¿Qué pasa con el mal servicio en UBER?

Juan Carlos Flores Aquino

PODER CIUDADANO

Juan Carlos Flores Aquino

Fue en el 2014 cuando UBER generó revuelo en la Ciudad de México, apareciendo en la capital del país como un servicio de transporte privado de primerísimo nivel.

Después de iniciar operaciones en San Francisco, California, mediante una aplicación en el 2011, y continuar la espiral por las principales ciudades del mundo, llegó a chilangolandia tres años después, generando un intenso debate.

Al principio, muchos señalaron lo benéfico de la competencia, con vehículos muy presentables y con buen mantenimiento, choferes capacitados y con cierto grado de preparación y educación, tan así, que lo que mayormente recordamos es la icónica botellita de agua de cortesía, atravesando por la amabilidad de preguntarte qué tipo de música y volumen preferías, y si aceptabas la ruta que la aplicación marcaba.

Otros más, señalamos que era una competencia desleal para los taxis qué sí brindan un buen servicio, principalmente de sitios reconocidos y, sobre todo, que las multimillonarias ganancias se fueran para capitales extranjeros de la misma aplicación, y lo mínimo se quedara en la ciudad.

Recuerdo inclusive que se planteaba un impuesto que al igual que como lo que pagan los taxistas con refrendos, revistas, placas, licencias, taxímetros, etcétera, etcétera, este fuera destinado a mejorar las vialidades en muy mal estado (desde entonces) que ya teníamos en la ciudad, principalmente con los baches y la falta de señalización.

Sin embargo, en el entonces gobierno de Mancera, corrió el rumor, como siempre, de que ya se habían arreglado, y no hubo ya ningún problema con la aplicación que acapara el 80% ciento de los viajes privados en la capital.

Con la pandemia, el UBER Eats hizo que creciera aún más la demanda por la aplicación, y tal pareciera que fue entonces cuando empezaron con un mal a pésimo servicio.

Desconozco si es el mercado del transporte privado, o la propia demanda por emplearse en UBER, que comenzaron con los problemas que varios señalan como fallas en los filtros de selección y capacitación de choferes, entre otros.

Desde el 2021 hasta ahora, con la curva en descenso de la pandemia, es muy común, casi diario, encontrarse en las redes sociales con verdaderas historias de terror, que usuarios, principalmente mujeres, acusan a choferes de UBER, sin que se tomen en cuenta sus reclamos y quejas, a menos que se haga viral.

Lo grave ya no son los casos de cancelaciones o mañas de los conductores, sino los robos y las actitudes violentas que han asumido estos delincuentes que se disfrazan de choferes, sin que la aplicación tome medidas, lo que genera un efecto inverso.

Es decir, si los viajes le siguen generando ganancias millonarias a la aplicación, y por eso deciden aceptar un mayor número de choferes y vehículos, a ellos realmente no les importa si les llegan miles de quejas por su mal servicio, siempre y cuando no afecte su ganancia.

Y si estos choferes saben ya que no pasa nada, siguen y seguirán con su mal servicio, malos autos, tratando mal al pasajero, robando descaradamente a quienes aún usan esta aplicación para hacer algún envío.

Al fin que somos la ciudad del no pasa nada, y si pasa, tampoco pasa. Por eso ya no le ofrecen su agüita los del UBER.

Twitter: @floresaquino

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