Aguas con el agua

Adolfo Prieto

ASÍ LAS COSAS

Por Adolfo Prieto

El problema del agua contaminada en algunas colonias de la Alcaldía Benito Juárez
comenzó como un rumor en donde vecinos de la demarcación, por medio de las redes
sociales, empezaron a decir que del agua se desprendía un fuerte olor a hidrocarburos,
otros se quejaron de que tenían daños en su piel y en su salud en general. Conforme esto
avanzaba y pasó de ser un rumor a algo real, el gobierno de la Ciudad de México
aprovechó la “oportunidad” para arremeter contra los directivos de la alcaldía
acusándolos de negligencia y de estar más preocupados por la campaña política (lo cual es
verdad) de Santiago Taboada que por resolver tan grave problema.

Ante la indiferencia de la autoridad y la escaza información que esta daba a la población
afectada, un grupo de vecino decidió manifestarse y cerrar vías importantes como el
crucero de Insurgentes y Xola para presionar y exigir que se informara cuál es el
contaminante presente en la zona, que se reporten las medidas de prevención y que se
atienda la salud de los vecinos.

Como es su costumbre, tanto el gobierno capitalino como el gobierno de la alcaldía se
enfrascaron en una serie de dimes y diretes tratando de demostrar que el otro era el
responsable, aunque con ellos se llevaran entre las patas a los vecinos, sabiendo de
antemano el odio que tiene un sector de Morena por la alcaldía que durante muchos años
ha sido mal gobernada por panistas y que por lo mismo ya tiene hartos a infinidad de
vecinos que vivimos en la zona.

Días después se supo que elementos del Ejército y de la Guardia Nacional acordonaron las
inmediaciones de un pozo ubicado entre las calles Guido Reni y Adriano Bower, de la

colonia Frank Hals, alcaldía Álvaro Obregón, causante de contaminar el agua. Aunado a la
anterior se difundieron una serie de hipótesis que lejos de aclarar el asunto, lo
complicaron aún más, pero realmente el más afectado resultó Martí Batres, jefe de
gobierno de la Ciudad de México, que más tarde que pronto hizo una serie de
declaraciones que lo pusieron en el ojo del huracán, y en un acto realmente desesperado
publicó en X el siguiente texto: “Compañeros de la Alcaldía Iztapalapa están ayudando a
limpiar cisternas de los habitantes de Benito Juárez. ¡Qué maravilla! Ejemplo de
humanismo y solidaridad. ¡Muchas gracias!”

Cínico resultó el muchacho porque no podían ser de otra alcaldía los que ayudaran, sino
precisamente de la de Iztapalapa que gobernó Clara Brugada, un descarado espaldarazo
para la candidata de Morena. A Batres, con su sonrisa tan cínica como la de Jorge Álvarez
Máynez, no le importa realmente el problema, lo que le importa es ver como de ese
problema se puede sacar raja política, tan así es que condicionó a los manifestantes a que
se reuniría con ellos siempre y cuando liberaran las vías y no hubiera medios de
comunicación, a lo cual se negaron.

En un acto realmente piadoso, Batres habilitó el Parque de San Lorenzo, en la Colonia
Tlacoquemécatl Del Valle, para colocar un Puesto de Mando del gobierno capitalino y
entregar garrafones de agua y apoyar en la limpieza de cisternas a familias afectadas.
Después se esparció el rumor de que el agua de dichos garrafones era agua de la llave sin
ningún control sanitario y de dudosa procedencia.

Por su parte, el candidato para jefe de gobierno, el panista Santiago Taboada, acusó a
Martí Batres de negligencia en el caso del agua contaminada, en lugar de ponerse primero
a las órdenes de los vecinos, después de todo botó el puesto de alcalde de Benito Juárez
para competir por la jefatura de gobierno. Así de miserables suelen ser los políticos
cuando de conseguir hueso y poder se trata. Pero la culpa no es de ellos, sino de los

millones de ciudadanos que no entienden que con su voto pueden truncar la carrera de
miles de políticos que solo ven por ellos y por nadie más.

Por otro lado, parece que al jefe de gobierno le gusta verse inmiscuido en asuntos de
líquidos contaminados, como años antes le sucediera con la Leche Betty, que contenía
heces fecales. No le importa el desprestigio que este tipo de escándalos conlleve si con
ello consigue quedar bien con sus superiores, principalmente con Andrés Manuel López
Obrador, presidente de México. Grillar ha sido su modus vivendi y operandi, no sabe hacer
otra cosa, seguramente no pasará nada, el asunto quedará en el olvido, y de su boca es
probable que salgan frases domingueras al mismo tiempo que esboce una sonrisa: “agua
que no bebas penas y tristezas déjalas correr!”.

Hasta la próxima.

adolfoprietovec@hotmail.com

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