LOS PRECRITERIOS DE POLITICA ECONOMICA PARA EL 2025 (I) “Diagnóstico del estado casuístico de una economía”

El Hijo del Camionero

Por: Dr. Mario Rodolfo Cid de León Carraro

Coordinador del Grupo de Estudio y Análisis

Político Económico de Nezahualcóyotl

 

@MRODOLFO_CID

 

 

En México como en otro cualquier país del mundo, se emprende un proceso y un ciclo para la planeación de las finanzas publicas y con ello la operación del gobierno para satisfacer las necesidades del estado, en un periodo determinado; en nuestro ese periodo se denomina año fiscal y es coincidente con el año natural, es decir abarca del 01 de enero al 31 de diciembre, del año que corresponda.

 

La planificación de las finanzas públicas, parte de una serie de supuestos o presupuestos, los que sirven de base para “establecer las cuentas”, es decir, dichos supuestos, sirven para calcular el orden de los ingresos a recaudar, para financiar el gasto publico presupuestados, dichos supuestos derivan de las previsiones que se hacen tanto de la economía mexicana, como la de algunos países o bloques, que tienen tratos con México, o bien influyen a nivel internacional; a todo ello se le denomina Criterios de Política Económica y que forman parte de la programación de las finanzas públicas.

 

Previo a la entrega de los Criterios de Política Económica, antes de la conclusión del primer trimestre, se presenta un documento denominado, en este caso pre-criterios de política económica para el ejercicio fiscal del año 2025, documento que sirve de base para inicial la planificación que se ha mencionado; dicho documento se confecciona con proyecciones basadas en datos del cierre del ejercicio fiscal del año 2022 y del primer semestre del año 2023, ello porque las agencias estadísticas, llámese INEGI, Banco de México y la misma Secretaria de Hacienda y Crédito Público, no tienen las cifras firmes y definitivas del ejercicio fiscal anterior, es decir 2023 y las cifras firmes del primer semestre del ejercicio fiscal 2024, por lo que se usan proyecciones, lo que lleva a que los Criterios, podrían ser solo un ajuste, hasta cambiar diametralmente.

 

Respecto a lo expuesto, la secretaria de Hacienda y Crédito Público, estima que, para el cierre del Ejercicio Fiscal del año 2024, el crecimiento de la actividad económica en México mantenga un buen desempeño, impulsado por el comportamiento del mercado interno, el cual continuará beneficiándose del aumento del empleo y los efectos permanentes del gasto en infraestructura y protección social, es decir, dicho crecimiento no se basa solamente en el aumento de la producción y la masa salarial, sino que juega un papel importante el gasto financiado a través de programas sociales, lo que indudablemente impactara en la baja de la calidad de diversos servicios públicos.

 

La autoridad hacendaria espera que los sectores con mayor integración a la economía de Estados Unidos podrían verse beneficiados por el impulso que han tenido la inversión extranjera y la manufactura, donde se ha visto una mayor construcción de plantas manufactureras dentro y fuera de este país lo que, sin lugar a duda, consolida la dependencia del sector externo hacia un solo país y, por tanto, los niveles de incertidumbre se mantendrán altos.

 

En este contexto, se estima que, al cierre de 2024, los ingresos presupuestarios se ubiquen ligeramente por arriba del nivel estimado en el Paquete Económico 2024, donde evidentemente los ingresos por cobro de impuestos desempeñan un papel relevante, no obstante, no se acompañan ni del crecimiento estructural necesario y tampoco se incorporan mas entes y entidades a la base de contribuyentes.

 

La dinámica internacional, permite a la autoridad asumir, que podrán obtenerse mayores ingresos petroleros, como resultado de un mayor precio de la mezcla mexicana, así como un aumento por encima de lo programado de los ingresos tributarios, por una mejor actividad recaudatoria, lo que indudablemente es positivo. Para 2025, se prevé un incremento de los ingresos presupuestarios respecto a lo estimado para 2024, derivado de la solidez de la actividad económica y la creación de empleo, así como el desempeño en la recaudación tributaria que continuará beneficiándose de los efectos positivos de las medidas de eficiencia.

 

En el caso de la política de gasto, en lo que resta de 2024, ésta se mantendrá orientada a la culminación de obras de infraestructura iniciadas en 2019, es decir cuatro años de procesos, cuyos compromisos era realizarlos en la mitad del tiempo, así mismo se generaran provisiones sobre múltiples programas sociales, cuyo sostenimiento totalmente inviable, solo podrá darse a través de la reducción drástica de los gastos operativos.

