“Lo que significa, sus implicaciones y su importancia”

Nezahualcóyotl Mex, 07 de noviembre de 2023

Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro

Coordinador del Grupo de Estudio y

Análisis Técnico Político de Nezahualcóyotl

 

@MRODOLFO_CID

El manejo de las finanzas publicas es un asunto que la sociedad mexicana conoce poco y que da pie para tratarlo en una serie de columnas; como es de su conocimiento, los medios noticiosos dan cuenta de la aprobación de la ley de ingresos y del presupuesto de egresos de la federación, lo que a su vez, también esta ligado a un tema en boga, los fideicomisos públicos, cuyo propósito era financiar desde los déficits presupuestales, desastres, fondos de retiro, etc, lo que se abordará en su oportunidad.

Resulta fundamental el manejo de las finanzas públicas, ya que entre otras cosas deriva en el otorgamiento del grado de inversión, término que también es del uso común en noticieros, y que es toral en el desempeño de la economía nacional; el que se define como “la categoría de calificación crediticia que engloba varios tipos de clasificación con menos probabilidad de quiebra, frente a la categoría sin grado de inversión”, es decir implica otorgar a la economía de un país, en este caso a México una calificación, la que establece que tan lejos o que tan cerca, puede encontrarse en un evento crítico, de una recesión o una quiebra, lo que es tomado como indicador, por parte de los inversionistas tanto nacionales como extranjeros, para determinar si radican sus capitales en el país y la magnitud de estos, a razón de la inexistencia de riesgos financieros o de acuerdo a la magnitud de ese riesgo.

Estas calificaciones, son otorgadas por agencias calificadoras, tales como Standard and Poor’s de Estados Unidos; Moody’s Investors Service, también de Estados Unidos y Fitch Ratings, agencia binacional de Estados Unidos y Reino Unido; las tres ejercen el monopolio de las calificaciones internacionales, el que se ha tratado de fracturar a través de la participación de nuevos jugadores en el mercado, así mismo estas agencias presumiblemente han llegado a realizar sus actividades de manera dudosa, tal es el caso de las calificación de Grecia en 2010, previo a la quiebra de su economía, la calificación otorgada, no era acordé al nivel de riesgo, la que fue cambiada a sus niveles más bajos, pero hasta después de que estalló la mencionada quiebra.

El grado de inversión, tiene por objeto reconocer el ejercicio de las políticas de carácter fiscal de manera responsable y eficiente, así como los esfuerzos gubernamentales por modernizar o bien mantener moderno al país, a través de esfuerzos presupuestales para la construcción de infraestructura critica que permita las inversiones y una política monetaria disciplinada.

Otro componente que resulta fundamental para obtener y mantener el grado de inversión es el correcto manejo de la política social, a través de la implementación de programas de apoyo a las personas, la eficiencia de la administración pública, el sistema judicial apegado al estado de derecho, un correcto funcionamiento del sector bancario y la disminución o liquidación de deuda sin soporte.

México vive un panorama ambivalente, e incluso contradictorio, ya que sus calificaciones, no se corresponden al desempeño económico fundamental, donde priva un endeudamiento crónico.

El obtener una calificación adecuada, incluso en el rango de grado de inversión, es decir que no existe riesgos para los inversionistas, es un primer paso, pero el mantenerlo, resulta muchas veces complicado, ya que se depende de una permanente modernización de las estructuras organizacionales y de infraestructuras para el desarrollo; en caso de México, juega en contra de mantener el grado de inversión, la gestión inadecuada de los activos públicos.

Una fortaleza que contrarresta las inadecuadas políticas en distintos rubros es la alta estabilidad financiera del sistema bancario, su robusto gobierno corporativo y la gestión prudente de riesgos; un factor que a la larga no generó la estabilidad y las condiciones a largo plazo para mantener el grado de inversión, fue la ineficiente política de privatizaciones y precarización del mercado laboral y a ello hay que agregarle un asunto de coyuntura, el fracaso en la modernización de algunas empresas estatales ante una gestión ineficiente, agudizando la intermitencia con la que obtienen utilidades, a pesar de su potencial.

Las empresas estatales correctamente manejadas, tienen un impacto positivo en el crecimiento económico, además de que ofrecerían mejores servicios a los agentes económicos, en este sentido, el grado de inversión es un asunto de confianza para los mercados financieros, haciendo atractiva la compra de papeles de deuda como una forma de inversión, abaratando la tasa de interés que el gobierno debe pagar por esos empréstitos.

“Los mercados financieros hacen una distinción importante entre los emisores de bonos de bajo riesgo y los de alto riesgo: Cuanto menor sea el riesgo, más confían los inversores en dichos emisores” (BCE).

Una calificación alta, resultaría más barato para México obtener créditos en los mercados internacionales, lo que a su vez se replica para las empresas y para las familias.

Las agencias denominan la calificación que otorgan a la economía nacional, como calificación soberana y esta es la referencia para fijar la tasa de interés para el financiamiento privado otorgado por bancos a otros bancos y las empresas en el país, siendo un limite natural, lo que implica que el sector privado obtenga costos de financiamiento bajos y estables, estimulando la rentabilidad de las empresas nacionales e internacionales establecidas en el país, a su vez el financiamiento barato para bancos, permite que estos ofrezcan créditos al consumo, hipotecarios y otros a tasas bajas en beneficio de los hogares, lo que favorece el poder adquisitivo de las familias.

La obtención del grado de inversión, a lo largo del tiempo y de manera estable, favorece el mejor rendimiento de los fondos de pensiones, ofreciendo certidumbre a la población en edad de retiro, ya que los grandes fondos de inversión, que manejan estos recursos, no compran papeles que estén calificados por debajo de ese grado de inversión.

México y sus empresas públicas, deben contar con una calificación a nivel de grado de inversión, ya que le permite al país acceder a las Bolsas de Valores más relevantes del orbe, es decir se tendría acceso a los mercados del circuito financiero internacional; los grandes inversionistas internacionales, arman sus carteras con papeles que no generen ningún tipo de riesgo financiero, por lo que, a su vez, los bonos mexicanos, son y seguirían siendo altamente demandados.

México teniendo grado de inversión, se constituye como receptor de capital extranjero, el que puede coadyuvar como motor para el desarrollo económico, además de permitirle acumular reservas en el banco central a un nivel prudencial adecuado un manejo más suelto de la política monetaria.

Para cualquier ministro de finanzas, o en el caso de México para un Secretario de Hacienda y Crédito Público, la gestión para la obtención del grado de inversión es y será un gran logro, el que marca claramente en un antes y en un después el manejo de la política económica, pero ese cambio, implica mantener la confianza de los inversionistas en un país fuerte y estable, ofreciéndoles por tanto los mayores beneficios posibles, lo que contra todo pronostico ocurre hoy en el país, lo que sin lugar a duda da motivo obligado de estudio.

 

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