Se abre el cielo a la esperanza de 1.1 millones de afectados por ruido aéreo

La propuesta presentada por el colectivo “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido” a la AFAC y SENEAM se vuelve cada día más viable para ajustar salidas y llegadas del AICM, con beneficios directos para la salud y la tranquilidad de los habitantes del poniente del Valle de México

Ciudad de México, a 4 de noviembre de 2025

El colectivo ciudadano “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido” dio a conocer a sus representados que planteó a los máximos órganos en aeronáutica en México, AFAC y SENEAM, una triple propuesta para modificar el diseño de las salidas del espacio aéreo en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AICM) —de las cuales una fue recibida con simpatía— y, con ello, poder reducir en 1.1 millones el número de habitantes afectados por el ruido que producen los vuelos en el poniente de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, afirmaron sus principales integrantes.

Durante una reunión informativa con vecinos y representantes de más de 60 colonias del poniente de la Ciudad de México y de la zona conurbada alta del Estado de México, los especialistas del colectivo informaron que el 18 de septiembre presentaron ante la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAMtres propuestas técnicas para rediseñar las rutas de salida de las pistas 23 izquierda y derecha implementadas desde el 25 de marzo de 2021, mismas que han sido modificadas en distintas ocasiones.

La propuesta principal, que tuvo una recepción favorable por parte de las autoridades aeronáuticas, consiste en una salida con viraje a la derecha en el punto de recorrido con coordenadas geográficas 19°24’16.44″ LN, 99°07’47.08″ LW, con una pendiente de ascenso mínima del 10% para alcanzar una altitud de 9,100 pies en aeronaves con mayor capacidad, o del 7% para llegar a 8,600 pies en modelos de menor potencia, antes del viraje.

En términos prácticos, el ajuste permitiría un ascenso más pronunciado y un viraje previo a la zona montañosa del poniente, evitando así la exposición crónica al ruido que actualmente padecen cientos de miles de personas. Dicha exposición se ha vinculado con alteraciones del sueño, problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo infantil, irritabilidad y agresividad, entre otros efectos. El cambio de 2021 desplazó las rutas hacia una zona de cañadas, donde la orografía amplifica el ruido por el eco, mientras los aviones sobrevuelan zonas habitadas a tan solo 300 a 500 metros de altura.

El capitán piloto aviador en retiro, Jaime del Río, explicó que la propuesta busca mantener el rumbo inicial de despegue, pero con un viraje a la derecha antes de las cuatro millas náuticas (previo al Periférico), para ascender con mayor rapidez y evitar el sobrevuelo sobre áreas densamente pobladas como Tecamachalco, Bosques de las Lomas, Lomas Altas y La Herradura, entre otras. De hecho, el viraje a la derecha iniciaría por donde en tierra convergen el Viaducto Río de la Piedad y Calzada de Tlalpan.

Esta alternativa, señaló Del Río, fue la mejor recibida por la AFAC durante la reunión del 18 de septiembre pasado, ya que reduce el ruido sobre las zonas residenciales altas, preserva la seguridad operacional y mantiene los márgenes de separación aérea, además de ser compatible con las operaciones del AIFA y del aeropuerto de Toluca. Actualmente, las salidas de las pistas 23 derecha e izquierda del AICM se dirigen directamente sobre la ciudad, generando un impacto sonoro considerable en colonias de la zona alta del poniente del Valle de México.

Por su parte, el ingeniero y especialista en ruido, Dr. Rafael Trovamala, quien elaboró para el colectivo “Más Seguridad Aérea, Menos Ruido” el único estudio que existe hasta el momento sobre el impacto acústico de las aeronaves en la población, explicó detalladamente los riesgos para la salud derivados de la exposición crónica al ruido aeronáutico.

Entre los principales efectos identificados destacó las alteraciones fisiológicas y cardiovasculares, ya que el ruido constante actúa como un estresor del organismo, provocando aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, contracción de arterias y venas, e incremento de la presión arterial, lo que se asocia con enfermedades del corazón y trastornos circulatorios.

Además de perturbación del sueño porque el ruido nocturno que llega a los 95 decibeles interrumpe las fases profundas del descanso, reduciendo el rendimiento y afectando la salud emocional. Los niveles mínimos de ruido recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) son de 45 decibeles por la noche y 55 en el día, lo cual es superado ampliamente por el ruido de las aeronaves.

El doctor Trovamala destacó durante el informe que también existen efectos dañinos en mujeres embarazadas y desarrollo fetal, porque el ruido genera estrés fisiológico en la madre, reduciendo el flujo de oxígeno hacia el feto y ocasionando bebés con menor peso al nacer y mayor vulnerabilidad en su desarrollo posterior.

Con base en estudios de la OMS y la revista Nature, el especialista señaló que el ruido prolongado genera afectaciones cognitivas en niños porque deteriora la memoria, la atención y la comprensión lectora, afectando el aprendizaje infantil. La exposición crónica causa, además, consecuencias psicológicas y emocionales debido a que genera descargas de adrenalina y cortisol (hormonas del estrés) y reduce la serotonina y la melatonina, responsables del bienestar y el sueño, generando ansiedad, irritabilidad y estados depresivos.

Trovamala enfatizó que los habitantes no son “exagerados ni hipersensibles”: su organismo responde de manera natural al estrés acústico. Enfatizó que vivir bajo ruido constante puede restar hasta 10 años de vida saludable, y que este tipo de contaminación se ha convertido —después de las partículas suspendidas— en el segundo contaminante más grave del planeta. Las rutas actuales de llegadas y salidas del AICM afectan a 2.6 millones de habitantes.

Finalmente, el presidente del colectivo, Meni Cohen, señaló que el estudio y las propuestas técnicas demuestran que con voluntad de las autoridades, las rutas pueden corregirse sin comprometer la seguridad aérea, al tiempo que se devuelve la tranquilidad y la salud a más de un millón de habitantes del poniente del Valle de México.

 

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