El Hijo del Camionero
“México: las promesas de progreso que te siguen sin cumplir”
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Presidente de la Junta de Enlace Ciudadano, para el Análisis de Temas Económicos y Sociales de México y Nezahualcóyotl
@MRODOLFO_CID
México es un país que históricamente ha sido gobernado en función de terceros países o bien de los de ciertos grupos sociales; a partir de la denominada normalidad democrática, se generaron una serie de cambios que llevaron a transformar la estructura económica, el libre mercado, el que trajo beneficios muy localizados hacia ciertos sectores de la sociedad, la que no sobre pasó el 50%, lo que implica que hoy mismo, muchos compatriotas estén excluidos y por ende sumidos en la pobreza.
México en el periodo señalado, comenzó una tendencia de crecimiento mediocre, muy lejano al mínimo indispensable del 5%, situación que hoy en día se mantiene en el modelo económico imperante. En esta parte resulta indispensable destacar que el modelo se configuró como lo conocemos a partir del gobierno del presidente Zedillo, quien habría de expresar que su modelo, eran un modelo de choque, que buscaba la estabilización, no obstante, ante el crecimiento logrado en el año 2000 del 6%, todos los gobiernos siguientes lo han mantenido, con ajustes y matices, pero lo han mantenido, incluido el propio Andres Manuel.
Todos los ajustes hechos al modelo, solo lograron mantener la inercia, la que alcanzó para un promedio de crecimiento anual, más menos del 2%, pero dicha inercia se ha agotado, al grado que el crecimiento en este año, será del 0%; dicho agotamiento obedece entre otras cosas, al desmantelamiento de las instituciones que favorecían la tendencia, sin sustitución efectiva de las mismas, el gasto en su totalidad de los recursos financieros disponibles, y otra serie de acciones que generan incertidumbre y con ello, no hay inversiones, por lo que no se generan empleos, por tanto disminuye el consumo y por ende se reduce la producción, generando mayor desempleo, siendo esta fase en la que nos encontramos en este momento.
Como se expuso en la columna de la semana pasada, como parte de la estrategia para mantener el consumo, usa como herramienta las transferencias a través de programas sociales para mantener el consumo, pero que no está generando mayor producción, por el contrario, empresas se retiran, si bien es cierto no están desmantelando sus activos, los están poniendo a la venta, por lo que los adquirientes, mantienen esa infraestructura, no generan nueva.
Respecto a la situación internacional, tampoco se presenta de manera muy clara, se confirman una serie de dificultades vinculadas con la falta de crecimiento global, así como la nueva política comercial de Estados Unidos, así como las tensiones geopolíticas en Europa del Este y Medio Oriente, lo que afecta las cadenas de proveedores y genera volatilidad en los mercados financieros. No obstante, la tendencia hacia la regionalización del comercio de acuerdo con lo expresado por las autoridades ofrece una oportunidad para México, fortaleciendo su integración económica en el mediano y largo plazo con Estados Unidos y Canadá, en vez de buscar con urgencia la diversificación, por lo que estamos ante lo que dice el discurso, que no es igual a la realidad.
En este contexto, “un resultado efectivo de las controversias comerciales dentro del marco del T-MEC será crucial para preservar la confianza de las empresas y los inversionistas, asegurando un flujo estable de capital hacia sectores estratégicos que impulsen el crecimiento y la inversión”.
En los últimos años, la economía mexicana ha demostrado una inercia en vías de agotarse, que se mantiene por el dinamismo del empleo, la demanda interna y por algunas inversiones estratégicas tanto del sector privado como del Gobierno Federal y las entidades federativas.
El modelo de desarrollo económico y social implementado en los últimos años se ha construido sobre tres pilares fundamentales: un piso social básico, con los Programas para el Bienestar convertidos en derechos constitucionales; el fortalecimiento del ingreso y los derechos laborales; y la promoción del desarrollo regional, a través de una mayor inversión en infraestructura clave para cerrar brechas de desarrollo. Sobre estos, se enfoca un supuesto esfuerzo por lograr la digitalización para mejorar la administración pública y la expansión de polos de desarrollo regional.
Se espera que la economía mexicana mantenga una trayectoria de crecimiento positivo, tal vez en 2026, sustentada en la solidez de su demanda interna. Aunque persiste la incertidumbre derivada de las tensiones comerciales y cambios en el entorno económico global, el gobierno asume que la presunta fortaleza de los fundamentos macroeconómicos contribuirá a mitigar los efectos de la volatilidad en los mercados financieros y a enfrentar de manera efectiva el panorama económico.
