LOS CONTRATISTAS DEPENDIENTES COMO UNA NUEVA FIGURA DEL ENTORNO LABORAL

“El Hijo del Camionero”

 “En México la medición del trabajo generado por esta categoría se utiliza para disminuir estadísticamente la pobreza”

 

Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro

Presidente de la Junta de Enlace Ciudadano, para el

Análisis de Temas Económicos y Sociales de

México y Nezahualcóyotl 

@MRODOLFO_CID 

A lo largo de estos dos años y hoy comenzando el tercero, en el “Hijo del Camionero”, se han abordado diversos temas, desde la óptica de explicar los fenómenos económicos y su naturaleza, con el fin de que sean los lectores que a partir de su comprensión, establezcan sus opiniones y conclusiones sobre la situación.

Como se expuso la semana pasada, respecto a la medición multidimensional de la pobreza (seis dimensiones), en la que cualquier agente económico, no clasifique en una sola de estas, lleva a que no sea contado como pobre, lo que en sí mismo no es razonable, lleva a comprender el porqué de ciertas acciones gubernamentales y sus resultados dentro de la política social actual; muchos mexicanos, por ser beneficiarios de un programa social, pueden no calificar como pobres, aunque orgánicamente lo sean o bien, el dotar de seguridad social a cierto tipo de personas que desempeñan trabajos precarios, les lleva a no ser considerados como pobres, aunque el empleo en su ejercicio y salario, siga siendo precario, tal es el caso de los trabajadores dependientes de plataformas de servicios.

En este orden de ideas, se revisaron una serie de trabajos, presentados ante instancias como la Organización Internacional del Trabajo, donde autores como Rosina Gammarano, Michel Frosch y Quentin Mathys, además de los trabajos propios de quien escribe estas líneas, han conducido al estudio de un nuevo fenómeno, “el ocultamiento de la pobreza”, a través de políticas y acciones de gobierno que no resuelven el problema, pero que su resultado impacta en una o dos dimensiones de la pobreza, llevando a que estadísticamente esas personas, dejen de calificar de pobres.

Un mecanismo de ocultamiento de la pobreza, tiene que ver con la figura de la OIT denominada “Contratista Dependiente”, es decir personas que aparentemente se desempeñan por su cuenta, pero que el ejercicio de su trabajo depende de la operación de un tercero, quien resulta proveedor de infraestructura, de logística o de equipamientos, lo que hace que el trabajador, sea en los hechos dependiente de un tercero, que no es su patrón, ya que como tal no existe una relación laboral, pero sin este, no puede desempeñar su trabajo.

La relación de estos trabajadores con su unidad económica, resulta compleja y difícil, ya que en estricto sentido, no existen acuerdos laborales para desempeñarse, aunque en los hechos la autonomía para desarrollar el trabajo en las condiciones y horarios en que pretenden es totalmente plena, pero sin protección real ante el riesgo económico al que se ven sometidos ante la falta de sujeción a las normas que rigen la actividad, tal es el caso de los prestadores de servicios de transporte bajo demanda, que a pesar de pagar impuestos y seguridad social, resulta una actividad irregular, al no cumplir los requerimientos legales a los que están sujetos los prestadores de servicios de taxi.

En este contexto ya se enfrenta un primer problema en el análisis económico de la situación, y es establecer a partir de qué momento o característica, se hace diferente la ocupación remunerada y la ocupación por cuenta propia, incluso en que momento, existirían los trabajadores intermedios, condiciones que deben ser medidas, a efecto de identificar a los contratistas dependientes, distinguiendo a quienes no son asalariados pero siguen dependiendo de una unidad económica determinada.

Es algo obligado, el disponer de información sobre el grupo de trabajadores que se sitúan entre los rubros tradicionales de la ocupación remunerada y la ocupación por cuenta propia, ya que entre otras cosas, permite determinar la calidad del trabajo y si el trabajador puede acceder a los servicios de vida básicos a través de proveedores independientes, agencias gubernamentales bajo cotización o por instituciones de tipo de caridad.

Por lo anterior, es necesario señalar que los contratistas independientes son de acuerdo a la OIT: “Trabajadores que tienen acuerdos contractuales de naturaleza comercial (pero no un contrato de la ocupación) para proporcionar bienes o servicios para o a través de otra unidad económica. No son empleados de esa unidad económica, pero dependen de ella para la organización y ejecución del trabajo, los ingresos o el acceso al mercado. Son trabajadores por cuenta ajena que dependen de otra entidad que ejerce el control sobre sus actividades productivas y se beneficia directamente del trabajo realizado por ellos”.

Su dependencia puede ser operativa y/o económica, lo que implica que su actividad es inestable, ya que depende que la unidad económica, mantenga el contrato de proveeduría de servicios. Las unidades económicas de las que dependen pueden ser de mercado o no, incluidas empresas, gobiernos e instituciones sin ánimo de lucro.

Las relaciones de trabajo de los contratistas independientes, las que son con fines de lucro, no se rigen por la legislación laboral, sino por la mercantil o su equivalente, por lo que son responsables de declarar sus propios impuestos y de contratar su propia seguridad social.

Los contratistas dependientes se clasifican de acuerdo con la OIT como trabajadores de la ocupación lucrativa en función de su riesgo económico, pero como trabajadores dependientes en función de su grado de autoridad; por lo que se encuentran expuestos a los riesgos económicos de los autónomos, pero limitados a la falta de autonomía en la toma de decisiones de los asalariados.

La figura del contratista dependiente existe desde hace mucho tiempo en entornos urbanos y rurales, en países de todas las etapas de desarrollo y en una gran variedad de sectores económicos, cobrando notoriedad durante la última década con el auge de la ocupación a través de plataforma digital.

