“El Hijo del Camionero”
Nezahualcóyotl, 03 de octubre de 2023
Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro
Coordinador del Grupo de Estudio y
Análisis Técnico Político de Nezahualcóyotl
El Sabado 30 de septiembre de 2023, me hicieron el honor de invitarme a impartir esta conferencia, en el marco de la Velada Musical y Literaria por el CXXV aniversario del natalicio del Maestro Efraín González Luna, titulada “el pensamiento que México hoy necesita”, por eso en esta ocasión me permito compartir con ustedes la citada conferencia, respetando la neutralidad de este espacio que muy amablemente me han permitido para compartir ideas, no sin antes señalar que el mensaje de ese 06 de febrero de 1962, a publico especifico, ha sido trasladado al día de hoy y dirigido a los mexicanos de este tiempo:
El maestro reseñó el problema de México, aunque no lo aborda por completo en una primera instancia, sino que su análisis lo enfoca a revisar el origen de dicho problema, es decir su causa moral, siendo esta el choque entre el sistema histórico de valores de la sociedad y el modo de vida liberal, aquel definido y establecido por Barack Obama y que hoy priva en occidente.
Nos encontramos ante dos fuerzas contradictorias, la determinada e imperante derivada del liberalismo material, que ha impuesto nuevos modelos de sociedad, en los que priva el rompimiento de la familia, el individualismo egoísta, el libre mercado como mecanismo de operación del capitalismo salvaje, el aborto, la agenda de género, la corrupción de la infancia, las relaciones laborales como una mercancía, el desmantelamiento total del estado y lo más relevante, el privar a la persona de sus creencias espirituales; la otra fuerza es el humanismo cristiano, denominado por el Maestro Don Efraín González Luna como Humanismo Político, el que se basa en los pilares de la Doctrina Social, la solidaridad, la subsidiaridad, el bien común y lo más importante, la inminente dignidad de la persona humana, es decir el ente integral que cuenta con un cuerpo material y un alma espiritual.
La ciudadanía se ve inmersa en esta contradicción, pero aquellas personas que converjan o sean consonantes con los principios del humanismo político, deberán actuar sin abstraerse dentro del nuevo modelo social, y sin ser forzosamente políticos, economistas u otros, deberán transformarse en agentes de referencia y defensa de aquellos que no quieren formar parte de este nuevo orden, construyendo una fuerza capaz de retrotraerlo y reconducirlo al sistema histórico.
La transición social hacia el modelo liberal imperante no resulta de la voluntad popular, sino de la acción de minorías con poder económico y político sustantivo, las que hacen del gobierno un instrumento que actúa contra el deseo de las mayorías, ejemplos de ello sobran; luego entonces como en aquella época, el problema de México sigue siendo político.
El centro del problema político, es mantener la eminente dignidad de la persona humana, ello debe ser el eje rector de la actividad del gobierno, en el entendido que la naturaleza propia del ser humano, es superior a las nuevas costumbres y vicios que se le imponen, por otra parte, los valores históricos, no dispensan de las situaciones en la tierra, una política laboral justa, un sistema de economía social de mercado, un estado fuerte que no haga todo, pero que sea responsable de todo, el firme cumplimiento de la ley y el ejercicio del estado de derecho, una economía de rostro humano y de alto desarrollo, así como una vida y convivencia libre de ideologizaciones, son la solución del problema político y por tanto tarea del humanista político.
Tenemos un ambiente lleno de violencia, porque el orden social ha sido roto y ha sido roto por aquellos que debieron garantizar su integridad; el nuevo orden liberal, se introduce a través de convertir en derechos las aspiraciones muy propias de cada individuo, lo que transgrede los derechos generales de los demás, haciendo incluso imposible la vida juntos, porque ha sido hecha a un lado la sociedad, vivir en sociedad, es algo más que vivir juntos.
Existe una diferencia sustantiva entre individuo y persona, el primero vive para sí, la segunda vive en sociedad y la sociedad no es una forma de organización optativa, es simplemente indispensable, solo en sociedad la persona es capaz de progresar, desarrollarse, hacer ciencia y cultura, ser feliz, es decir solamente en sociedad, se alcanza el bien común, por tanto la sociedad es sujeta directa del quehacer político, la política tiene por objeto indiscutible, generar todas las acciones necesarias, para facilitar la vida en sociedad y que dicha vida sea de calidad.