Se asume que el consumo y la inversión doméstica seguirán siendo los principales puntales del crecimiento; en este orden de ideas, el consumo privado se verá sustentado por el empleo, de mala calidad, pero empleo al fin, los incrementos salariales y una mayor inclusión financiera mediante el acceso al crédito, lo que fortalecerá el poder adquisitivo de los hogares, dejando en manos de estos, la responsabilidad de enfrentar posibles choques económicos; mientras que el bienestar, mantiene sustento artificial, a través de la financiación de los programas sociales, en vez de sustentarse en empleo de calidad bien remunerado.
Por otro lado, la inversión continuará impulsada por la ejecución de proyectos de infraestructura pública y privada, independientemente de que estos funcionen una vez concluidos, además de las dificultades inherentes para iniciarlos. La prioridad es la manufactura avanzada, energías limpias y tecnología, así como la modernización del sector energético y la expansión de la infraestructura logística, con el fin de promover la integración de empresas mexicanas en las cadenas globales de valor.
En los mercados financieros emergentes, los cambios en las políticas arancelarias y la expectativa de tasas de interés elevadas aumentan el costo financiero de la deuda del país, alcanzando el riesgo país en 2024 los 364 puntos, superando el cierre del año previo en 19 puntos, donde esta situación impacta la intención de inversión, buscándose combatir.
En 2024, la actividad económica de México registró un crecimiento de 1.5%, impulsado principalmente por el consumo y la inversión, cuyos desempeños superaron sus mediocres tendencias históricas. El mercado laboral a conformidad del gobierno, mostró fortaleza, no solo por la incorporación de casi medio millón de personas al empleo, cuando se necesitaba por lo menos un millón, sino también por los incrementos salariales, entre los que destacó el aumento del 20% en el salario mínimo; en conjunto, estos factores impulsaron un crecimiento del 6.3% en la masa salarial, proporcionando soporte al consumo de los hogares y favoreciendo la demanda interna, factor que de forma exclusiva da sustento a la economía.
En 2024, el país recibió 36 mil 872 millones de dólares en inversión extranjera, la cifra más alta desde que se tiene registro. La industria manufacturera fue el principal sector receptor de inversión, destacando el segmento de equipo de transporte, que alcanzó un máximo histórico de 9 mil 931 millones de dólares; el aliciente sigue siendo el proporcionar mano de obra barata y altamente calificada y la oportunidad de vender desde México a Estados Unidos en el marco del T-MEC, mientras que el sector primario experimentó una contracción anual de 2.3% en 2024, marcando su peor desempeño en 13 años, lo que se vincula directamente a la menos disponibilidad de tierra agraria.
Las actividades secundarias mostraron un desempeño heterogéneo en 2024; el sector de la construcción registró, por cuarto año consecutivo, un crecimiento superior al promedio prepandemia, impulsado principalmente por el dinamismo en la edificación, que compensó la disminución de producción de obra civil, mientras que las actividades manufactureras moderaron su ritmo de crecimiento a un 0.3%, afectadas por un mal desempeño de la manufactura estadounidense, mientras que la minería sufrió una contracción del 4.3%, atribuida además de la crisis petrolera a la falta de respeto a las regulaciones vigentes en la materia, por parte del gobierno.
El sector terciario en 2024 mostró un crecimiento de 2.3% anual. Al que contribuyó un aumento notable de 15.10% en los servicios profesionales, científicos y técnicos, en el que valdría la pena analizar si tuvo origen en la expansión de la economía digital, también es necesario referir el incremento de 4.0% en los servicios de transporte y las áreas ligadas con la demanda interna como el comercio al por menor y los servicios de esparcimiento, registraron crecimientos de 2.6 y 2.9% respectivamente.
Hasta ahora, las variables en 2024 parecen tener un comportamiento positivo, no resultan suficientes para realmente abatir la pobreza y a pesar de ello, el desempeño de la demanda interna continuó impulsando el crecimiento económico en 2024; de esta forma los elementos más importantes de la demanda agregada, el consumo y la inversión, acumularon en ambos casos cuatro años de crecimientos anuales superiores a su promedio histórico, de por si bajo.
