Mexican New Moment en la industria farmacéutica frente a EU

Inventario de la Salud con Nurit Martínez

Nurit Martínez

Una de las consecuencias inmediatas de que México desplazó en los últimos años a China como principal socio comercial de Estados Unidos, a raíz de una determinación política, es que se abrió una enorme puerta a diversas industrias, una de ellas la farmacéutica que con sus exportaciones solo representa el 1.4 por ciento de aquel mercado.

Es poco, pero por ello tiene una amplia ventaja de oportunidades que hacen vislumbrar que México tiene su nuevo momento en la industria farmacéutica, que si no solo se deja en una tarea de inversionistas podría significar la Oportunidad de país.

La visita que realizó en días pasado una comitiva de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF) para acercarse a US Pharmacopeia, Phlow Corp, el Wilson Center, el Departamento de Estado y el Departamento de Comercio tiene un doble rostro en el que la apuesta debiera no sólo quedar en la estrategia de unidad de la industria nacional.

Algunos datos diagnósticos de la presencia de la industria mexicana en Estados Unidos en este campo se proporcionaron en el Wilson Center: ese importaba hasta ahora la mayor proporción de medicinas de China 23.9 por ciento), Alemania (6.7 por ciento) y la India (4.7 por ciento).

En esa lista México se ubica en el lugar 18 de países que colocan sus productos en aquel mercado cuyo valor total es de 650 mil millones de dólares, eso equivale al 48 por ciento del mercado mundial mientras Europa significa apenas 25 por ciento.

Jeffrey Kucik, global fellow del Wahna Institute for Estrategic Competition del Wilson Center brindó un dato de lo que hasta hizo la industria en aquel país remando contra corriente, mientras en 2020 la farmacéutica mexicana captó el 0.8 por ciento de las importaciones en Estados Unidos para este 2024 alcanza ese 1.4 por ciento de las compras.

Sin duda es una buena noticia es que hay todo por apostar y por hacer, más aún si consideramos que en la frontera de Baja California y San Diego hacia California hay una experiencia de décadas sobre el turismo estadounidense para adquirir las marcas mexicanas no sólo por el precio sino también por la calidad.

Los desafíos en esta nueva apuesta no sólo se refieren a la apuesta de inversión para acercar insumos, infraestructura, capacitación, especialización, nuevos empleos, fortalecimiento de la capacidad instalada, se requiere de una contraparte que en los últimos años no ha sido la mejor compañía para enfrentar una pandemia.

Me refiero al entramado de gestión administrativas y regulatorias de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y a la política pública que definirá las acciones para los próximos años. Todo con el propósito de cumplir los criterios que establece la FDA.

Ello incluye vislumbrar la posibilidad de que los centros de investigación e instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o el Tec de Monterrey puedan incorporarse a los cluster de desarrollo o generar nuevos polos biotecnológicos en otros puntos del país.

Si observamos las 45 empresas integradas a la AMELAF observamos que en realidad tenemos una concentración en el centro del país. La plataforma de los laboratorios se ubica en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, donde se integran el estado de México, Querétaro y Morelos.

De ahí el que se puede considerar como un verdadero cluster especializado de la industria está en la zona metropolitana de Guadalajara con un buen número de empresas, pero también diversas a donde confluyen algunas que tienen presencia en Guanajuato y Michoacán.

Pero de ahí, el foco que apunta al mercado estadounidense sin duda está en Baja California con la presencia de tan sólo tres laboratorios pujantes en la atención comercial que genera el estado vecino de California a través de Tijuana y Tecate.

Esto no es nuevo, desde hace una década el estudio de Intercambio transfronterizo de servicios de salud y medicinas en la región de Tijuana y San Diego, que se realizó en la Universidad de Guadalajara ya escribía que en 2001 una encuesta de la Universidad de California en Los Ángeles registró que un millón 60 mil californianos llegaron a recibir atención médica, cuidados dentales y otros servicios de cuidados de salud.

En 2006 los médicos particulares en Tijuana estimaron la atención de 12 mil pacientes frente a sólo tres mil por día, mientras 250 mil personas visitaban ese lugar para comprar medicinas prescritas o solicitar atención médica y dentales. Eso era un mercado de 500 millones dólares anuales.

De entonces a la fecha la población que transita en ese punto y desde Mexicali se triplicó y el impacto económico se prevé con un crecimiento significativo. Más aún si consideramos que en su mayoría no cuentan con seguro médico y los consultorios de las farmacias mexicanas son una alternativa.

La otra es que los medicamentos son más baratos y se pueden obtener sin receta. El mismo estudio de la Universidad de Guadalajara registraba entonces que los ahorros eran de 30 a 50 por ciento en el precio de consultas, hasta de 80 por ciento en los tratamientos quirúrgicos, es decir, ahorros de hasta 20 mil dólares si se requerían cirugías.

Hoy a decir de la AMELAF los medicamentos mexicanos que más se exportan a ese país son los oftalmológicos, las anestesias dentales, algunos oncológicos y ansiolíticos.

El mercado está abierto, las oportunidades a la puerta, se sabe que por su naturaleza la industria farmacéutica tiene espacios de reacción menos acelerados que en otras áreas, lo que sí es que el momento es este, veremos qué acciones se emprenden para tomarlo o como en otros lo dejaremos ir.

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