Lo que no hacen los buenos

Los superfluos

 

Efraín Delgadillo Mejía

 

«Los bienes superfluos hacen vidas superfluas», se lamentó Pier Paolo Pasolini. Advertía que el consumismo era la variante más evolucionada del capitalismo, con su porción de egoísmo, incultura y doble moral.

Hemos observado en las redes sociales a políticos y familiares que emplean ropa Moncler, zapatos Ferragamo, relojes de 3 millones de pesos, joyas Cartier, bolsas Hermès, mansiones con un valor millonario y excursiones ostentosas hacia lugares soñados. ¿Esto es perjudicial para la sociedad del bienestar que plantea la Cuatro Té?

El consumismo como la tendencia de la clase alta que nos dirige. Es una declaración política y moral de lo que simbolizan. Es una traición a la batalla por las libertades, los derechos y la democracia. La clase dominante de hoy solo persigue cosas que pueden ser compradas, en contraste con los jóvenes del siglo pasado, quienes luchaban por asuntos que no estaban en el mercado, como la libertad sexual, la igualdad política, la democracia representativa, la seguridad en la posesión de tierras y el derecho al voto para las mujeres.

Se muestran con sus costosos atuendos, calzado y joyas. Para lucir sus caras narcisistas, con eso nos dicen que no toleran reclamaciones y, si las hay, son irrelevantes porque lo que realmente importa es parecer más que los demás, aunque solo sea en lo caro de lo que compró.

Pier Paolo Pasolini advertía que el consumismo es más amenazador que el fascismo. Lo consideraba tan grave: Una de las ideas principales que se presenta en su discurso es que el capitalismo actual es más devastador que el fascismo, porque tiene herramientas de dominación más poderosas.

Si la izquierda es consumista, la diferencia con la derecha es poco clara. El consumismo es el triunfo de la dominación cultural del capitalismo.  La Cuatro Té nos propone un populismo sin el pueblo.

Por eso nos dicen todos los días que son del pueblo,  que no son iguales. De otro modo, nadie lo notaría.

Porque envían a sus hijos a escuelas privadas, nacionales y extranjeras, comen en restaurantes en que el menú vale un salario mínimo mensual,  usan coches que cuestan un departamento.  Necesitan decir que son el pueblo bueno para que nos enteremos.

Cada que nos enteramos de un nuevo caso de nepotismo, esposos, esposas, hijos , sobrinos y familiares políticos en el poder o en cargos para los cuales no están capacitados.  Cada vez que nos enteramos de casos de corrupción no sancionada. Es una declaración política.

Tiene razón Pier Paolo Pasolini: “El consumismo es más destructivo que el fascismo”.

La cultura y los valores tradicionales se ven perjudicados por el consumismo de la élite política; esto implica una disminución de la diversidad cultural. Uniformizar a la gente, eliminando las distinciones culturales y locales en pro de una cultura masiva que es homogénea y alienante.

Su consumismo, su inexplicable fortuna y el nepotismo. Representan una declaración de carácter político: Una élite nueva somos, un populismo que no incluye al pueblo.

Esto, en la práctica, es lo más distante de lo que la Cuatro Té dice que representa. No es un asunto ético, sino político.

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