La tómbola morena

Adolfo Prieto

ASÍ LAS COSAS

Por Adolfo Prieto

¿En manos de quién estamos? Ya no les interesa guardar las formas y menos las
apariencias cuando de escoger a uno o a muchos candidatos se trata, y no me refiero a un
partido político en especial, sino a todos, que parecen cortados con la misma tijera sin filo.
Habiendo tanto militante que podría desempeñar de manera decorosa el cargo de
diputado o senador, los dirigentes partidistas, junto con un grupo selecto, deciden a los
candidatos que, regularmente, resultan ser los mismos de siempre en un acto
verdaderamente anti democrático.

Morena es un Partido Político joven en el que mucha gente cree, pese a que ha dado
señales de ser totalmente anti democrático y discriminador al tratar de elegir a sus
candidatos mediante esa farsa llamada tómbola encabezada por Mario Delgado,
presidente nacional de dicho partido, al señalar, palabras más, palabras menos, que de
acuerdo con los estatutos de dicho partido, los elegidos serán seleccionados por tómbola
para que TODA LA MILITANCIA tenga derecho de participar y a representar al movimiento
morenista en el Congreso de la Unión y en los congresos estatales.

No obstante, lo anterior, la persistencia de figuras políticas recurrentes en puestos de
poder ha dejado un mal sabor de boca en infinidad de morenistas que, al conocer los
resultados amañados, no vieron la llamada renovación y menos un cambio sustancial en el
panorama político de su partido. Si bien es cierto que hay nuevos nombres designados
para ocupar esos espacios, también lo es que se siguen siendo las mismas figuras eternas
como Ricardo Monreal, Fernández Noroña, Olga Sánchez Cordero, Marcelo Ebrard, Citlalli
Hernández, entre otros, para seguir encabezando a Morena y disfrutar del fuero, por si las
moscas, ya que se avecina un cambio de gobierno en el que bien podría perder el actual

partido en el poder y quedar en manos de la oposición, que ni tarde ni perezosa, decida
ajustar cuentas contra algunas de las personas mencionadas.

Se sabe que la repetición de las mismas personas a menudo se asocia con prácticas
clientelistas, corrupción, falta de transparencia, como un pago a su lealtad y por fungir
como verdaderos siervos, no de la nación, sino del presidente en turno, cuya encomienda
es protegerle la espalda y cualquier ocurrencia que su “brillante” mente pueda elucubrar.
La susodicha tómbola representa un obstáculo para el avance hacia una democracia más
sólida y representativa, con lo que me queda claro que las estructuras políticas y
partidistas, por lo menos en México, favorecen la permanencia de un grupito, sin importar
si su desempeño anterior estuvo a la altura de las circunstancias. Los vínculos establecidos
entre los partidos políticos, las élites económicas y los grupos de interés crean un entorno
propicio para la reproducción de las mismas figuras en puestos clave.

¿Y qué pasa con la tropa o la militancia general? La mayoría se sigue prestando como
carne de cañón; otros tantos, pese al panorama desalentador, conservan la esperanza de
poderse colar en las grandes ligas, pero si bien les va, serán asignados como achichincles
de los favorecidos; unos más, que no creen ni en su sombra, decidirán emprender la veloz
huida y dar el salto hacia otro partido, aunque solo los más conocidos, tendrán buen
acomodo; y finalmente, unos poquititos, van a protestar contra la descarada simulación,
motivo suficiente para que los expulsen del partido y sean dejados a su suerte.

Los premios de consolación son limitados por lo que la militancia no se da cuenta (o no
quiere darse cuenta) que la falta de opciones políticas viables, más allá de las figuras
tradicionales, dificulta el ejercicio de la democracia, y si a eso se le agrega la ausencia de
liderazgos emergentes con propuestas innovadoras y comprometidas con el cambio, pues
no queda más remedio que perpetuar el statu quo. Este desencanto puede llevar a una
resignación frente a la posibilidad de un cambio real y alimentar la apatía dentro de los
partidos.

Se publicita hasta el cansancio, sobre todo por parte de los dirigentes, que hay que
fomentar una mayor participación y organización dentro de la militancia para impulsar
una renovación democrática; sin embargo, no se dan medidas como la reducción de
barreras de acceso para nuevos actores políticos y difícilmente se implementan
mecanismos de rendición de cuentas.

La persistencia de los "Mismos de Siempre" en puestos políticos en México es un desafío
significativo para la renovación democrática que requiere un compromiso colectivo para
promover mayor participación, además de reformar las estructuras institucionales y
fortalecer los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para lograr un sistema
político más inclusivo, representativo y comprometido con los intereses y aspiraciones de
toda la sociedad mexicana.

Resulta una broma de mal gusto eso de la tómbola morena o de sus mentadas consultas
populares, porque es clarísimo que quien designa a los candidatos, en el caso de Morena,
está en Palacio Nacional realizando negociaciones a puerta cerrada, sin la debida
rendición de cuentas ni la participación efectiva de la militancia, socavando la legitimidad
de los candidatos elegidos y promoviendo la continuidad de figuras desgastadas o
vinculadas a prácticas cuestionables.

Hasta la próxima

adolfoprietovec@hotmail.com

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