LA INFLACIÓN BAJA TAN POQUITO QUE NI SE SIENTE

  • El precio promedio de la Canasta Básica Alimentaria en el último mes está en
    $1,803.75, con una variación a la baja de 2.46% al disminuir su precio en
    promedio $45.50.
  • Las mujeres que son responsables de la compra de vivieres para el hogar son
    quienes más resienten los costos de esta inflación, se ven orilladas a aceptar
    empleos informales y a padecer la brecha laboral de género.
  • El fenómeno de nearshoring exige a nuestro país asuntos muy puntuales,
    menudo problema que heredará el próximo gobierno.

 

La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) reporta la variación de precios de la canasta básica alimentaria de cuarenta y cuatro productos de febrero a marzo del presente año, estudio de mercado realizado en los treinta y dos estados de la República, con una muestra aleatoria domiciliada, ambulatoria, estratificada en más de 200 puntos de venta en tres niveles de consumo: alto, medio y popular.

El precio promedio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) resultó estar en $1,803.75 con
una variación a la baja de 2.46%, al disminuir su precio en promedio $45.50. Aun con ello,
los cinco estados con la CBA más encarecida resultaron ser Veracruz 7.51%; Nayarit
4.30%; Tabasco 3.05%; Michoacán 0.53% y Sinaloa 0.21%. Los productos que más
aumentaron en el último mes fueron el jabón de lavandería 5.69%, que pasó de $36.54 a
$38.62; café soluble 3.22%, que pasó de $112.25 a $115.86; papel higiénico 2.89%, que
pasó de $32.43 a $33.37; botanas 2.07%, que pasaron de $19.01 a $19.41, y el arroz
1.66%, que pasó de $30.09 a $30.59.

“La inflación alimentaria que padece el país prevalece no obstante estas décimas a la baja.
Los precios siguen siendo altos, sobrepasando el poder adquisitivo de las personas Como
dicen: “bajó poquito”, tan poquito que ni se siente, no hace diferencia, ni marca sensible
mejora. Menos aún se puede considerar esto una victoria, sabiendo que las mujeres son
quienes más resienten los costos de esta inflación, pues en su mayoría son las
responsables de la compra de vivieres para el hogar, al tiempo que enfrentan la necesidad
de aceptar empleos informales que ofrecen la mitad del pago comparado con un trabajo
formal y la brecha laboral de género al recibir sólo tres cuartas partes de lo que gana un
hombre al realizar la misma actividad”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
En materia de alimentación falta mucho para lograr que los precios regresen a como
estaban previo a la pandemia de COVID. Este tema sigue siendo el talón de Aquiles de nuestra economía y uno de los grandes retos del próximo gobierno federal a elegirse el dos de julio.

Otro desafío a enfrentar será el nearshoring, producto del fenómeno de relocalización.
Nuestro país de facto ha sustituido a China como el principal socio comercial de los Estados
Unidos, primera economía del mundo. Esta condición explica en mucho la apreciación del
peso frente al dólar, el tipo de cambio que ahora tenemos corresponde a este nuevo rol que
estamos jugando en la economía norteamericana, resultando beneficiada la actividad
comercial de ambos países.

Este proceso conlleva un nuevo neoproteccionismo que opera a partir de la crisis de
suministros que se vivió a causa de la pandemia de COVID e implica la relocalización de
las cadenas productivas, que no hace mucho tiempo se desarrollaban en ciudades asiáticas
como Vietnam, Nepal, Laos y China hacia América, con especial interés en México por su
ubicación cercana a los Estados Unidos, independientemente de las condiciones internas
del país.

Sin embargo, no hay tiempo para festejar la actual situación. La realidad económica del
mundo es muy cambiante y efímera, de un momento a otro puede arrastrarnos a un lugar
no deseado, es decir, no es momento de presumir estabilidad. Lo que procede es
problematizar la circunstancia para que no nos pase lo que nos pasó con el Acuerdo de
Libre Comercio de Norteamérica del que pudimos haber sacado mayor ventaja.
Debemos atender los asuntos puntuales que el nearshoring exige a nuestro país: mano de
obra certificada, certidumbre jurídica, energía eléctrica sostenible, infraestructura de
movilidad, seguridad pública, abasto de agua, condiciones fiscales claras y blandas,
simplificación de trámites administrativos y gobiernos democráticos de amplio consenso
capaces de ofrecer estabilidad y paz social.

En suma, es claro que los inversionistas no son proclives a poner en riesgo su dinero,
buscan establecerse en un lugar que les brinde certeza de que sus negocios van a poder
desarrollarse de manera óptima, que serán capaces de sacar adelante su cometido de
producción, asegurando el retorno de su patrimonio.

“Al capital lo mueve la ganancia, al Estado el bienestar, mas no hay bienestar posible si el
Estado no garantiza las condiciones para que la población obtenga empleos bien
remunerados. Por ello, este momento de relocalización, de llegada de fuertes inversiones
que encara México. Más que festejarlo debemos entenderlo como una gran
responsabilidad, tenemos importantes retos que enfrentar y vencer o nos quedará grande
esta coyuntura histórica, buscando los empresarios nuevos destinos donde establecerse,
dejándonos colgados de la brocha, eso sería fatal”, recalcó Rivera.

Para afianzar esta posibilidad de desarrollo debemos prepararnos. De lo contrario, se
convertirá en un sueño similar a afirmar que la Selección Nacional de Futbol va a llegar a la final del Mundial del 2026 sin hacer nada para lograrlo, una fantasía con festejos
adelantados y desafortunados.

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