Mujeres y niños primero.
El 20 de noviembre se festeja el Día de la Revolución Mexicana. Existen tres imágenes emblemáticas: «Rielera», «El niño revolucionario» y «Villa y Zapata en la silla presidencial». En esta última imagen, que fue tomada en diciembre de 1914 por Víctor Casasola, aparecen al fondo dos niños con asombro y curiosidad, quizás con miedo. Sus rostros se ven detrás de las sillas de los personajes principales; no conocemos sus historias ni sus nombres; solo sabemos lo siguiente: «Andaban en la bola». El pintor Arnold Belkin, al recrear la fotografía, los hace más sonrientes, casi sin susto, posando para la foto.
Juan Escopeta le dice a Gapo, que le estaba pidiendo un arma: «Si algún día requieres una pistola y si la pistola te necesita a ti, ella llega sola».Estamos hablando de la película animada «Juan Escopeta». La historia empieza cuando la madre de Gapo, un niño de 11 años, muere por la picadura de escorpión. Al encontrarse solo en Mineral de La Luz, Guanajuato. Gapo opta por ir a buscar a su hermano, quien para ese momento ya es un héroe revolucionario. En su camino se hace amigo de un asesino a sueldo: Juan Escopeta. Una película de animación que no corresponde a Disney, Pixar o Hollywood. La orfandad es la razón para abandonar el pueblo natal; la naturaleza provoca la tragedia y, efectivamente, hay un ladrón o bandido bueno que en realidad es un enemigo.
Los niños forman parte del conflicto, ya sea por necesidad o por reclutamiento forzoso. Un joven menor de edad asesinó al presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, el pasado 1 de noviembre.
No existen muchos escritos acerca de los niños en la revolución. Los autores están de acuerdo en que estos eran explotados junto con sus padres y que, cuando estos se unieron al movimiento revolucionario, lo hicieron ellos, como sucedió con las esposas; se integraron a los ejércitos siguiendo el clan familiar. Las mujeres y los niños acabaron llevando armas, carabinas 30-30 y cartuchos de gran peso.
El presidente Andrés Manuel López, el 24 de septiembre de 2023, fue visto muy enfadado y perdido como pocas veces; con casi nada que argumentar, pronunció una de sus frases más famosas: “Yo tengo otros datos”.
La causa de su enojo era un brillante matemático mexicano: Rafael Prieto-Curiel. Egresado de la carrera de Matemáticas Aplicadas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), que trabajó en el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (el C5) y que ahora es investigador en el Complexity Science Hub en Viena, Austria. Ahí, él analiza el crimen organizado y las variables con las que puede caracterizarse para predecir su comportamiento.
Rafael Prieto-Curiel señaló que el crimen organizado en México es la quinta fuente de empleo en el país, solamente superado por Femsa Coca-Cola (321 mil), Walmart (231 mil), Manpower (203 mil) y American Móvil (181 mil), que otorga más empleo que Oxxo (168 mil), Bimbo (138 mil), Pemex (124 mil), Coppel (114 mil), Grupo Salinas (100 mil) y Adecco (97 mil).
Sí, el crimen organizado es el quinto empleador del país; las organizaciones criminales tienen aproximadamente 175 mil miembros, de los cuales el 17.9 por ciento pertenecen al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El Cártel de Sinaloa, por su parte, dispone del 8.9 por ciento de ese total, mientras que la Familia Michoacana cuenta el 6.2 por ciento, el Cártel del Noreste con el 4.5 por ciento y la Unión Tepito con el 3.5 por ciento.
Cada semana el crimen recluta por el orden de 400 personas nuevas a sus filas y mueren 120 por semana; tienen su propio ejército de reserva. El matemático Rafael Prieto Curiel asegura que de los reclutados, el 17% mueren y el 20% están discapacitados.
Ese día el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó a la revista Sciencede conservadora y que la nota era de la derecha.
Los niños, lamentablemente, siempre forman parte de los conflictos armados, algunos de manera voluntaria, otros obligados, ya sea por las circunstancias de pobreza, desigualdad o falta de oportunidades. Se estima que en este momento hay 50 mil menores de edad trabajando para el crimen organizado en México.
Una de las claves para acabar con el crimen organizado es acabar con el reclutamiento.
El reclutamiento voluntario en su mayoría se debe a la búsqueda de reconocimiento, riqueza y poder. El reclutamiento obligado con la complicidad, la corrupción e impunidad. Son dos temas distintos: condiciones sociales y valores.
El «Plan Michoacán» fue presentado sin la intervención de los ciudadanos comunes, de los trabajadores, de los campesinos, de las escuelas públicas o privadas, de las iglesias, ni de testigos sociales. Si el problema es de naturaleza multifactorial, se está pasando por alto una máxima del presidente López Obrador: «Todo con el pueblo, sin el pueblo nada».
Exhibieron un programa que no incluía a las familias, las iglesias y las escuelas, quienes contribuyen a la educación, a la formación de valores y a la integración social. Un programa que no incluye a los empresarios que crean trabajos, a los sindicatos que protegen los salarios justos o a las organizaciones que vigilan al gobierno o enriquecen su labor, tampoco incluyó a los agricultores que apenas días antes se habían movilizado. ¿El gobierno solo, sin ayuda? ¿Qué puede salir mal?
Como si se tratara del hundimiento de un barco, para salvar a este país debemos agregar al “Primero los pobres” el grito desesperado de “Mujeres y niños primero”; si no, pasaremos del “México construyendo el futuro” a un “México destruyendo el futuro”, como decían los del #NadoSincronizado de principios del sexenio de AMLO: “Con los niños, no”.
@delgadillomejia.