Dice Don Efraín “la sociedad humana es un estado de convivencia de seres inteligentes y libres; lo que le da forma, lo que hace posible la existencia de la sociedad y el cumplimiento de sus fines, es un principio unificador, ordenador, arbitro que haga que todas las voluntades concurran al mismo fin, que prevenga o corrija las desviaciones, que en suma gestione, defienda, cumpla el Bien Común”; en lo personal agrego, aquello que promueva lo contrario, no solo no es político, es antipolítico.
La existencia de la sociedad por sí misma, demanda la constitución de una autoridad, ya que, sin autoridad, no sería posible la sociedad, el conglomerado humano viviría en un caos interminable, donde la constante sería el choque entre lo que cada individuo considere su libertad, degradando la dignidad de la persona, rompiendo su naturaleza humana; luego entonces hoy en México la crisis social, resulta de la falta de autoridad, una autoridad unificadora.
La autoridad se encarga de gestionar las normas que la sociedad establece para garantizar su armonía, defenderse de las amenazas, incluso defenderse de sí misma, sino hay autoridad, el cuerpo normativo no sirve de nada; ¡no es acaso la realidad presente de México! El cuerpo normativo, en conjunto con las instituciones encargadas de ejercerlo en distintos ámbitos, es el resultado directo de la actividad política, por lo que cabe cuestionar la calidad de la política que hoy ofrecen los distintos actores a México; es un hecho que el México y sus problemas de aquel 06 de febrero de 1962 que disertaba el Maestro González Luna, no es el mismo, sino peor. Cuánta razón Maestro.
La política como producto de la acción social, debe reconocer todos los componentes que dan forma a la sociedad, ya que, de otra forma, se genera ruptura, división y lo peor, la exclusión de las personas ante aquellos que resultan beneficiados de la falta de autoridad. No es posible que la sociedad exista sin un orden político, y ese orden político tiene que garantizar que la sociedad se procure el cumplimiento del destino humano.
Para que exista el orden social, debe existir un orden político, que sea capaz de construir un esquema de autoridad; la máxima expresión de la comunidad es la nación, y la nación se organiza para sus propios fines en un estado y ese estado para ser coordinado, cohesionado y salvaguardado, requiere de una dirección, un gobierno, cuya primera responsabilidad está en garantizar estas tres tareas: la justicia, la equidad y la integridad de la sociedad, situaciones de las que muy evidentemente carece el México de hoy y que es su propio gobierno el responsable de esa ruptura, la que se manifiesta en la división de los ciudadanos en bandos, la deriva violenta en que vivimos, la ineficiencia del quehacer público y de la política y el individualismo exacerbado que no respeta los valores que mantienen la mayoría.
El gobierno en contra de sus propias atribuciones y obligaciones, hoy se entromete de manera corruptiva en lo más importante que tiene un ser humano, su fe, su nación y su familia, el romper con estas estructuras, con estas instituciones no es liberar al mexicano de sus opresiones supuestas o reales, por el contrario y como hoy lo vemos, le someten a la mafia que en la actualidad detenta el poder, ya que le privan de sus compromisos por los demás, de la visión de sí mismo, le conforman con el presente y lo llevan a renunciar a su futuro; por lo menos uno de cada tres padres de familia en México, su umbral de futuro es concluir el día y acostarse por la noche a dormir, si se despierta al otro día, ya es ganancia y entonces “veremos”.
El Maestro Don Efraín González Luna en esa conferencia de Guadalajara el 06 de febrero de 1962, establecía una premisa, una realidad que hoy a muchos les da miedo reconocer y otros han hecho lo imposible por no aceptar y es el origen católico de este país, y la aun abrumadora mayoría católica de los mexicanos, independientemente si practican o no, situación que resulta relevante, ya que en los acontecimientos, es perfectamente claro, que sigue respondiendo y practicando los principios doctrinarios del cristianismo, aquellos que dan origen a los principios de doctrina de la Democracia Cristiana Mexicana, y por tanto a palabras del querido maestro, “seguimos teniendo una mayoría católica, vejada constantemente, por una minoría violenta anticatólica”. La acción política, no está cumpliendo sus funciones, por el contrario, somete a la mayoría de la población a los designios de los menos, es aquí donde estamos obligados a levantar nuevamente nuestras banderas y no solo generar expectativas, sino realidades para esa mayoría.
