Orgullosamente UNAM

Juan Carlos Flores Aquino

Poder Ciudadano

Juan Carlos Flores Aquino

Quién pensaría en 1988 o 1994, aquellos años donde la UNAM se reservaba el derecho de admisión de políticos, cuando solo era bien recibido el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y fueron corridos -literalmente a huevazos- Diego Fernández de Cevallos o Carlos Castillo Peraza (qepd), que era impensable que pudiera pararse en Ciudad Universitaria, Carlos Salinas de Gortari o algún candidato priista, quien diría que años después, con quien tuviera su mayor confrontación política la Máxima Casa de Estudios, sería con un gobierno que se dice ser de izquierda.

Imposible de pensar, además, si observamos que el mayor apoyo orgánico, intelectual, de votos, que tuvo Andrés Manuel López Obrador desde que fue Jefe de Gobierno y luego tres veces candidato presidencial, fue precisamente de la UNAM.

Pues bueno, en esta autodenominada “cuarta transformación” ahora resulta que, para el gobierno de AMLO, la UNAM se ha vuelto incómoda.

Y viene de tiempo atrás, cuando por diversas razones López Obrador ha agarrado como costal de box a nuestra Alma Mater en sus clásicas mañaneras.

Desde aquel absurdo de la derechización de la Facultad de Economía (que explicamos en una columna anterior en este mismo espacio, porque está completamente equivocado el Presidente) hasta el último reto que le aventó al actual Rector, diciéndole que se dejara de choros mareadores, como si lo que escucháramos en las mañaneras no fueran precisamente eso.

Escuché con atención el mensaje que la semana pasada dio el Rector Enrique Graue, y resalto lo que me parece fundamental y de mayor reconocimiento, dijo textualmente:

“La rectoría de ninguna manera evade su responsabilidad. Mi actuar no es tampoco producto de postergación, timidez, temor o encubrimiento. Actúo y lo seguiré haciendo en el marco de la legislación universitaria”.

“No puedo ni debo ir más allá de lo que la normatividad nos permite. Sé muy bien que el prestigio de esta administración y el de nuestra casa de estudios están en entredicho, pero no por eso actuaremos de forma apresurada o irresponsable en respuesta a presiones externas para hacer juicios sumarios”.

En síntesis, Enrique Graue Wiechers aseguró que ni él, en su calidad de Rector, ni la UNAM, cederán a presiones externas, en lo cual estoy seguro que los miles de universitarios coincidimos con él y estamos absolutamente de acuerdo.

Y, para los que criticaron de un lado y de otro (paradójicamente coincidieron aquí los malamente llamados chairos y fifís) que no hubiera ese día la crucifixión de Jasmín Esquivel Mossa, es muy sencillo de entender:

La UNAM es el contraste de lo que si debe hacerse. Hay un debido proceso, un reglamento y lo que debe de cuidarse para no cometer injusticias, pero que tampoco haya impunidad. No son choros mareadores, sino simplemente hacer las cosas correctamente.

La opinión pública sabe que hay un plagio de tesis muy grave, por tratarse de una Ministra que aspiraba a presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación, impulsada por el mismísimo Presidente López Obrador.

El supuesto agravio no es de la UNAM; es de aquellos que pretenden violar la autonomía universitaria y que intentan un pensamiento único, bajo la falsa premisa de representar al pueblo.

Twitter: @floresaquino

 

 

 

 

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