AHORA SÍ, ¡ADIÓS AL PRD!

PODER CIUDADANO

AUTOR: Juan Carlos Flores Aquino

Desde hace 25 años empezaron las crisis internas del Partido de la Revolución
Democrática, el PRD, que siempre anticiparon que en poco tiempo,
desaparecería la principal fuerza política de izquierda del siglo XX en nuestro
país.

Fui testigo directo de la primera convulsión del PRD, en el año de 1999,
cuando en su primera elección abierta a la ciudadanía, para elegir a su
dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador, entonces Presidente del
partido, la calificó como un “cochinero”, y por lo cual decidió, por primera
vez en la historia, anular una elección partidista, y nombrar un interino, en
aquel entonces Pablo Gómez, sobreviviente del 68, proveniente del PCM y del
PSUM, actualmente titular de la Unidad de Inteligencia Financiera del
Gobierno de la República.

Razones no le faltaron a AMLO para calificar esa elección de tal forma. Más
cuando el principal partido de izquierda, emuló en sus propias elecciones, las
acusaciones que siempre había hecho contra -en aquel entonces- el Partido de
Estado, el PRI: operación carrusel, robo de casillas, operación tamal, el ratón
loco, padrones inflados, el relleno de urnas, fueron utilizados por los equipos
políticos de los dos principales contendientes, provenientes de la izquierda:
Amalia García y Jesús Ortega, los amalios y los chuchos. Famosos mapaches
se graduaron ahí.

Ni se imaginarían y seguro tampoco se acordarán, que en aquel fin del siglo
XX, hubo alianzas inimaginables en la actualidad, por ejemplo, una de las
principales señaladas fue Layda Sansores, acusada de robar papelería para
favorecer ¡a Jesús Ortega! Y mandar golpear con guaruras a los amalios.

O los escandalosos casos de Tlaxcala con el entonces gobernador Alfonso
Sánchez Anaya (cuya parentela aún opera en la Secretaría de Gobernación de

Luisa María Alcalde) o de Jalisco, con el entonces señalado rector de la U de
G, Raúl Padilla, a quien el entonces dirigente Mario Saucedo balconeó con
videos y fotos evidenciando como estudiantes, acudían obligados a afiliarse al
PRD, para votar por Chucho Ortega.

En aquel entonces, Raúl Álvarez Garín atinadamente decía que para que tanto
cuento, que mejor hicieran una convención de gobernadores para que se
encargaran de poner al nuevo presidente y así evitar el millonario gasto de una
elección interna. Razón no le faltaba.

Los siguientes 25 años no cambiaron muchos: permanentes broncas internas,
poca vida institucional, y corrientes y tribus que actuaban como sectas,
colocando vividores de la política como “dirigentes” del partido.

Y se agregaba un peligroso ingrediente. Desde que empezábamos a ganar
gobiernos locales, el 75% a la siguiente elección lo perdía. Surgieron nuevos
ricos y corrupción en el partido que hasta el 2010 hizo que ese porcentaje
llegara al 85%. El PRD solo retenía el 15% de los gobiernos ganados.

Después vino la debacle con el mentado acuerdo “Pacto por México”, firmado
por el PAN y el PRD y que legitimó a Enrique Peña Nieto en el 2012, razón
por la que AMLO anunciaba la creación de MORENA, que conseguiría su
registro en el 2014.

Muchos renunciamos al PRD en esos años, y fue también sintomático que sus
dos principales figuras lo hicieran años atrás: Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo. Lo demás, ya es historia.

X: @floresaquino
FB: Juan Carlos Flores (fan page)

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