Lo que no hacen los buenos

De víctima al victimario.

Efraín Delgadillo Mejía.

“Él también quiso ser niño, pero le pilló la guerra”.

Fito y los Fitipaldis

El 1 de noviembre, el “Día de Todos los Santos o Día de Muertos”, fue asesinado Carlos Manzo; esto provocó una ola de rechazo y cuestionamientos contra el gobierno federal. Manzo falleció tras recibir varios disparos en la plaza pública del centro de la ciudad de Uruapan durante el tradicional Festival de las Velas.  Tras ganar las elecciones locales de 2024. Con 40 años de vida, Carlos Manzo se había convertido en el primer alcalde independiente en la historia del municipio.

Carlos Manzo se hacía llamar «el del sombrero». Su asesino fue un joven de 17 años de edad, identificado como Víctor Manuel Ubaldo Vidales, originario del municipio de Paracho, cuyo cuerpo fue reclamado por su familia. Nadie asistió a su velorio; algunos pedían que no fuera enterrado en el panteón municipal, no merecía cristiana sepultura.

Según  datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que han sido sistematizados por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en México cada año se cometen más de 33,000 delitos contra menores, más de 13,000 homicidios y 95 feminicidios. Asimismo, a nivel nacional existen más de 3,000 jóvenes en conflicto con la ley y más de 66,000 individuos de 18 a 29 años se hallan encarcelados; aproximadamente 250,000 corren el riesgo de ser captados o empleados por organizaciones criminales; y la razón principal de muerte entre las personas que tienen entre 15 y 35 años son los homicidios y las agresiones.

En el 2010 México se estremeció con la historia de El Ponchis, en ese entonces con 14 años de edad, y era, según las autoridades, uno de los responsables de decapitar a los adversarios del llamado Cartel del Pacífico Sur, una organización de tráfico de drogas que operaba en Guerrero y Morelos, al sur de México. Fue capturado por el ejército.

En los últimos años, la prensa mexicana se ha llenado de caras como la de Víctor Manuel, El Ponchis; en septiembre de 2019, un mes fue abatido Juanito Pistolas, un sicario de 16 años, en Tamaulipas, uno de los Estados más peligrosos del país.

En octubre de este año, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de Tabasco detuvo a un niño de 15 años, Dered Yair “N”,  apodado en el parte oficial como El Niño Sicario, vinculado con delitos de secuestros, asesinatos y venta de droga en el Estado; el menor portaba un fusil tipo subametralladora Uzi en el momento de la detención. Intentó disparar a la policía, pero un casquillo se atoró en el rifle.

El asesino del alcalde de Uruapan es Víctor Manuel Ubaldo Vidales, de 17 años, originario de Paracho, Michoacán, una comunidad michoacana de apenas 20 mil habitantes famosa por la elaboración de guitarras, mandolinas y que se ubica a 38 kilómetros de Uruapan. Carlos Torres Piña, fiscal de Michoacán, dice que era adicto a las drogas, concretamente a las metanfetaminas. Explicó que la familia del joven reclamó el cuerpo y relató que tenía una semana ausente de su domicilio.

Para las pandillas, es ventajoso reclutar a los menores, pues pueden llevar a cabo el trabajo sucio y recibir castigos menos severos. Sin embargo, también se encuentra un juego de masculinidades dañinas que explica en gran parte por qué los hombres adoptan el doble papel de víctimas y victimarios.

Los niños, niñas y adolescentes realizan diferentes funciones en una agrupación delictiva. Se ha sabido que casi siempre comienzan como «halcones» (individuos encargados de vigilar y advertir sobre la presencia de enemigos o autoridades), pero con el paso del tiempo tienen la opción de dedicarse al narcotráfico e incluso llegar a ser sicarios.

Independientemente de si han cometido algún delito, los niños y adolescentes que son víctimas, a los que el Estado mexicano les ha fallado.

El domingo en Palacio Nacional fueron enumerados los 12 ejes del «Plan Michoacán por la Paz y la Justicia»; fueron presentados por Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Gobernación (Segob), el domingo 9 de noviembre: 1. Seguridad, 2. Desarrollo económico con bienestar, 3. Carreteras y vías, 4. Infraestructura para el saneamiento, la irrigación y el agua potable, 5.  Programas de bienestar social, 6. Salud, 7. Educación, 8. Vivienda, 9. Cultura,  10. Mujeres, 11. Adolescentes y 12. Planes de justicia para las comunidades indígenas. Espero realmente que el programa funcione, aunque la realidad demuestre que es más de lo mismo.

Más soldados de manera inmediata y la promesa de invertir entre 2026 y 2027 más de 57 mil millones de pesos para obras de hospitales y carreteras, generar empleos, y ampliar los programas sociales para jóvenes, mujeres y atención a personas indígenas. Ese es el Plan Michoacán.

Víctor Manuel Ubaldo Vidales, originario de Paracho, Michoacán. Era un niño cuando empezó el gobierno de la Cuarta Transformación; tenía 9 años, estudiaba la primaria. Es una víctima que se convirtió en victimario.

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