* En México 22 millones de mujeres están excluidas del sistema laboral; 17.7
millones de ellas por realizar labores de cuidados no remuneradas
* Del total de mujeres que no trabajan, 40% tiene tres o más hijos; y quienes
sí cuentan con empleo, entre más hijos tienen, ganan menos
* De 24.3 millones de mujeres que trabajan, 80% no gana lo suficiente para
superar la pobreza
México arrastra un pendiente histórico con las mujeres: garantizarles justicia
económica.
La gran mayoría están excluidas del sistema laboral por dedicarse a labores de
cuidados del hogar y carecen de ingresos propios; las que trabajan, no tienen
ingreso suficiente para cubrir necesidades básicas y superar el umbral de pobreza,
además, tienen trabajos precarios y carecen de acceso a servicios de salud. Todo
ello limita su autonomía y su derecho a una vida digna, libre de violencias.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo,
Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presenta un reporte especial en el cual
retrata la situación económica de las mujeres con base en ocho historias que
reflejan las condiciones de rezago, exclusión, precariedad, bajos salarios y múltiples
desventajas. (Disponible aquí https://frentealapobreza.mx/8m2025/)
1. Exclusión. En México casi 22 millones de mujeres están fuera del sistema
laboral, de las cuales 17.7 millones no están disponibles por estar dedicadas a las
labores de cuidado de su hogar, sin remuneración. Además, 4.3 millones están
desempleadas.
2. Exclusión por tener hijos. Las desigualdades laborales que enfrentan las
mujeres aumentan con el número de hijos que tienen. La Encuesta Nacional de
Ingreso en los Hogares de 2022 (la más reciente), revela que del total de mujeres
que no trabajan, 40% tienen tres hijos o más. Las que tienen dos hijos son 20% y
con un hijo, 12%.
Además, conforme aumenta la cantidad de hijos, los ingresos que perciben son
menores. Las mujeres con un hijo ganan, en promedio, 22,504 pesos por trimestre;
con cuatro hijos, el ingreso es de 13,583 pesos por trimestre.
3. Mujeres jóvenes oportunidad. En México hay 15. 6 millones de jóvenes
oportunidad, son personas de 15 a 29 años de edad que se enfrentan a contextos
adversos y que los llevan a vivir en exclusión y precariedad.
De este grupo, 8.2 millones son mujeres, el 53% de los jóvenes oportunidad. Y de
ellas, 3.8 millones se encuentran fuera de la escuela y del trabajo, 3 millones están
en esa situación por realizar labores domésticas y de cuidado.
Además, 2.7 millones están fuera de la escuela y tienen trabajos precarios; y 1.6
millones que, aunque siguen en la escuela, viven en hogares con pobreza.
4. Indígenas excluidas. Ser mujer y ser indígena es una de las principales razones
de exclusión laboral. En 2022 un total de 3.4 millones estaban en esta condición. Y
más de 80% de ellas, de 15 años o más, tenían nivel de escolaridad secundaria o
menos.
La ENIGH de ese año revela que 43% no tenían trabajo, y según el CONEVAL
(2022), 7 de cada 10 estaba en situación de pobreza multidimensional. De quienes
trabajan, 82% no estaban afiliadas a ninguna institución de salud.
5. Ocupadas, pero en condiciones precarias. Las mujeres que trabajan lo hacen
en condiciones precarias. De 24.3 millones que tienen un empleo, 80% no gana lo
suficiente para comprar dos canastas básicas al mes; es decir tienen salarios de
pobreza, y 60% no tienen acceso a seguridad social ni a servicios de salud. Además,
casi 2 de cada 10 mujeres asalariadas trabajan jornadas excesivas de más de 48
horas y cerca de la mitad (47%) no tienen contrato estable.
6. Con empleo formal y sin salario suficiente. Tener un empleo en el sector
formal, no es garantía de que las mujeres cuenten con salario suficiente para
superar la pobreza. De casi 9 millones con empleo formal y afiliadas al IMSS, 5.2
millones (58%) carecen de salario digno, esto es, superior a 12,500 pesos. Con
salarios de pobreza son 37%; esto es, menor a 12,500 pesos al mes, y 21% perciben
salarios de sobrevivencia; es decir, alrededor de 12,500 pesos al mes, monto con
el que apenas se cubre el costo de dos canastas básicas.
7. Trabajos informales. La inmensa mayoría de las mujeres trabaja en condiciones
de informalidad, esto es, sin derechos laborales ni seguridad social. En el tercer
trimestre de 2024 eran 13.4 millones, que representa 55% de las mujeres ocupadas.
Y 82% de ellas tenían salarios de pobreza, menores al costo de dos canastas
básicas.
8. Trabajos en hogar y bajos salarios. El trabajo doméstico remunerado recae en
gran medida en las mujeres, ámbito donde también predominan los bajos salarios.
A finales del año pasado, 2.3 millones de personas hacían trabajo doméstico
remunerado, de las cuales 2.1 millones (91%) eran mujeres.
Del total de mujeres trabajadoras domésticas asalariadas, 97% tienen trabajo
informal; 85% tienen salarios de pobreza; 71% carece de prestaciones laborales y
98% carecen de un contrato estable.
Estos ocho aspectos de la situación laboral de las mujeres dan cuenta de que la
exclusión económica impuesta por género es una de las principales raíces de la
pobreza y la desigualdad en el país
Para cambiar esta realidad, es crucial impulsar acciones concretas que promuevan
su plena inclusión y autonomía económica para derribar las estructuras
discriminatorias que perpetúan la exclusión y precariedad.
Uno de los pasos más importantes es la creación de un Sistema de Cuidados que
redistribuya las responsabilidades actualmente sobrecargadas sobre las mujeres.
Este sistema debe involucrar al Estado, a las empresas y a la familia en la provisión
de estos cuidados.
También se debe eliminar la discriminación por género en el proceso de
contratación, para ello es determinante aprobar la iniciativa de ley “CV Justo”, para
prohibir la solicitud de información innecesaria en los currículums, de manera que
las mujeres no sean discriminadas en función de su género.
Indispensable, eliminar los salarios de pobreza a través del incremento al salario
mínimo, para que en 2026 llegue al monto necesario para adquirir dos canastas
básicas, más de $9,320 pesos netos al mes, y fundamental que las empresas
asuman el compromiso voluntario por el salario digno de $12,500 pesos al mes.
Para lograr una transformación real, se requiere de un compromiso social firme que
garantice los derechos de las mujeres, su autonomía económica y una verdadera
igualdad sustantiva.
Este tipo de cambios beneficiarán a la sociedad en su conjunto, pero, sobre todo,
liberará a las mujeres de la exclusión y la vulnerabilidad.