En 2024, el consumo privado creció 2.8% respecto a 2023, destacando el aumento de 11.0% en el consumo de bienes duraderos, lo que implica el estimulo que brindan los subsidios otorgados a través de los programas sociales a las familias. El consumo de bienes importados se incrementó 13.4% en 2024; en esta parte es necesario recordar, que el tipo de cambio por si mismo, no es sintomático de mejora o malestar económico, por otra parte, la apreciación del tipo de cambio en favor del peso se debe a la depreciación del dólar en los mercados financieros internacionales.
En 2024, el mercado laboral mexicano mostró resultados positivos en diversos indicadores, destacando la creación de empleo, las tasas mínimas de desempleo y el incremento en los ingresos laborales. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la población ocupada alcanzó los 59.4 millones de personas, lo que representó un aumento de 470 mil trabajadores respecto a 2023, lejos del millón mínimo requerido; por sectores, los mayores aumentos de empleo se observaron en servicios sociales, transporte, y servicios de alojamiento y restaurantes. En contraste, el empleo en el sector agropecuario registró una caída, afectado por el débil desempeño del sector agrícola.
En 2024, la inflación general promedió un 4.7% anual, lo que representó una disminución de 0.8 puntos porcentuales respecto al año anterior, este comportamiento se debió principalmente por la reducción en la inflación subyacente, que promedió 4.1%, 2.6 puntos porcentuales menos que en 2023. El descenso en la inflación subyacente se atribuyó principalmente a la reducción en el incremento en los precios de las mercancías, tanto alimenticias como no alimenticias, no obstante, si bien la inflación de servicios disminuyó de 5.4 a 5.1% entre 2023 y 2024, ésta se mantuvo relativamente persistente, lo que disminuye el poder adquisitivo de las clases trabajadoras.
Cabe destacar que la balanza petrolera redujo su saldo deficitario en 8 mil 516 millones de dólares respecto a 2023, ubicándose en 10 mil 44 millones de dólares, estrictamente por situaciones meramente circunstanciales, las que propiciaron disminución de 25.7% en importaciones, impulsada por la disminución en los precios internacionales de referencia de la gasolina y del gas natural; a su vez, las exportaciones petroleras cayeron 14.4%, afectadas por menores volúmenes de exportación y precios de la mezcla mexicana de exportación.
La cuenta corriente de la balanza de pagos registró un déficit de 5 mil 986 millones de dólares, superior al de 5 mil 611 millones de dólares en 2023, aunque manteniendo la misma proporción respecto del PIB. En cuanto a los flujos de capital, la cuenta financiera registró una entrada neta de recursos por 3 mil 475 millones de dólares, menor que la entrada de recursos de 7 mil 901 millones de dólares en 2023, lo que denota la disminución de flujos de inversión extranjera; pero a pesar de ello, alcanzó un máximo histórico de 36 mil 872 millones de dólares, pero básicamente por reinversiones de utilidades; por país de origen, Estados Unidos se mantiene como la principal fuente de inversiones, concentrando el 45% del total, seguido de Japón con el 12% y Alemania con el 10%.
La inversión extranjera directa de 2024 se concentró principalmente en la manufactura, con un 54% del monto total de inversión, destacó el equipo de transporte, que alcanzó un máximo histórico de 9 mil 931 millones de dólares, los que se concentraron en la fabricación de automóviles, camiones y autopartes, lo que implica que las oportunidades de desarrollo que ofrece son focalizadas y solo alcanzan a una parte de la población.
Durante 2024, el sistema financiero mexicano se mantuvo relativamente estable, aunque hubo “sobresaltos” en el mercado cambiario; el 31 de diciembre, el tipo de cambio se situó en 20.83 pesos por dólar, con una depreciación en el año de 18.5%.
El Banco de México comenzó su ciclo de recortes en marzo de 2024, reduciendo la tasa de referencia en 125 puntos base, hasta centrarla en 10%, cabe destacar que es algo totalmente falso hablar de desinflación, ya que los precios no se redujeron, ni regresaron a niveles a la época previa a 2021, lo que ocurrió fue la disminución del ritmo de crecimiento de estos, y por ello, entro en el rango de 3%, más menos un punto.
Los ingresos presupuestarios superaron la programación, dado que se logró una recaudación impositiva mayor, priorizándose con los excedentes, el servicio de los programas sociales, así mismo en consonancia con los criterios de política económica del 2024, el gasto público aumentó respecto a 2023, para financiar la conclusión de las obras excesivamente caras y que carecieron de proyectos, porque propiciaron crecimiento económico inercial y de manera temporal generaron bienestar de la población, centrándose en los grupos en situación de vulnerabilidad.
