, seguirá siendo el disminuir la desigualdad, que en México es totalmente patente, la desigualdad se disminuye, dando acceso a trabajo decente bien remunerado, ya que, de otra manera a través de subsidios, se financia la “eternización” de esa desigualdad.
Toda inversión, debe propiciar no solo efectos directos, sino indirectos y estos últimos, deben ser mayores a los primeros y mantenerse de manera permanente; una inversión que no genere efectos indirectos simplemente no sirve y es aquí donde debe explotarse las posibilidades de desarrollo que aporta la inteligencia artificial, asi como el de las políticas industriales específicas.
Cuando existen las afirmaciones, respecto a la desperonización de la economía mundial, para el año 2050, resulta más que evidente que no será así, el uso de energías alternativas cada vez será mayor, y que convergerá con los combustibles tradicionales, tal vez hasta el final de este siglo, es algo que parece inevitable, no obstante las tecnologías que surgen para usar energías alternativas y limpias, ofrece nuevos espacios para la producción y desarrollo económico, aunque en la mayoría de los casos, aunque parezca lo contrario, no son novedosas; durante la segunda parte de la Segunda Guerra Mundial, los submarinos alemanes, operaban con motores totalmente eléctricos, auto recargables y los aviones alemanes, operaban con un combustible fabricado con base en el hidrogeno, lo que haría pensar que en la actualidad, con el gran avance tecnológico, los diversos productos basados en nuevas energías, tienen y deben ser accesibles al promedio de la población, por lo menos en México.
Un dato muy importante que pone a la vista la Organización Internacional del Trabajo es que desde 2023, la industria de las energías verdes a nivel internacional ha producido 16,2 millones de puestos de trabajo permanentes, cantidad por demás admirable.
Afirma la Organización Internacional del Trabajo que “Se necesitan nuevos cauces para canalizar los cuantiosos fondos privados disponibles hacia el desarrollo económico local”, afirmación que, en México, al parecer, pretende ser atendida a través del Plan México. Las inversiones, no pueden estar llegando siempre a las mismas regiones, las que incluso están ya saturadas y peor aún, con la generación de divisiones internas, tal es el caso de muchos neoleoneses, que afirman, que, sin Chiapas, lograrían más desarrollo, a lo que yo pregunto ¿Qué desarrollo, pretenden conseguir, desconectados del sistema eléctrico nacional, cuyo origen y nodo fundamental, está en Chiapas? No cabe duda, el desarrollo debe ser compartido y en los posible distribuido lo más justamente posible entre las entidades, ello es solo facultad del gobierno.
Es necesario una política de desarrollo regional, dejando atrás la idea de vocación, ya que ese concepto, perpetua la pobreza en ciertos estados, por supuesto que hay posibilidad en mediano y largo plazo, que se instale industria manufacturera y de tecnología en Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, las que pueden convivir con la actividad cultural y turística que históricamente se desarrollan. Es también claro que es necesaria una política educativa, a nivel profesional, promover el trabajo técnico calificado y dar la oportunidad de formación, a las personas adultas, porque de otra manera, le gente buscará inmigrar y aún peor, están llegando extranjeros no calificados, a ocupar el espacio social y laboral, que han dejado los mexicanos, no calificados que se han ido, esto simplemente es un absurdo.
A pesar de los enormes avances internacionales, la justicia laboral a través de otorgar trabajo decente bien remunerado, es una asignatura totalmente adeudada en México, empezando por el propio trabajo gubernamental, donde al servidor público, no se le ofrecen oportunidades de desarrollo, mientras que en el sector privado, las inversiones más importantes, se están dando en sectores, que por si mismos, no ofrecen salario adecuados y peor aún en este país, ya están apareciendo signos de debilidad e incertidumbre, especialmente la desigualdad geográfica interna cada vez más patente, indican que los trabajadores encuentran
dificultades para acceder a empleos con salarios más altos y mejores condiciones.
Otro fenómeno del que da cuenta la Organización Internacional del Trabajo es “la concentración del mercado laboral coarta la capacidad de las nuevas tecnologías para mejorar la productividad, especialmente en las pequeñas y medianas empresas, lo que limita las posibilidades de aumentar los salarios, mejorar las condiciones laborales y reducir la informalidad”; este es el caso de México sin lugar a duda, lo que se complica con la falta de transformación estructural, la falta de atención real a las nuevas necesidades sociales, que pasan por contar con excelente servicio público de salud, de educación y de seguridad, lo que en México está totalmente fuera de la realidad, por lo que resulta más fácil pagas subsidios, que ofrecer a la gente empleo bien remunerado y la formación para ocupar dichos empleos.
¿Usted qué opina?