 

Para 2025, se estima una consolidación fiscal con un menor gasto, como resultado de una disminución del costo financiero asociado a un entorno de menores tasas de interés y un menor gasto programable que excluye gasto no recurrente previsto en 2024, es decir, se reducirá a un más el aparato gubernamental, lo que implica ya no solo descuidar áreas, sino abandonarlas; si estas acciones no se clasifican como neoliberales, entonces habrá que buscarles denominación.

 

Los Requerimientos Financieros del Sector Público ascenderán a 5.90% del PIB en 2024, mayores en 0.50 puntos porcentuales respecto a lo estimado en el Paquete Económico 2024, además de que, en 2025, se anticipa un ajuste a la baja del déficit público, reflejándose en niveles de requerimiento financiero del 3.00% del PIB, por lo que la deuda pública se mantendrá en un nivel estable de 50.2% del PIB, lo que indudablemente significa un incremento.

La economía estadounidense registró un crecimiento trimestral de 0.80% real en el último trimestre de 2023, por lo que cerró el año con un crecimiento de 2.50%, cifra por encima del 1.9% registrado el año previo; ese crecimiento en 2023 fue impulsado, principalmente, por el consumo privado, que aportó 1.50 puntos porcentuales al aumento del PIB. Durante todo el año este indicador mostró un comportamiento positivo atribuido a la creación de empleo, que sigue sin ser de calidad y al aumento de los salarios reales, por lo que la demanda de productos mexicanos puede verse beneficiada.

La actividad económica de la Unión Europea y particularmente de sus miembros que utilizan el euro, registró un nulo crecimiento en el cuarto trimestre de 2023, tras una contracción de 0.10% en el tercer trimestre respecto al trimestre previo, así, el PIB registró un crecimiento anual de 0.50% en 2023, cifra por debajo del 3.40% del 2022. El menor crecimiento se explicó, principalmente, por una desaceleración en el consumo privado y la inversión relacionado con el efecto rezagado de los altos precios de energéticos que afectó la capacidad industrial y la confianza del consumidor, lo que indudablemente propicia una baja en la demanda de productos mexicanos. La producción industrial se contrajo 2.4% en 2023, luego de que en 2022 tuviera un crecimiento de 2.30%. Este desempeño provino en gran parte de una caída significativa en la producción manufacturera intensiva en energía que representa el 46% del total, impactando en las industrias de la química, de caucho y plástico, y fabricación de metales.

En China el crecimiento del PIB se desaceleró de una tasa promedio de 1.20% trimestral en los cuatro trimestres anteriores a una tasa trimestral de 1.0% en el cuarto trimestre de 2024, como resultado, el PIB registró un crecimiento anual de 5.20%, si bien el resultado estuvo por encima de la meta oficial de 5.0%, se observó una tendencia de desaceleración en la última década, lo que pudiera disminuir el consumo internacional.

Respecto a la economía mexicana en 2023, esta ligó tres años de crecimiento por arriba de su promedio histórico al registrar una tasa de crecimiento de 3.20% anual, lo que resulta totalmente insuficiente, ya que el crecimiento necesario para abatir de forma definitiva la pobreza y generar una sociedad de clases medias, se requiere un crecimiento del 7% anual, lo que resulta imposible alcanzar en el modelo actual.

El desempeño de la economía obedeció a los altos niveles de inversión, sobre todo externa, lo que deja claro la alta dependencia económica del país, del capital extranjero; la inversión privada creció 19.50% en 2023, lo que significó la mayor tasa desde 1996 cuando inició el registro, cabe analizar que como ante una clara descomposición del estado de derecho, los inversionistas externos, mantienen confianza en el país, pero independientemente de ello, también tuvieron que ver los cambios en las tendencias globales sobre el intercambio comercial y el fenómeno de la relocalización de empresas.

 

Por su parte, la inversión pública ligó dos años con crecimientos, derivado del efecto de las obras públicas para la refinación de petróleo y el incremento de la conectividad en la región sur y sureste del país, obras que por si mismas, hasta ahora generan perdidas.

 

El aumento de las remuneraciones en términos reales, así como el mejoramiento de las condiciones laborales y la creación de empleos favorecieron alzas en la confianza del consumidor y la demanda de crédito al consumo, lo que no puede ser negado, no obstante, se insiste en la enorme cantidad de recursos atesorados por las familias, los que han salido a circulación, previo el fin del sexenio, por lo que resulta interesante interrogar sobre las motivaciones, de usarlo en este momento.