Los ingresos presupuestarios se ubicaron en 164.8 mil millones de pesos por arriba de lo previsto en el programa, los ingresos tributarios alcanzaran un monto equivalente al 14.6% del PIB. El Impuesto Sobre la Renta recaudó un 2.2% anual adicional, por otra parte, el Impuesto al Valor Agregado alcanzó el 4.2% del PIB, pero significó una reducción de 1.6% respecto al año anterior, lo que ha llevado al gobierno a planificar situaciones abusivas tendientes a disminuir las devoluciones.
Los ingresos petroleros registraron una disminución de 15.1% real anual, lo que se atribuye a una menor producción de petróleo, así como a menores precios de referencia del gas natural. Por otro lado, en 2024 los ingresos no tributarios se mantuvieron constantes respecto a 2023 en términos reales, con lo que se ubicaron en 1.1% del PIB.
En el caso de los ingresos del IMSS y del ISSSTE se registró un crecimiento conjunto de 8.3% real respecto a 2023; presentar el dato consolidado, tiene por objeto ocultar el mal desempeño de una o de las dos entidades, pero es innegable que el dato esta influenciado por el incremento del empleo formal y del salario base de cotización. Los ingresos propios de la Comisión Federal de Electricidad registraron un crecimiento de 3.5% real respecto a 2023, derivado del aumento de las ventas de energía eléctrica, y a pesar de que no hace absolutamente nada, para evitar el robo de electricidad y el impago del servicio.
De esta manera, el gasto público alcanzó el 27.0% del PIB en 2024 y mostró un aumento anual de 7.7% en términos reales, y no fue para pagar mejor salud, educación o seguridad, se incrementó para financiar las obras sin proyecto del sexenio pasado, así como otros gastos de carácter transitorio. Del total del gasto, el 73.4% fue asignado a la provisión de bienes y servicios públicos, rubro que registró un crecimiento real anual de 8.8%, asimismo, el gasto en desarrollo social creció por séptimo año consecutivo, de manera que en 2024 registró un aumento anual de 7.3% y alcanzó un nivel histórico de 12.8% del PIB con importantes aumentos en protección social, salud y educación de 10.8, 9.8 y 3.6% real anual, respectivamente; aquí cabe señalar que los programas sociales, clasifican en el sector al que pertenece su objetivo y como los montos de financiación a dichos programas aumentaron, aumenta el presupuesto de su sector, por lo que de manera real, en la operatividad, no existen dichos aumentos.
Respecto al financiamiento de la deuda, su costo se ubicó en 3.4% del PIB y mostró un incremento de 5.1% real anual como resultado de las altas tasas de interés a nivel nacional e internacional; por otra parte las participaciones a entidades federativas y municipios alcanzaron un nivel de 3.7% del PIB y crecieron 4.2% real respecto a 2023, y finalmente, el pago de Adeudos de ejercicios fiscales anteriores y otros se mantuvo en 0.1% del PIB, es decir, la recaudación excedente, no se utilizó para disminuir los adeudos operativos.
En cuanto a los principales balances fiscales, el déficit presupuestario alcanzó el 4.9%, ello implicó que los Requerimientos Financieros del Sector Público cerraran el año en 5.7% del PIB, lo que significó un incremento real y la deuda pública, medida por el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, ascendió a 51.4% del PIB, lo que significa un riesgo financiero real, demasiado grave, ante una economía que no crece. En este contexto, la deuda neta del Gobierno Federal mantuvo el 83.5% de su saldo denominado en moneda nacional, del cual, el 77.3% se contrató a tasa fija y con vencimientos de largo plazo, por lo que resulta falso afirmar que el endeudamiento ha disminuido, al solo señalar el saldo en moneda extranjera.
Los resultados del ejercicio fiscal del año 2024 permiten estimar que por el momento la situación se mantendrá, donde los mexicanos de manera real, no percibiremos ningún cambio de forma efectiva, por lo que en función de lo que se expuso en esta columna, será interesante esperar los Criterios definitivos de política económica de 2026, para poder analizar si habrá crecimiento o no, o si este se dará de manera natural o forzada, tomando en consideración, que lo que se ha expresado, es información generada por el propio gobierno, o ¿usted qué opina?