Filántropos patriotas
Efraín Delgadillo Mejía.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, generó controversia al solicitar donativos por medio de un Comité de Solidaridad. El anuncio de la fundación del organismo que podría asistir a las víctimas de la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa se hizo en una conferencia de prensa.
La responsable de la capital declaró que los habitantes tienen la posibilidad de colaborar económicamente con los parientes de las personas afectadas por la explosión en el Puente de la Concordia a través de una entidad que, evidentemente, estará bajo el mando del Gobierno local. La comisión tendría la responsabilidad de recibir y administrar el dinero que va dirigido a los pacientes que siguen hospitalizados. Solicitaba caridad judeocristiana o #filantropía de tipo neocapitalista.
Cuando le preguntan sobre la #filantropía a David Rubenstein, quien es cofundador del gigante financiero The Carlyle Group. Rubenstein no duda en contestar respecto a la filantropía: «Es ayudar a tu país a realizar acciones que no puede financiar», sostiene.
En #México, el multimillonario Carlos Slim nos dice: la pobreza no se combate a través de la beneficencia y los empresarios tienen la responsabilidad social de administrar sus negocios y pagar impuestos, no deducirlos a través de obras filantrópicas.
Durante años, múltiples asociaciones civiles y fundaciones estuvieron integradas en el sistema político mexicano, que favorecía la financiación de proyectos individuales y lo más obvio para evadir impuestos. Esto terminó en 2019 con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador hizo pública la Circular Uno el 14 de febrero del año 2019: “Como es del conocimiento público, hemos tomado la decisión de no transferir recursos del Presupuesto a ninguna organización social, sindical, civil o del movimiento ciudadano, con el propósito de terminar en definitiva con la intermediación que ha originado discrecionalidad, opacidad y corrupción”.
“Todos los apoyos para el bienestar del pueblo se entregarán de manera directa a los beneficiarios. Asimismo, se deberá cumplir con las disposiciones legales para que obras, adquisiciones y servicios se contraten mediante licitaciones y con absoluta transparencia”.
El día de la explosión en los límites de la Ciudad de México, que causó la muerte de 27 individuos. Se observaron actos de apoyo de la población hacia las víctimas. Cientos de individuos se presentaron para ayudar, despejar escombros, ofrecer sus unidades para llevar a los heridos al hospital, brindar comida y apoyo psicológico en los hospitales y formar cadenas de oración. Fundaciones que brindaron sus instalaciones.
Los mexicanos no son ajenos a la solidaridad; así lo hemos demostrado en los terremotos, explosiones, incendios y demás calamidades que nos han ocurrido.
La participación de la sociedad civil no implica que el Estado de bienestar haya fracasado, pero sí revela sus limitaciones. Solicitar donaciones, en cambio, muestra la incapacidad de solucionar los problemas de desigualdad, pobreza e infraestructura que se solucionan a través de redistribución del ingreso e inversiones públicas.
La sociedad civil mexicana respondió a la solicitud de Clara Brugada mediante acciones concretas: «Lo que tú no hagas, lo haré yo, con mis recursos, con mis capacidades, con mis hospitales y los bienes que pueda o quiera adquirir». La caridad no es la solución para los problemas de medicamentos e infraestructura insuficientes.
Como nos señalaba el maestro Carlos Monsiváis. La mayoría de nosotros somos parte de la sociedad civil sin saber lo que significa. Cuando la población se organiza para cubrir las necesidades que el Estado no puede satisfacer, cuestiona su legitimidad. En eso coincido con Clara Brugada: el gobierno de la ciudad no tiene la capacidad. Es necesario contar con filántropos patriotas.
@delgadillomejia