Pero aquí cabe una pregunta ¿Por qué no funciona la acción política del estado?, la respuesta es una, la sociedad ha renunciado al ejercicio de la acción política y ha permitido que se le desplace, desistiendo del principio democrático de la representación, y lo ha cambiado por el uso indigno del autoritarismo, la delegación, donde los agentes de autoridad, se asumen con la atribución de decidir sin consultar a la sociedad, de decidir a espaldas de esta, no podemos permitir transitar a una nueva forma de opresión, no permitamos la instalación de lo que se podría llamar “Autoritarismo democrático”; luego entonces tal como Don Efraín lo manifestara, regresamos al comienzo, el funcionamiento correcto del estado, como forma superior de organización de la sociedad, se debe al funcionamiento correcto de la propia sociedad.
El principio democrático, establece que la mayoría determina el pacto bajo el que la sociedad genera su vida en común, para que posteriormente con sus particularidades, todos seamos insertados y tengamos la oportunidad de desarrollarnos, pero es precisamente lo que hoy no existe, el pacto de vida común, y la carencia de este, lleva al choque permanente de individualidades, lo que se percibe desde el abordar el transporte público y hasta el ejercicio del sufragio universal.
Pero ayer como hoy, nos vuele a preguntar Don Efraín ¿Por qué los mexicanos no hemos tenido la capacidad de manejar nuestro propio estado? La respuesta es contundente, porque en ningún caso recibimos formación política, los novohispanos no la recibieron, al grado que ante la propuesta de Iturbide de que Juan Ruiz de Apodaca, el ultimo virrey, proclamara la independencia y se hiciera con el supremo poder ejecutivo, ante la negativa de este, aun los más recalcitrantes pensadores liberales, los ultrarrojos, no tenían ni idea de cómo constituir o asumir ese poder ejecutivo; unos años después, Antonio López de Santa Ana, ¡un López!, al proclamar el plan de casa mata, gritará “viva la república”, para confesar solo unas horas después, desconocer que es una república; los mexicanos de estos tiempos, no somos instruidos en las escuelas con toda profundidad e impacto, sobre política, sobre lo que es un diputado local y un federal, que es un senador, quien gobierna al municipio, seguimos viendo al presidente de la república como ser supremo, como si nunca hubiésemos destronado a Fernando VII, hoy mismo, no sabemos cómo funciona la división de poderes, cómo funciona la división territorial para elegir representantes, es más, hago las siguientes preguntas, si el diputado es el representante social de un territorio, ¿Por qué las discusiones camerales, se dan por bloque, por bancada y no por distrito? ¿Por qué elegir uninominales o no todos plurinominales o al revés? ¿Cuál sería la diferencia?; tenemos que aprovechar la coyuntura actual y exigir que los planes de estudio sean descontaminados de ideologías perversas y de manipulaciones y que, por el contrario, se imparta junto con las demás materias una fuerte formación política, para que dé una vez por todas, contemos con una generación, integralmente formada, que nos represente adecuadamente, respecto al manejo de nuestro estado, pero dentro de un marco de unificación en un fuerte esquema de valores.
Diría González Luna, que la tragedia de este país, es la improvisación con la que lo han gobernado, yo diré con la improvisación con la que siempre se gobierna, donde la única constante es la tradición católica, y de tal hecho Lucas Alamán, el gran estadista del siglo XIX, habría de decir sobre tal circunstancia, que se tendría que aprovechar para generar una nueva identidad y garantizar la integridad del territorio nacional, los liberales pensaban lo contrario, su visión se impuso por medios violentos y a la fecha, saltan los resultados a la vista; hoy tenemos que construir nuevos factores de cohesión e identidad, es inaceptable la visión liberal de decir que hay afro mexicanos, mexicanos originarios, mexicanos de chile, mole o pozole, porque a pesar de nuestras posiciones, a pesar de capítulos de discriminación, somos una sociedad que ha tenido la capacidad de reconocerse e integrarse como iguales entre sí, independientemente de orígenes y costumbres, no obstante es necesario destacar el juego que se vivía en aquel 1962 y que se vive en 2023, “divide y vencerás”, ello no podemos seguir aceptándolo, ¡no perdamos más de lo que hemos perdido!
