ASÍ LAS COSAS
Por Adolfo Prieto
Desde su ascenso al poder en 2018 y a pocos días de que termine su gobierno, el
presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sigue siendo una
figura polarizadora y muy mentirosa en el panorama político del país. Conocido
por prometer una transformación total del país, ha ganado y maiceado a infinidad
de fervientes admiradores y capoteado y hostigado a varios de sus críticos
acérrimos, no bien dijo que “Nosotros tenemos adversarios a vencer con
argumentos, no enemigos a destruir”. Sin embargo, uno de los temas más
recurrentes en la discusión política es la veracidad de sus afirmaciones. A
continuación, se analiza cómo algunas de las declaraciones del presidente han
sido objeto de controversia y debate.
1. La “Cuarta Transformación” y las promesas incumplidas
López Obrador ha prometido una “Cuarta Transformación” en México, similar a las
transformaciones históricas que han definido al país. Sin embargo, algunas de las
promesas centrales de su plataforma son cuestionadas por la realidad. Por
ejemplo, una de sus promesas más ambiciosas fue la de erradicar la corrupción y
limpiar la política. A pesar de la promulgación de varias leyes y medidas para
combatirla, los casos de corrupción siguen siendo un problema significativo, tanto
a nivel local como federal y que AMLO lo acepte o no, han alcanzado a miembros
de su familia, pero como no se puede ser juez y parte al mismo tiempo, le apuesta
más al olvido de la gente, que a la aplicación de la justicia.
2. El aeropuerto de Santa Lucía
Canceló el aeropuerto de Texcoco para impulsar el de Santa Lucía, el cual pese a
un sinfín de maniobras tramposas no ha logrado despegar. Segú él, con la
cancelación del aeropuerto de Texcoco ahorraría miles de millones de dólares y
resolvería problemas ambientales y resultó, según sus adversarios y las malas
lenguas, un negocio familiar. Por otro lado, más de uno señala que el Aeropuerto
Internacional Felipe Ángeles (AIFA) sigue con retrasos y sobrecostos
significativos, y algunas proyecciones iniciales sobre el ahorro y los beneficios
ambientales siguen sin verse. Ni haciendo circo, maroma y teatro logra repuntar el
Felipe Ángeles.
3. Seguridad y disminución de la violencia
En el ámbito de la seguridad, sin contar los abrazos y no balazos, López Obrador
insiste en que su estrategia de seguridad, centrada en la “guardia nacional” y en
programas sociales, disminuiría los índices de violencia, tan no es así, que
recientemente tuvo la puntada de transmitir una de sus tantas reuniones con su
gabinete de seguridad, y para mala suerte del mandatario mexicano, se le tomó
una fotografía echándose un sueñito en plena reunión. Sus fans y su ejército de
lambiscones en redes sociales y Palacio Nacional dirán que no estaba dormido,
sino que le gusta dar indicaciones con los ojos cerrados para no intimidar a los ahí
presentes con su mirada pejista. A pesar de estos esfuerzos, la violencia y el
crimen organizado no disminuyen de manera significativa, por el contrario, siguen
en aumento pese a que él jura y perjura que tiene otros datos. No sé si sea cosa
mía o producto de mi mente cochambrosa, pero a raíz de la captura del
narcotraficante El Mayo Zambada, el rostro de AMLO luce desencajado, se le ve
nervioso, menos bromista, incapaz de sugerir lo que diga su dedito, hasta se le
olvidó que una vez dijo, palabras más, palabras menos, que el Presidente de
México está enterado de todo lo que pasa en su país, y después de casi dos
semanas no sabe nada de la captura de Zambada o se hace como el Tío Lolo.
4. La economía y el crecimiento
En el campo económico, el presidente sigue promoviendo un discurso optimista
sobre el crecimiento y la estabilidad económica. Se pavoneó como la divina garza
cuando el dólar se cotizó casi en $16 pesos, y hoy 3 de agosto, día en que escribo
este texto, está en $19.18. Ahora, en la recta final de su gobierno, algunos
analistas señalan que, a pesar de ciertos indicadores positivos, el crecimiento
económico es, siendo optimistas, mucho más modesto de lo esperado, y el país
enfrenta desafíos económicos significativos, incluyendo la inflación y la falta de
inversión extranjera.
5. Manejo de la pandemia de COVID-19
Durante la pandemia de COVID-19 hizo afirmaciones sobre el manejo de la crisis
sanitaria que fueron objeto de críticas, a tal grado que aseguró que con la
honestidad nadie se contagiaría de COVID y sostuvo, hasta donde pudo, la
permanencia como Subsecretario de Salud, a Hugo López-Gatell Ramírez,
conocido entre los “cuates” como el Doctor Muerte, posteriormente lo nombró
coordinador general de Política y Gobierno de la Oficina de la Presidencia de la
República. AMLO afirmó en repetidas ocasiones que México estaba manejando la
situación de manera efectiva, pero las estadísticas de contagios y muertes, así
como la falta de preparación del sistema de salud, llevaron a cuestionamientos
sobre la veracidad de estas afirmaciones. En pocas palabras, quiso tapar los
huecos que tiene la capa de ozono con un dedo.
No me cabe la menor duda de que al analizar las declaraciones y promesas de
López Obrador revela un complejo panorama en el que la distancia entre la
retórica política y la realidad práctica puede ser significativa. Es importante
reconocer los esfuerzos por abordar problemas estructurales y promover reformas,
pero también es crucial mantener una visión crítica y basada en datos verídicos
sobre el desempeño y las promesas de cualquier administración. En última
instancia, la evaluación precisa y objetiva de las políticas y declaraciones de un
líder político es esencial para una democracia saludable y funcional, algo de lo que
carece el actual gobierno pese a quien le pese y lo defienda quien lo defienda.
Hasta la próxima.
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