Poder Ciudadano
Autor: Juan Carlos Flores Aquino
Esta semana, el periodista Ciro Gómez Leyva vuelve a ser noticia, al darse a
conocer lo que se especulaba desde hace semanas, su salida del país, sin
desconcectarse profesionalmente, transmitiendo ahora desde España.
He leído las diversas versiones de los dueños de la verdad absoluta, sobre la
salida de México de Ciro, que van desde colegas periodistas y comunicadores
de buena fe, a youtuberos y también a fanáticos miserables que se esconden
tras el anónimato de las redes sociales.
Hay de todo, pero sobre todo la miseria humana de los cobardes que
desconocen lo que es haber estado a centimetros de la muerte. Quizás, el
haber sufrido también un atentado fallido hace 6 años -que quedó muy lejos de
lo que sufrió Ciro-, me permite entender su decisión.
En aquel entonces, 2018, un constructor de orígen judío, me demandó civil y
penalmente, por haber denunciado una obra irregular. Después de haberle
ganado las demandas, infundadas por completo, días después, casualmente
entraron un colombiano y dos mexicanos a mi condominio, con armas,
brincando por los balcones, y se introdujeron a un departamento que por obra
de Dios o de quien tú creas, no era el mío.
Durante una hora amagaron a mis vecinos preguntándoles por mi, diciéndoles
que el patrón los había mandado y que donde me encontraba yo.
La equivocación de estos delicuentes al entrar a un departamento que no era el
indicado, hizo que hasta la fecha, no deje de pensar que habría pasado de
haber entrado al mío. El apoyo de mi casa editorial, de mi jefe, y de amistades
en el medio, hizo que me atendieran en la entonces Secretaria de Seguridad
Pública, y que la Fiscalía priorizara mi caso.
Por supuesto, hasta la fecha, no se detuvo a nadie, y lo que mayormente
recuerdo fue lo que me dijo un asesor del secretario: “deja de pensar quien fue
y que habría pasado porque aunque los agarremos nunca lo vas a saber, y a lo
que yo me puedo comprometer es que si los capturamos, les meteremos una
madriza con la que nunca se volveran a meter contigo y al colombiano
después lo repatriamos”. Nunca pasó nada.
En mi caso, tuve que bajar perfil, bajar redes sociales, cambiarme de casa y
andar con Código Águila durante dos años. Rechacé la escolta por
desconfianza. Me cambio literalmente la vida. Afortunadamente, no me pasó
nada.
En el caso de Ciro, no puedo imaginarme que habiendo recibido el apoyo de la
entonces Jefa de Gobierno, hoy Presidenta electa; del secretario de seguridad
ciudadana de la Ciudad de México, hoy Senador y próximo secretario de
seguridad federal; de haberse encarado con quienes le dispararon, y de haber
visto la muerte a centímetros, viva con esa terrible incertidumbre de no saber
quién lo mandó asesinar y por qué.
Pero no solo eso, sino que además de sufrir el estrés post traumático de un
hecho de ese tamaño, el todavia Presidente de la República le cargue calor
cada vez que puede. Hago a un lado a los miserables fanáticos de las redes,
Ciro tiene la piel gruesa para aguantar eso y más, pero la real incertidumbre
nunca se la quitará ¿por qué lo mandaron matar?
Por eso creo que Ciro se va de México. Y también por la enorme cantidad de
periodistas que fueron asesinados este sexenio y quedaron en la impunidad.
Por eso se van.
X: @floresaquino
FB: Juan Carlos Flores (fan page)