Don Efraín con motivo de la conferencia que nos ocupa, diría que, en el país, privó una ideología anticatólica que, a lo largo de 120 años, propició solo choques entre distintas tendencias sociales, entre ideologías e intereses, más nunca como ocurre ahora, no existió un programa de gobierno y tampoco existió un proyecto de nación; seguimos prorrogando ese vicio en el tiempo. “Ni a unos ni otros, se les ha ocurrido que, a lo construido, solo había que generarle conciencia política, organización política, conducta política, a través del puente natural del derecho de representación, por el que muchos han luchado, ello resolvería los problemas”
Pareciera que los mexicanos, ya nos hemos acostumbrado a cerrar los ojos ante la deformidad política, aceptamos normal, lo que a los ojos de la tradición, de los valores, de nuestra doctrina política, simplemente es inconcebible, diría el Maestro González Luna, “ya nos acostumbramos a prescindir de la naturaleza humana” y por ello no podemos incidir en la mayoría contundente de los mexicanos, para concientizarlos sobre la gravedad del problema político en el que históricamente hemos vivido, incluso ante la gravedad de la situación, con recta conciencia tendremos que interrogarnos ¿nos hemos convertido en parte de ese problema?, y una forma para no desviarnos del camino o bien recuperarlo, es salir a decirle al ciudadano, lo contrario a lo que normalmente escucha: “metete en política, habla de política, has política”, el problema es la falta de conciencia política de la sociedad, y es aquí donde puede ser muy eficaz la acción partidaria basada en los principios de doctrina, orientando, concientizando, comprometiendo a la gente a que cumpla con sus deberes de hijos, de padres de familia, de trabajadores, de patrones, de alumnos, de maestros, de los propios deberes de cada uno, de los deberes como mexicanos que somos, generemos conciencia social, para eso González Luna, se unió a Gómez Morin, para fundar un partido, para que sirviera de herramienta para crear esa conciencia social.
El problema político, se combate formándonos como políticos, la economía, la cultura, la educación, el trabajo, el quehacer publico deben interesarnos en todos sus aspectos y niveles, que nunca más alguien nos diga que por ser mexicanos que vivimos en un municipio, nos incumbe solamente el bacheo, el alumbrado público o la recolección de basura, que el paquete económico, la política internacional, la laboral, etc, les corresponde a otros, mentira y que nunca más alguien se atreva a sostener tal afirmación, todos los temas, son de nuestro interés y participaremos en ellos, según nuestra formación y capacidad.
La falta de interés político, ha llevado a que se legisle en contra de nosotros mismos, basta ver en estas dos últimas legislaturas todo lo que la maquinaria oficialista ha pavimentado tal cual aplanadora, desde formas de lenguaje absurdas ajenas a la cultura de nuestro propio idioma, pasando por la destrucción del tejido social, imponiendo formas antinaturales, ajenas a la evidente dignidad de la persona humana y concluyendo en la disposición de la vida humana, donde la de un perro es más valiosa, sin menospreciar el valor propio de cada vida.
Por eso y hoy más que nunca, debemos retomar la herencia que nos legó el Maestro Efraín González Luna: Nación, Persona, Estado, Orden, Libertad, Enseñanza, Trabajo, Iniciativa, Propiedad, Campo, Economía, Municipio, Derecho, Política y sus respectiva proyección, México siempre ha estado necesitado de esa herencia y si un día los mexicanos la han reclamado, es precisamente hoy, nuestro papel es ofrecerla mediante políticas partidistas y de gobierno acordes a ella y esta tarea empieza por volver a escuchar, por volver a mirar a todos aquellos que con toda justicia, hoy no se sienten representados, es más, no son representados, digámosle que estamos ahí, para dar la cara, para luchar por ellos, para hacer realidad sus derechos en función de los valores sobre los que se fundó nuestra nación, la que espera que la llevemos al lugar que por derecho y por historia le corresponde.
Son innumerables, las contradicciones y errores políticos con los que se ha dirigido nuestro estado, nunca ha habido fuera de la religión, elementos de unificación y de cohesión, por ello enfrentamos dos siglos de perdidas, por lo que de una vez por todas hagamos lo necesario, bajo la guía doctrinal de Efraín González Luna, bajo el humanismo político, para que este país alcance su destino manifiesto de ser luz de las naciones.
Espero que esta disertación que tengo la oportunidad compartirles, sirva para generar concientización de nuestro papel como personas que forman parte de una sociedad y que esa sociedad, se constituye como nación: MÉXICO.