Xóchitl y AMLO: lo mismo, pero más vulgar

Así las cosas

Por Adolfo Prieto

 

El objetivo es sacar, no de Los Pinos sino de Palacio Nacional, a Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La historia se repite e infinidad de mexicanos se irán de nuevo con la finta, y serán los más los que voten por ella, en caso de que quede; me refiero a Xóchitl Gálvez Ruiz, la dama que ha sobresalido más en funciones privadas que en funciones públicas y cuyo comportamiento se distingue por su hablar populachero y su figura chambona, sin importarle cuidar los modos y las formas.

¿Por qué digo que la historia se repite? Porque lo mismo le pasó AMLO, su terquedad, su afán por figurar en los medios y arremeter contra el poderoso en turno lo llevó a posicionarse en el ojo del huracán y a ser visto, después de Vicente Fox, como el único capaz de sacar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Los Pinos. Durante las elecciones presidenciales de México en 2018, mucha gente harta de los mismos de siempre optó por darle el voto al morenista que, si lo veo a la distancia, hasta ese momento no había hecho nada relevante, sólo hablar de la mafia del poder, de primero los pobres, del innombrable, etc., y prometer lo que tantos mexicanos deseaban: acabar con la corrupción. El voto fue para él, no porque los votantes quisieran que ganara, sino para derrocar de nuevo al PRI, y de ninguna manera porque fuera una buena opción.

Ahora es el turno de Xóchitl, mucha gente la ve con buenos ojos, no porque esté de acuerdo con que gane la presidencia, sino para quitar a Morena. Le bastaron unos cuántos desplantes a la senadora para ponerse en los cuernos de la luna y cambiar de opción: de enfilarse a contender por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México a querer ser candidata de la oposición a la Presidencia de la República. Sin carisma, sin partido político, con una hermana en prisión acusada de secuestro, sólo le bastó que López Obrador alborotara el gallinero para lanzarla justo en medio de los reflectores y que el respetable volteará la mirada hacia ella y viera los desfiguros que ésta hacía al solicitar se le dejara entrar en La Mañanera para desdecir lo dicho por el mandatario, en pocas palabras: exigirle el derecho de réplica.

Y ya que hablo de desfiguros me basta con mencionar la pijamada que ella organizó en el Senado de la República y que algunos compañeros de su bancada le hicieron segunda para mostrarnos las ridiculeces de las que son capaces algunos legisladores. Tampoco se me olvida la vez que se disfrazó de dinosaurio y apareció en ese mismo recinto o lo indiscreta que resultó cuando se puso a grabar en video a varios de los invitados (adversarios acérrimos de Obrador, según él) que asistieron al cumpleaños del político Diego Fernández de Cevallos, y para cerrar con broche de oro: cuando se encadenó a la silla de la presidencia en son de protesta. 

Los medios de comunicación, ávidos de tela de dónde cortar, le dieron seguimiento a los hechos y dichos de Gálvez y le dedicaron bastante tiempo en sus transmisiones para que el público fuera testigo de todo lo que despotricaba la hidalguense contra el tabasqueño, ambos con su lenguaje viperino y loco. El tabasqueño denostando a la hidalguense y la hidalguense proliferando una que otra palabra altisonante, como es su costumbre, que la acorrienta y que debería de cambiar, aunque dice que es su estilo y su esencia o se inclina por lo vulgar, tal vez porque en el fondo lo es.

López admira a Benito Juárez, hombre que de ser un indígena llegó a la Presidencia de la República; Xóchitl, que de ser una indígena (a mucha honra, aunque varios aseguran que no lo es, pero lo que sí es cierto es que se preocupa por los indígenas) quiere llegar a ser presidenta de la República, lo cual no resulta tan descabellado viendo que en pocas semanas se ha posicionado en las preferencias de la gente, incluso, por encima de Claudia Sheinbaum. Tal vez por eso el ex presidente Vicente Fox la nombró titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, de 2000 a 2006. Supongo que de ahí siempre se le relaciona con el Partido Acción Nacional (PAN) aunque nunca se ha afiliado a él, seguramente porque éste representa a la derecha, aunque ella siempre ha sido rebelde con genes de izquierda procedente de una familia conservadora.

López presumía de ir y venir en un automóvil Tsuru para hacer campaña; Xóchitl presume de ir y venir a todos lados en su bicicleta, lo que hace que la gente la vea como austera, aunque solo sea en apariencia. Los dos han prometido las perlas de la virgen, tal vez porque prometer no empobrece, pero sería agradablemente original que, en vez de tener la intención de hacerlo, los candidatos nos dieran la sensacional sorpresa de llevarlo a cabo, y cuando esperamos que lo lleven a cabo, su administración terminó. A ojo de buen cubero ambos tienen varias cosas en común, hasta lo de testarudos y proclives a lanzar sus palabras domingueras.

Y como es exageradamente típico en la política, las descalificaciones han sido el pan nuestro de cada día, de uno y otro bando, pero no pasan de ser eso, descalificaciones, aunque aseguren tener pruebas suficientes de corrupción, pero hasta el momento no hay nada firme que se le pueda comprobar a Xóchitl, que jura y perjura que en su vida no hay un sólo escándalo de corrupción. Es bien sabido que en la política la victoria se obtiene frecuentemente más por la increíble estupidez del enemigo que por la superior inteligencia del vencedor, y se está viendo.

Estoy casi seguro que con Xóchitl en la Presidencia sólo los payasos cambiarán de circo, pero en el fondo, será lo mismo y no precisamente más barato. Algunos izquierdistas que ahora asumen el poder, dilapidan los fondos públicos con tan temeraria generosidad que, a su lado, los derechistas de hoy resultan sumamente tacaños. El problema de la ‘izquierda’ y la ‘derecha’ es que cuando se les da la gana son ambidiestras, y si no pueden se refugian en el ‘centro’.

Insisto, el cambio de un gobierno de cualquier clase y en cualquier parte significa sencillamente cambiar una partida de corruptos por otra, pero ahora millones de mexicanos ya están hartos de Morena y de su líder, y quieren que se vaya, aunque tengan que echar por tierra aquel dicho que a la letra dice: más vale malo por conocido que bueno por conocer.

Nos leemos la próxima semana o hasta que el gobiernito de mi alma, de sus muchas y corruptas compañías, nos separe.

adolfoprietovec@hotmail.com

 

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