El aumento del consumo en 4.0% en 2023 estuvo impulsado por la parte del consumo privado, el cual superó su desempeño histórico al aumentar 4.30% anual, mientras que el componente público registró el mayor incremento de los últimos cinco años, con un alza anual de 2.01%. Dentro del consumo privado, el mayor dinamismo provino de las importaciones, lo que claramente explica el porque la revaluación del peso no tiene impacto en la baja de la inflación, en el entendido de un aumento del poder adquisitivo, ya que son los bienes no duraderos los más demandados, mientras que el consumo nacional aumentó en 1.7% por el efecto de los servicios y bienes duraderos.

Por su parte, la inversión total registró la mayor contribución al crecimiento de la demanda agregada desde que se tiene registro en 1993, al crecer 19.50% anual en 2023. Destacó el componente de construcción con un alza anual de 20.80% por las obras de ingeniería civil y la edificación no residencial, además, el componente de maquinaria y equipo también creció en 18.10% anual.

Es importante señalar que, una vez terminadas las grandes obras del presente sexenio, la economía perderá la tracción que estas generan y en consecuencia, aunado a otros factores, terminara ajustándose a situaciones más reales.

En un contexto de mayores salarios y prestaciones a pesar de que no han mejorado las condiciones generales de trabajo, se ha tenido una participación laboral, aunque de mala calidad con un promedio de 60.40% en 2023, mientras que la tasa de informalidad alcanzó un promedio del 55.00%; este indicador, resulta fundamental, ya que establece que, si bien es cierto que los resultados como numero son positivos, en calidad son pésimos.

En cuanto a los empleos formales registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social al cierre de 2023 se observó un aumento de 651 mil plazas respecto del cierre de 2022, superior al promedio histórico de 631 mil, dato crítico, cuando la demanda anual de nuevos empleos es de un millón de plazas, por lo que es falso que la pobreza haya disminuido o pueda disminuir en términos reales.

El empleo creado es de muy poca calidad ya que se crearon en el sector comercio con 173,000 plazas, los servicios para empresas y hogares en 144,000 y la construcción con 136,000, por eso resulta que agencias de empleo manifiestan que existe problema para encontrar quien ocupe las plazas, ya que personas de median, alta o muy alta calificación, no son demandantes de estas, por lo que la inmigración ilegal de personas, estimulada artificialmente, esta jugando un papel pernicioso, ya que esta ocuparía esas plazas, estimulando el empleo de baja calidad, presionando a la expulsión de cuadros altamente calificados, eternizando el ciclo de pobreza en el que viven muchos mexicanos.

La inflación es otro factor, que se considera tendiente a la baja, a partir de la importación de productos agroalimentarios, con los que se ha subido la oferta, para presionar los precios a la baja, por ello los productos que perdieron peso en el proceso inflacionario, fueron la tortilla, los aceites comestibles, los detergentes, la leche, el pan dulce y los automóviles.

En particular, la balanza no petrolera registró un saldo superavitario de 13 mil 73 millones de dólares, donde el incremento en el valor de las exportaciones manufactureras en 4.0% anual, juega un papel importante, el valor de las exportaciones automotrices creció 14.30% anual, mientras que el de las no automotrices disminuyó 0.90%, factor delicado, porque luego entonces, el país depende en su inmensa mayoría de la industria automotriz.

 

El saldo deficitario de la balanza petrolera se redujo en 16 mil 606 millones de dólares respecto a 2022, esto se explica por la alta dependencia de las importaciones de refinados y dado el aporte que en general Pemex ofrece a las finanzas públicas, indudablemente desde un punto de vista objetivo obligan a plantear una reestructuración real de la empresa, con miras a su salvamento, ya que su aporte a las finanzas públicas sigue siendo imperante.

Como pudo leerse, se buscó en este ejercicio, se han dado a conocer los pre-criterios que la autoridad hacendaria ha estimado para iniciar la planificación de la política económica para el ejercicio fiscal del año 2025, a la par de que se han analizado y hecho anotaciones sobre sus implicaciones por lo que, para concluir esta parte, se hacen las siguientes interrogaciones para su reflexión:

1.- ¿Con que se seguirá estimulando el consumo privado y con ello favoreciendo el crecimiento inercial del PIB, una vez que se concluyan las grandes obras sexenales?

2.- ¿Cómo se reducirá la pobreza, si el empleo generado y que se plantea generar sigue siendo de mala calidad?

Las respuestas quedan a su consideración.

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