En algunos países, la gran mayoría de los contratistas dependientes se asimilaron a los trabajadores por cuenta propia, mientras que en otros, la mayoría se consideraron asalariados, así mismo, por sexo, son más los hombres que se desempeñan en estas actividades que mujeres, por lo que existe es mayor la vulnerabilidad social a la que se ven sujetos por la falta de prestaciones.

Se afirma en la OIT que los contratistas dependientes son un grupo específico de trabajadores con muchas particularidades, sus relaciones y condiciones de trabajo difieren considerablemente de las de los asalariados, los empresarios, los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores familiares auxiliares. Por lo tanto, su inclusión en cualquiera de estas categorías daría lugar a representaciones erróneas del mercado laboral, por lo que en el caso de México, el INEGI, debe contar con una estructura de estadísticas más profundas y solventes, que permitan medir con mayor desagregación y precisión el mundo del trabajo de manera que cambios marginales en este, no genere falsas tendencias o afecte otras mediciones como lo es la pobreza.

La existencia de Contratistas Dependientes es más baja en países de renta alta y es más alta en países de renta baja, lo que es claro indicador en el caso de México, que la cada vez mayor presencia de este tipo de trabajadores, la que aumenta rápidamente, está ligada a la insuficiencia de ingresos laborales y por tanto a la pobreza. De hecho, son un grupo muy dinámico, con más oportunidades de empleo disponible en tiempos de recesión que las que se encuentran en otras categorías de ocupación.

Que en el sistema económico, existan Contratistas Dependientes, llevan al aparato político a discutir sobre la extensión de los derechos y obligaciones a los mismos, y si algunos de ellos deben ser reconocidos legalmente como empleados; por ejemplo en México los contratistas correlacionados a las plataformas, se opusieron a la implementación de leyes que los hacen considerarse empleados asalariados de las mismas.

A continuación, se presenta una lista de perfiles laborales que funcionan como contratistas dependientes (OIT):

  • Peluquero que alquila una silla en un salón y cuyo acceso a los clientes depende del propietario del salón.
  • Un camarero pagado únicamente con las propinas de los clientes.
  • Un trabajador a domicilio contratado para fabricar productos de confección.
  • Un consultor que trabaja para una empresa o un organismo público.
  • Agricultor de una pequeña explotación que produce alimentos para una empresa que proporciona los materiales y fija el precio.
  • Es un trabajador de la construcción subcontratado para trabajar en un puente bajo la supervisión del contratista principal.
  • Conductor de vehículos con un contrato mercantil de prestación de servicios organizado por una empresa de transportes.
  • Conductor de vehículos que realiza viajes organizados por una plataforma digital y utilizando su propio coche.
  • Una persona que realiza tareas de procesamiento de información desde su casa, organizada por una plataforma digital.

Todos estos ejemplos demuestran que no es el tipo de actividad en sí lo que convierte a los trabajadores en contratistas dependientes, sino cómo se organizan sus actividades y quién tiene el control sobre ello, es decir que dependen para su trabajo de otra entidad que fija los precios, organiza el trabajo, ejerce el control económico y otras actividades administrativas. En la mayoría de los pocos países de los que se dispone de datos, el mayor porcentaje de contratistas dependientes se encuentra en la agricultura.

En los países que cuentan con información, los contratistas dependientes trabajan en el comercio al por mayor y al por menor, la reparación de vehículos de motor y motocicletas, el transporte y almacenamiento, la construcción o la industria manufacturera, lo que implica que trabajan en más de 10 sectores diferentes.

En algunos contextos, los empleos de contratista dependiente son contabilizados como si fuesen sustitutos de trabajo fijo formal asalariado o como una alternativa inmediata a la desocupación o el subempleo, ya que resultan versátiles por que requieren poca preparación, recursos y equipo, lo que permite a los trabajadores ocupar un puesto de trabajo casi de inmediato; sin embargo, los resultados reales de estos empleos no son ideales.

En los países como México, donde impera la informalidad, los contratistas dependientes se clasificaran como empleados, lo que impacta falsamente la medición de la pobreza, por lo que resulta fundamental tener indicadores que desagreguen a mayor profundidad el fenómeno, el que complica fuertemente el monitoreo del trabajo. Por ejemplo, los datos sobre el promedio de horas de trabajo a la semana disponibles para 14 países sugieren que, en general, los contratistas dependientes tienen jornadas laborales más cortas que los asalariados, pero si se trata de conseguir un salario satisfactorio, tienen que desempeñarse en jornadas más largas.

Puede concluirse entonces que los contratistas dependientes son un grupo específico de trabajadores en el límite entre asalariados y autónomos, sus características, incluido su potencial de generación de empleo, los determina como un grupo nodal en los mercados laborales, aunque se plantea una exposición al riesgo económico unida a la falta de autonomía en la organización de su trabajo, a su vez, obliga a abordar asuntos como la cobertura por los derechos y obligaciones laborales. En México, la las nuevas legislaciones favorecen recaudar impuestos sobre los beneficios de estas utilidades, así como derechos por seguridad social, sin que ello implique una evolución en la calidad del trabajo.

Las nuevas normas estadísticas internacionales que permiten medir por separado a los contratistas dependientes son un logro relevante, ya que sirven de base para la elaboración de políticas específicas y eficaces, también para este dinámico grupo de trabajadores.

En México, hay sistemas de medición que obligadamente deben ser cambiados, para lograr una mejor medición y entendimiento de los eventos económicos, ya que de lo contrario, al incluir el trabajo de los Contratistas Dependientes como factor de disminución de pobreza, nos encaminan a que seamos un país estadísticamente prospero, pero realmente pobre, sin políticas gubernamentales que combatan dicha pobreza de forma real, o ¿usted qué opina?

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí